Inteligencia artificial y Big Data, al servicio de la salud: beneficios y desafíos éticos

La tecnología se ha abierto camino en el sector salud con el paso de los años, entre las herramientas más utilizadas se encuentra el Big Data y la Inteligencia artificial.

Inteligencia Artificial (Foto. Freepik)
Inteligencia Artificial (Foto. Freepik)
Ander Azpiroz
7 abril 2023 | 00:00 h

La tecnología a día de hoy forma parte de cualquier aspecto de la vida humana, ya sea para transportarse de un sitio a otro, trabajar, comunicarse, o simplemente entretenerse. Además, con el paso del tiempo los avances tecnológicos cada vez son más llamativos y permiten conseguir cosas que antes eran impensables.

Este mejora tiene un gran papel en todos los ámbitos, pero, en concreto, la salud es uno en los que más importancia ha adquirido. Desde hace años son una herramienta para mejorar tanto el diagnóstico como la prevención y el tratamiento de enfermedades. Los dos puntos en los que se fundamenta gran parte de los avances tecnológicos en el sector sanitario son el Big Data, una herramienta que agiliza el procesamiento de un gran volumen de datos, y la Inteligencia Artificial (IA), que utiliza esa información para tomar decisiones en un programa tecnológico. Es decir, no existe Inteligencia Artificial sin Big Data, ni Big Data sin Inteligencia Artificial.

La IA permite mejorar la velocidad y la precisión del diagnóstico de enfermedades, facilita la atención clínica, refuerza la investigación en el ámbito de la salud y el desarrollo de medicamentos

La rapidez en la que se ha adaptado la IA a la sanidad y el aumento de profesionales que recurren a ella han provocado que la Organización Mundial de la Salud (OMS) redactase un informe a mediados del año 2021 sobre ética. Bajo el nombre Ethics and governance of artificial intelligence for health recogen el trabajo de dos años de consultas de un grupo de expertos internacionales nombrados por la misma OMS.

Los resultados muestran una gran parte positiva de la IA, ya que permite mejorar la velocidad y la precisión del diagnóstico de enfermedades, facilita la atención clínica, refuerza la investigación en el ámbito de la salud y el desarrollo de medicamentos, y apoya diversas intervenciones de salud pública, como la vigilancia de la morbilidad, la respuesta a los brotes y la gestión de los sistemas de salud. Además del poder que otorgan a los pacientes a la hora de comprender qué les pasa y controlar los síntomas.

Sin embargo, no todo son ventajas, el nuevo informe de la OMS advierte del peligro que entraña sobreestimar la IA en la salud, sobre todo cuando se hace en detrimento de inversiones y estrategias básicas que son necesarias para lograr la cobertura sanitaria universal. Otro de los puntos negativos en los que se detienen es en la recopilación y utilización poco éticas de estos datos, como pueden ser los sesgos codificados en los algoritmos.

“Los gobiernos, los proveedores y los diseñadores deben trabajar conjuntamente para abordar las preocupaciones éticas y de derechos humanos en cada etapa"

Como conclusión del informe, señalan que a pesar que la inversión de los sectores público y privado en el desarrollo y despliegue de la IA es fundamental, el uso no regulado de la IA podría subordinar los derechos e intereses de los pacientes a los poderosos intereses comerciales de las empresas tecnológicas o a los intereses de los gobiernos en materia de vigilancia y control social. Por lo tanto, sugieren que los sistemas de IA deberían diseñarse cuidadosamente a fin de reflejar la diversidad de los entornos socioeconómicos y de atención de salud, además de acompañarse por una formación en aptitudes digitales.

“Los gobiernos, los proveedores y los diseñadores deben trabajar conjuntamente para abordar las preocupaciones éticas y de derechos humanos en cada etapa de la concepción, desarrollo y despliegue de una tecnología basada en la IA”, indican.

PRINCIPIOS PARA EL BUEN USO DE LA IA

Con el objetivo de limitar los riesgos y aumentar al máximo las oportunidades que ofrece la IA en el sector salud, la OMS propone que la reglamentación y gobernanza de la IA se basen en los siguientes principios: preservar la autonomía del ser humano, es decir, que el humano siga siendo dueño de los sistemas de salud y las decisiones médicas, algo que con el paso del tiempo parece empezar a desaparecer; promover el bienestar y la seguridad de las personas y el interés público, a través de que los diseñadores de estos sistemas cumplan con los requisitos normativos en materia de seguridad, precisión y eficacia; garantizar la transparencia, la claridad y la inteligibilidad mediante la publicación de información suficiente antes de la concepción o el despliegue de una tecnología de IA, además de que sea fácilmente accesible; promover la responsabilidad y la rendición de cuentas; garantizar la inclusividad y la equidad; y promover una IA con capacidad de respuesta y sostenible.

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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