“La palabra neumonía no suponía miedo para mí. El miedo era la Covid-19 y veía que la gente moría por ello. Los doctores me hablaban de neumonía, pero yo me quedaba con la Covid, para mí ese era el problema”. Amelia Izquierdo es una paciente con una enfermedad respiratoria rara. Su enfisema pulmonar por déficit de alfa-1 antitripsina es una patología respiratoria genética que en el día a día le produce falta de aire, “me ahogo si hago un esfuerzo que a lo mejor ni es en sí un esfuerzo”, es decir, cosas tan comunes como bajar unas escaleras o ir a comprar.
De normal ella toma dos inhaladores de oxígeno por la mañana, uno por la noche, una pastilla para el asma y cada 14 días una proteína para paliar el déficit de alfa-1. Hasta el momento nunca había sido hospitalizada. Hasta que llegó la Covid-19 y la neumonía que causa. “Mi enfermedad me produce ahogo pero sé controlarme, sé que tengo que parar, tranquilizarme y respirar. Pero en el hospital la neumonía y el miedo me ahogaban”, señala por teléfono Amelia. “Yo nunca había estado hospitalizada, todo era diferente a lo que había vivido”.
Llegó al hospital con una saturación de oxígeno en sangre de 72, de normal siempre la ha tenido bajo (al 93), pero esa cifra era extremadamente baja. De hecho, tenía problemas para respirar y no tenía ganas de comer. Al final le tuvieron que intubar porque no respondía a los tratamientos y no mejoraba su capacidad pulmonar. Estuvo 19 días ingresada en el hospital.
La neumonía es la causante del 15% de todas las defunciones de niños menores de 5 años en todo el mundo
Ahora, por la Covid y la neumonía, sus bronquios, que ya estaban mal por su enfermedad, están peor. Es a estos pacientes con enfermedades crónicas respiratorias, los que tienen tabaquismo, diabetes o enfermedades cardíacas los que más les afecta esta infección respiratoria y que tienen un peor pronóstico.
La neumonía, como explica la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una infección que puede estar causada por distintos agentes, ya sean virus, bacterias y hongos. En el caso de la Covid-19, el agente infeccioso, el SARS-CoV-2, al llegar a los pulmones pude generar un daño que derive en una neumonía. Esta enfermedad, la neumonía, es la causante del 15% de todas las defunciones de niños menores de 5 años en todo el mundo.
Es la primera causa de mortalidad entre las enfermedades por infecciones en los países industrializados. En España, en el año 2018, se produjeron 10.415 fallecimientos por neumonía, representando el 2,4% de todas las muertes
En España, según señala el Observatorio de resultados del Servicio Madrileño de Salud, tiene una incidencia estimada entre 2 y 10 casos por 1.000 habitantes al año, con una tasa de hospitalización que compartimos con el resto de Europa y oscila entre el 20 y el 40%. Es la primera causa de mortalidad entre las enfermedades por infecciones en los países industrializados. En España, en el año 2018, se produjeron 10.415 fallecimientos por neumonía, representando el 2,4% de todas las muertes, y según estos datos del Instituto Nacional de Estadística esto supone un aumento respecto al año anterior, y con la Covid-19 se prevé que aumenten las estadísticas.
Todas sus variantes pueden provocar en los pacientes unas secuelas pulmonares que se alarguen en el tiempo, aunque en el caso de las infecciones virales respiratorias es raro. Sin embargo, en la neumonía moderada o severa por Covid, según una investigación de Incliva, la función pulmonar sigue afectada seis meses después del alta hospitalaria. Un 22% de los pacientes más graves “pueden presentar cambios fibróticos pulmonares en la tomografía computarizada (TC) y un aumento de los biomarcadores séricos relacionados con la fibrosis pulmonar”. Algo que ya se percibió con la primera epidemia de SARS que se dio en el sureste asiático en 2003.
Es por ello que, como Amelia, miles de personas en España que han sufrido una neumonía cuando tuvieron Covid siguen con su función pulmonar afectada. “Cuando llegué a casa iba de la cama al sofá. Y ahora mis bronquios que ya estaban mal se han quedado peor”. Aunque preocupa especialmente la neumonía por neumococo porque es un problema de salud pública que se puede prevenir con una vacuna. La neumonía en cualquiera de sus variantes sigue siendo una enfermedad que puede derivar en un mal pronóstico y que sigue teniendo un gran peso en nuestro país, como ya pasaba antes de la Covid y como ha destacado esta pandemia.