Estimulación cerebral profunda en párkinson: de ir en silla de ruedas a poder andar

Desde hace décadas se aplica la cirugía de estimulación cerebral profunda para mejorar la sintomatología del Parkinson, ahora se trabaja para hacerla más precisa

Señor en silla de ruedas (Foto. Freepik)

José Manuel Marín fue diagnosticado de enfermedad de Parkinson con 49 años, en 2008. Entonces solo tenía afectado el lado derecho con “bastantes temblores” que le limitaron su día a día. También tenía rigidez en el cuello lo que le impedía moverlo con naturalidad y la medicación no mejoraba sus síntomas. En el caso de Andrés Álvarez, este comenzó con síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa a los 25 años, pero tardaron casi 10 en diagnosticárselo y darle el tratamiento adecuado. No tuvo temblores, pero sí rigidez y problemas de movimiento, “mi situación era lamentable y tenía que ir en silla de ruedas”.

En España se calcula que hay 160.000 personas con esta patología, cifra que se espera que se duplique en los próximas dos décadas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN). La enfermedad de Parkinson no afecta exclusivamente a personas mayores, tampoco es solo cuestión de temblores. Como indica el Dr. Álvaro Sánchez-Ferro, neurólogo del Hospital 12 de Octubre, entre un 15 y un 20% de las personas con párkinson tienen menos de 50 años. En estos casos la enfermedad cursa de forma diferente ya que tienen menos problemas articulares, realizan más actividades físicas o sufren menos patologías que los mayores. En cuanto a los síntomas, un porcentaje importante no tiene temblores, siendo más característico síntomas como la lentitud de movimiento y la rigidez.

La estimulación cerebral profunda fue “lo mejor de mi vida”

Aunque actualmente el párkinson se detecta en estadios iniciales, hace diez años los diagnósticos eran más tardíos y se daban ya en estadios avanzados, lo que reducía los efectos de los tratamientos existentes. A su vez, hay casos como los de José Manuel Marín en los que los tratamientos no mejoran los síntomas de los pacientes. Son pacientes jóvenes con la enfermedad avanzada y en los que la única solución terapéutica es la estimulación cerebral profunda. Una cirugía que lleva 25 años utilizándose, y, aunque con ciertas limitaciones, ha permitido mejorar la situación de los pacientes y su calidad de vida.

A José Manuel Marín primero le operaron en 2013 del lado derecho y ahora, en septiembre de 2021, del lado izquierdo. “Estoy esperando a que se ajuste bien el aparato. Hace falta conseguir la frecuencia e intensidad apropiada y ajustar varios parámetros, pero me encuentro bien”, indica por teléfono. Gracias a la estimulación cerebral profunda ha conseguido volver a pintar y a hacer “prácticamente de todo”. En su día a día va al gimnasio, hace ciclos días alternos, padel  y tenis de mesa, además de pintura. “El ejercicio me ayuda bastante y reduce los temblores, y el tenis de mesa me ayuda a la coordinación, los reflejos y a evitar perder las habilidades que tengo”, señala.

“Me operaron en 2011, la cirugía duró una hora”, explica Andrés Álvarez, quien es también presidente de la Federación Española de Párkinson (FEP). En su caso, tras ser diagnosticado en una fase ya avanzada, el tratamiento farmacológico que recibió le produjo efectos secundarios como impulsos incontrolables. Para él la operación fue “lo mejor de mi vida”. “En mi caso se consiguió lo que se perseguía con un párkinson muy avanzado”, cuenta. La mejoría fue ostensible “pasé de ir en silla de ruedas a poder andar, y tener una vida suficientemente buena”. Tiene ahora periodos en los que se vale por sí mismo y puede hacer las actividades funcionales como cepillarse los dientes, comer o vestirse. Aunque ya comienzan a tener mayores limitaciones considera que su vida ha mejorado bastante y vive con esperanza para los nuevos tratamientos y estrategias.

CAMINO A UNA ESTIMULACIÓN DIRECCIONAL  YADAPTATIVA

La estimulación cerebral profunda es un tipo de terapia en el que se colocan electrodos en la zona del cerebro dañada por el párkinson, explica el Dr. Diego Santos, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN. Se lleva más de 25 años realizando esta intervención que ha permitido mejorar la capacidad funcional del 85% de los pacientes, según un estudio de Medtronic, con dispositivos con una eficacia más allá de los 10 años.

Esta intervención ha permitido mejorar la capacidad funcional del 85% de los pacientes

Actualmente existen dispositivos con baterías recargables, y también se está trabajando para una estimulación de dirección y adaptativa. “El concepto de estimulación adaptativa es nuevo y permitiría estimular más o menos, dependiendo de la actividad”, indica el Dr. Santos. Avances significativos que permitirían reducir el impacto de los electrodos y ajustar mejor el campo eléctrico a las dos zonas a las que suele afectar el párkinson, el globo pálido y más frecuentemente el subtálamo.

“El subtálamo es una zona muy chiquitita y necesitas controlar el campo eléctrico muy bien para evitar que provoque daño en otras zonas o efectos adversos”, manifiesta el Dr. Sánchez-Ferro. “Actualmente se ha trabajado muy bien la zona concreta con electrodos direccionales que permiten controlar el campo eléctrico”. Para ello se han desarrollado en vez de los anillos que existían antes unas especies triangulares que permiten estimular de forma más correcta el espacio afectado.

“Otro avance son los potenciales de campo local, una técnica que permite recoger las bandas betas y ver cuál es el patrón estructural del párkinson”. Si se identifica el patrón, indica el neurólogo Sánchez-Ferro, y se ve que es característico se podría adaptar el tratamiento y ajustarlo la estimulación, algo que de momento se está estudiando principalmente en Japón y que posiblemente acabe llegando a España. Investigaciones que llegarán pero por las que “no hay que olvidar que los sistemas existentes funcionan bastante bien, teniendo en cuenta que la enfermedad no es curable y que es progresiva”, concluye el Dr. Sánchez-Ferro.

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