Curtis Zy-Keith Means llevaba 21 semanas en la tripa de su madre junto a su hermana gemela, C’aysa Means, cuando se produjo el parto. Con 420 gramos, un cuerpo diminuto, como una mano de un adulto, y una larga estancia en una incubadora, Curtis consiguió salir adelante. Su hermana no. Este es el caso del niño más prematuro de la historia al que le quedará una larga lucha durante su vida, tendrá posiblemente secuelas, precisará de seguimiento médico según vaya creciendo y de alimentación específica para no sufrir desnutrición.
Es la historia de Curtis, que nació en Estados Unidos, pero también es la historia de 400 niños que cada año nacen en España sin haber cumplido 25 semanas de gestación, con apenas cinco y seis meses, en el límite de la viabilidad y con su vida en riesgo, según explica para Consalud.es el presidente de la Sociedad Española de Neonatología (Seneo), el Dr. Manuel Sánchez Luna. También es en este grupo, en el de los nacimientos en el periodo de gestación de entre las 22 y 25 semanas, “donde se acumula el riesgo de tener secuelas con la prematuridad” señala el Dr. Sánchez Luna.
“Necesitamos hacer seguimiento, un mantenimiento con terapia ocupacional, asegurar la detección precoz de cualquier problema que puedan tener, ayudar a que sigan una buena alimentación…”, añade el Dr. Sánchez Luna, también jefe de Neonatología del Hospital Gregorio Marañón. Normalmente los niños que nacen con 28 semanas de gestación en adelante no tienen secuelas, o estas son leves y pueden manejarse bien.
“La prematuridad es un problema de salud pública, cuando un niño nace antes de tiempo no está preparado todavía para vivir”, recuerda el Dr. Sánchez Luna
Sin embargo, los bebes menores de las 27 semanas, sufren alteraciones visuales o auditivas, o ambas. Alrededor de un 15% de estos niños tienen parálisis cerebral, lo que les dificulta la movilidad, el aprendizaje y el desarrollo. Además, son propensos a desarrollar más infecciones como otitis. La mejora del sistema sanitario ha permitido que los niños prematuros puedan terminar de desarrollarse en incubadoras y limitar gran parte de las secuelas, pero algunas se mantienen. “Principalmente si el niño nace en un sistema sanitario no adecuado tendrá más riesgos”, indica el Dr. Manuel Sánchez Luna.
En España el sistema sanitario “es muy bueno”, aunque esto no ha conseguido frenar las tasas de prematuridad. “En 2020 hubo un 6% menos de nacimientos. De hecho cada vez hay menos nacimientos, pero a la vez de mantiene o aumenta la prematuridad”. Actualmente la tasa se encuentra en un 7,5% según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), pero la Covid-19 en mujeres embarazadas ha aumentado estas tasas, principalmente en la primera ola de la pandemia.
“La prematuridad es un problema de salud pública, cuando un niño nace antes de tiempo no está preparado todavía para vivir”, recuerda el Dr. Sánchez Luna. La hipertensión, la edad de la madre o la reproducción asistida son los principales problemas de que siga existiendo una alta tasa de prematuridad en nuestro país. Además de la situación de las mujeres, abordar la prematuridad implica factores médicos, políticos, sociales, de protección de la gestación, laborales… También mejorar la atención sanitaria e igualarla a nivel nacional. Esto último “es un gran hándicap”, denuncia el presidente de la Seneo. “Existen centros bien entrenados, pero no existe una certificación oficial y una especialidad de neonatología en el país”. Con todo ello, reducir las tasas de prematuridad está siendo difícil y con cambiar solo un factor no se va a poder reducir, “de hecho no se consigue”, concluye el doctor.