El 8 de marzo se celebra, como todos los segundos jueves de marzo, el Día Mundial del Riñón, un órgano que cada vez está sufriendo más las consecuencias de los malos hábitos del estilo de vida actual. La enfermedad renal crónica afecta aproximadamente al 10% de la población mundial adulta y se encuentra dentro de las 20 primeras causas de muerte en todo el mundo. Alrededor de 4 millones de personas en España padecen en alguna medida la enfermedad, de las cuales hay más de 57.000 que necesitan de Tratamiento Renal Sustitutivo (TRS – diálisis o trasplante renal), cifra que aumenta progresivamente. En Euskadi, esa cifra alcanza las 1.196 personas por cada millón de habitantes.
"La obesidad, el riesgo cardiovascular y la enfermedad renal vienen en paralelo. La obesidad, por ejemplo, hace que aumente la carga de trabajo que tiene que hacer el riñón para hacer su actividad diaria y tiene un efecto directo sobre la red de filtración. Hay una condición específica que se asocia a la obesidad, llamada glomeruloesclerosis focal", explica John Camacho, jefe del Servicio de Nefrología y Hemodiálisis de la Policlínica Gipuzkoa. "Es importante que la sociedad entienda que la obesidad, la hipertensión o la diabetes son factores de riesgo para la aparición de enfermedad renal crónica y su mal control favorece la progresión hacia un nivel más severo de la enfermedad. Cada vez es más frecuente la enfermedad renal crónica y debemos ser conscientes de que puede llegar hasta el punto de necesitar diálisis o un trasplante", subraya el nefrólogo.
"El tratamiento más importante para el riñón es controlar aquellos factores modificables que le afectan directamente, mantener una buena alimentación y evitar el consumo de medicaciones que llamamos nefrotóxicas"
"En primer lugar, debemos tener una alimentación equilibrada basada en alimentos frescos, legumbres, frutas y verduras, consumir más pescado y carnes blancas que carnes rojas y un consumo moderado de sal. En segundo lugar, mantener una adecuada hidratación, bebiendo agua no sólo cada vez que se tenga sed, en torno a los dos litros al día y evitar los refrescos con alto contenido de azúcar. En tercer lugar, es fundamental una vida activa, hacer ejercicio regularmente y evitar el sedentarismo", subraya el especialista.
"El tratamiento más importante para el riñón es controlar aquellos factores modificables que le afectan directamente, mantener una buena alimentación y evitar el consumo de medicaciones que llamamos nefrotóxicas, como los antinflamatorios. Pero sin duda, lo mejor es la prevención. Hay que tener en cuenta que la enfermedad renal se clasifica en cinco niveles. Normalmente se detecta en el estadio tres por análisis ya que no presenta síntomas y por eso ha sido llamada la epidemia silenciosa. El gran reto es que se mejore la detección, ya que hacer un diagnóstico precoz es fundamental para establecer pautas de tratamiento. Para ello, es importante que los controles se hagan de manera rutinaria a todas aquellas personas que se considere necesario teniendo en cuenta el riesgo", afirma John Camacho.