La inmunidad absoluta contra el SARS-CoV-2continúa siendo una de las grandes incógnitas. La evidencia científica sobre la inmunidad, bien lograda tras la infección natural o mediada por las vacunas, ha ido aumentando progresivamente lo que ha permitido ir modificando las estrategias de vacunación a medida que el escenario epidemiológico ha ido variando.
En este contexto, los pacientes trasplantados se han erigido desde el primer momento como una de las grandes preocupaciones por dos motivos. El primero de ellos hace referencia a su condición, que los hace más vulnerables frente al virus, mientras que el segundo alude directamente a su sistema inmunológico y la capacidad de este para generar una protección lo suficientemente robusta. Además, los pacientes trasplantados reciben medicamentos que suprimen de forma intencionada el sistema inmunológico para evitar el rechazo de los órganos trasplantados.
Estos pacientes se encuentran incluidos en el Grupo 7 recogido en la Estrategia Nacional de Vacunación contra la Covid-19, formado por:
- Receptores de trasplante de órgano sólido, independientemente del tiempo transcurrido.
- Receptores de trasplante de progenitores hematopoyéticos o CAR-T, con primovacunación en los dos años tras el trasplante/tratamiento, en tratamiento inmunosupresor o que tengan EICH independientemente del tiempo desde TPH.
- Tratamiento sustitutivo renal (hemodiálisis y diálisis peritoneal).
- Tratamiento quimio y radioterápico en los 6 meses previos por cualquier indicación.
- Inmunodeficiencias primarias.
- Infección por VIH con 200 cel/ml (analítica de los últimos 6 meses).
- Fibrosis quística.
- Síndrome de Down con 40 o más años de edad (nacidos en 1981 o antes).
- Tratamiento inmunosupresor
Para estos pacientes la Comisión de Salud Pública aprobaba el pasado 13 de enero la inoculación de una segunda dosis de refuerzo de la vacunas contra la Covid-19 de ARNm desarrolladas por Pfizer/BioNTech o Moderna, transcurridos cinco meses desde la administración de la primera dosis de refuerzo.
“Ateniéndonos a estos resultados se puede concluir que la memoria celular también es inferior en las personas trasplantadas respecto de la población general, necesitando esta población estas dosis de refuerzo en función de su respuesta celular y la producción de anticuerpos”
La necesidad de dosis de refuerzo en pacientes trasplantados no quiere decir que no generen inmunidad. Su sistema inmune genera protección frente al virus, pero no con suficiente solidez como en el caso de las personas sanas por lo que se requiere la inoculación de dosis adicionales. Diversos estudios realizados al inicio de las campañas de vacunación masiva ya revelaban que la cantidad de pacientes trasplantados que generaban anticuerpos detectables con la primera dosis de la pauta se situaba alrededor del 17%. Hecho que no solo reforzó la imperiosa necesidad de completar la pauta primaria de vacunación sino también la inoculación de los refuerzos. Pero la inmunidad no solo debe ser medida atendiendo a los niveles de anticuerpos.
Un estudio realizado por los nefrólogos del Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha revelado que los pacientes trasplantados también cuentan con una menor memoria celular. La investigación se ha centrado en la evaluación de la respuesta inmunitaria celular en los receptores de órganos sólidos.
Para ello, analizaron la reactividad específica de las células T tras la tercera dosis de la vacuna en pacientes trasplantados para comparar su inmunidad celular con la del grupo control, formado por personas sanas que habían recibido dos dosis de la vacuna. En esta parte del estudio participaron 208 pacientes trasplantados frente a un grupo control formado por 46 personas sanas.
Los resultados indican que el 78,5% de los pacientes trasplantados tuvo una respuesta celular positiva frente al 89,7% del grupo control, observándose que las personas trasplantadas tenían tanto inmunidad celular como humoral en el 61,6% de los casos, un tipo sólo de inmunidad en el 32,6% y ninguna inmunidad en el 5,8% de los pacientes estudiados.
“Ateniéndonos a estos resultados se puede concluir que la memoria celular también es inferior en las personas trasplantadas respecto de la población general, necesitando esta población estas dosis de refuerzo en función de su respuesta celular y la producción de anticuerpos”, explica Ana Isabel Sánchez Fructuoso, jefa del Servicio de Nefrología del Hospital Clínico San Carlos e investigadora principal del estudio.