En nuestro país, la mutilación genital femenina (MGF) está tipificada como delito de lesiones desde 2003 en el Código Penal de 1995 y castigada con pena de prisión de 6 a 12 años e inhabilitación de la patria potestad en el caso de menores. Más tarde, en el año 2005 se aprobó la normativa que permitía la persecución extraterritorial de la mutilación genital femenina.
La prevalencia de esta atípica práctica a varía entre grupos étnicos, pero se concentra en 30 países de África, principalmente en la región subsahariana, aunque también en otras zonas del continente. Sin embargo, con los flujos migratorios, la práctica se transformó en una realidad a abordar en muchos países occidentales, incluidos Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y los países de la Unión Europea.
Es más, aunque en España existe mucha vigilancia en esta práctica, aún siguen conociéndose casos. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad en el estudio "La mutilación genital femenina en España", se estima que el riesgo de sufrir MGF en nuestro país es de es de 15.562 entre 0 y 14 años procedentes de países donde se practica la MGF. De estas niñas, aplicando los índices de prevalencia del país de origen correspondiente y valorando el impacto del proceso de aculturación en la realización de la práctica, se estima que 3.652,13 están en riesgo de sufrir MGF. Barcelona es la provincia con el número estimado de niñas en riesgo más elevado, con 746,14 niñas. La segunda es Girona (504,025), seguida de Madrid (335,065).
"Hoy en día por supuesto que hay casos, pero no llegan a las autoridades"
“Hoy en día por supuesto que hay casos, pero no llegan a las autoridades. Lo que pasa es que la gente es cada vez más capaz de esquivar las vigilancias y saben perfectamente que les van a vigilar”, explica Hayat Traspas Ismail, responsable de comunicación de la ONG Save a Girl Save a Generation. Lo cierto es que existen protocolos en cada comunidad autónomos que mejoran el control y la persecución de la MGF, pero “no hay una buena coordinación entre las diferentes comunidades”.
“Es cierto que hay un trabajo y se está intentando implementar, pero cuando estábamos haciendo el Manual de Intervención para la Mutilación Femenina, un proyecto Europeo, nos dimos cuenta que en la realidad esos protocolos no se están implementado. La gente sabe que existe un protocolo pero no tiene claro qué es, cómo funciona o cómo puede acceder a él. A la hora de la verdad se queda como un documento muy bonito pero que en la práctica no se utiliza tanto”.
Asimismo también explica que en la actualidad, “se hace mucha vigilancia pero el foco está muy limitado porque muchas veces los sanitarios están enfocados en un solo continente, que es el africano, pero la realidad es que la mutilación femenina es prevalente en 92 países en todo el mundo, y no significa que son los únicos que lo hacen. Cuando se está focalizando en un solo grupo no estamos vigilando al resto”, confirma la experta.
"Están adelantando mucho la edad de MGF en algunos casos para evitar la vigilancia"
Aún así, este no es el único problema al que nuestro país debe enfrentarse para acabar con la MGF. Tal y como cuenta Traspas, “se está produciendo que muchas niñas van a su país de origen y no vuelven de forma tan inmediata porque saben que va a haber una vigilancia más exhaustiva, por lo que los padres dejan a su hija unos cuantos años con otros familiares con la intención de dejar que conozcan más la cultura o simplemente evitar la vigilancia”.
También sucede que, “cuando se producen situaciones de reagrupación familiar, es decir, que un miembro está en España y el resto de sus familiares vienen con él, como saben que en nuestro país está prohibido lo que hacen es cortar a la niña antes de venir a España, porque así el daño ya está hecho y no hay persecución y ya las autoridades poco pueden hacer porque la criatura ha llegado con eso”.
A esto hay que sumarle que el tipo de mutilación está cambiando. “Ahora muchas personas saben que va a haber una exploración y no le realizan una mutilación muy visible. Ahora realizan la de tipo uno que no se percibe tan fácilmente a primera vista. Además, están adelantando mucho la edad en algunos casos para evitar esa vigilancia”, sigue explicando.
Frente a esto, la asociación que preside Hayat propone “trabajar conjuntamente con los padres para asegurarnos de que su hija está sana y para buscar la forma de sensibilizar y asegurarnos que están a favor o no de la mutilación y hacer un trabajo con ellos antes de llegar a ese punto. Lo que queremos es el bienestar de esa niña”.
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