La diabetes es uno de los grandes problemas de salud pública en el mundo y en España. Solo en nuestro país hay 5,1 millones de personas con esta enfermedad que puede producir un trastorno adaptativo en los pacientes hasta habituarse a las dietas, los controles y la insulina. Hasta habituarse al cambio en su vida que supone esta enfermedad. Una patología que no solo afecta a la salud, también puede influir en la vida diaria y social o incluso en el momento de encontrar trabajo.
Sin embargo, durante los últimos años el abordaje y la calidad de vida de los pacientes han mejorado de forma significativa. Por ejemplo, y lo que más destacan los pacientes, es que ya la evolución de la tecnología ha permitido tener agujas para la insulina más pequeños y evitar tener que pincharse los dedos.
"En 1994 me diagnosticaron diabetes de tipo 1, debutaba más tarde de lo normal", explica para Consalud.es Aureliano Ruiz, que es miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Diabetes (FEDE) y presidente de la Asociación Cántabra de Diabetes. "Yo utilizaba por entonces unas agujas para inyectarme la insulina del número 12".
"El sensor te da una alta calidad de vida porque no tienes que pincharte los dedos. Estamos controlados más fácilmente y sin sufrir el dolor", narra María Sáez
Este es un tamaño de aguja especialmente grande y que de forma diaria tenía que inyectarse para asegurar que sus cuerpo tuviera esta hormona que traslada la glucosa a las células para que las usen como energía. "Ahora nos la ponemos con agujas del número 5 o incluso del 4". Además de una mejor aguja, también ha cambiado, en la diabetes de tipo 1, la manera de monitorizar la situación del paciente, los glucómetros.
"El sensor te da una alta calidad de vida porque no tienes que pincharte los dedos. Estamos controlados más fácilmente y sin sufrir el dolor", narra María Sáez, miembro también de la Asociación Cántabra de Diabetes. A ella le debutó la diabetes tipo 1 en la edad adulta hace poco tiempo, su hijo lo hizo seis meses antes por lo que ya conocía lo que suponía esta enfermedad cuando le pasó. Eso sí, lo lleva bien "pero depende del día, no todos los días son iguales".
"La tecnología supone una mejora de la calidad de vida asombrosa. También, gracias a enfermeras educadoras, el tipo 1 ha conseguido suplir la falta de ejercicio físico con la alimentación y la medicación", señala Ruíz.
Esto es algo no existe en la diabetes de tipo 2, "lo que supone una lucha para las asociaciones", señala Aureliano Ruíz. Las personas con diabetes tipo 2 no cuentan con sensores, tampoco con enfermeras educadoras que preparen a los pacientes. "
Y eso preocupa principalmente teniendo en cuenta que la diabetes en el mundo está aumentando. Según la décima edición del Atlas de Diabetes de FID, en España uno de cada siete adultos es diabético lo que coloca a nuestro país en la segunda tasa más alta de Europa. Sin embargo, un 30,3% de los afectados no están diagnosticados, lo que conlleva complicaciones graves como ceguera, amputación de miembros inferiores o incluso complicaciones potencialmente mortales como infarto de miocardio, ictus o insuficiencia renal. Y en otros casos no reciben la mejor atención.
Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, celebrado este domingo 14 de noviembre, las asociaciones piden una mayor educación, derechos y mayor atención a esta enfermedad que supone una de las principales epidemias del siglo XXI.