Numerosas investigaciones científicas han relacionado la falta de sueño con un peor funcionamiento de la memoria, ofreciendo entre otras conclusiones que, si no se duerme lo suficiente, el cerebro tiene más dificultades para absorber y recordar información nueva, mantener la capacidad de concentración y, en casos extremos, afectar el juicio.
Pero los efectos negativos de la falta de sueño pueden ir más allá y desencadenar en enfermedades crónicas e, incluso, neurodegenerativas. Según la doctora Verena Senn, “se sabe desde hace mucho tiempo que el sueño leve se asocia con un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer. En 2012, investigadores en Dinamarca y Estados Unidos identificaron una posible razón: descubrieron que durante el sueño las células del cerebro se encogen y crean más espacio entre ellas, lo que permite un mayor flujo del líquido que elimina la basura celular que se acumula en nuestro cerebro durante el día (sistema glifático). Y dado que entre la basura celular se encuentra amiloide mal plegado, la proteína que forma las famosas placas en el cerebro de los pacientes con enfermedad de Alzheimer, dormir poco podría ser una causa o contribuir a la progresión de esta enfermedad (entre otras)".
La OMS recomienda dormir entre 7 y 9 horas de sueño diario y siempre por la noche
La Organización Mundial de la Salud recomienda dormir entre 7 y 9 horas de sueño diario y siempre por la noche. Desafortunadamente, no todo el mundo duerme la cantidad diaria recomendada, lo que conduce a efectos negativos sobre la salud. En el Día Internacional del Alzheimer, Emma Colchón recuerda la importancia de dormir las horas necesarias para prevenir enfermedades, y ofrece una serie de recomendaciones para conseguir un descanso reparador. Entre ellas, evitar la cafeína a partir de las 3 de la tarde, el alcohol y las cenas tardías y abundantes, habituarse a acostarse y levantarse a la misma hora (la regularidad mejora la calidad y la cantidad del sueño), mantener una temperatura ambiente de unos 19º en la habitación, darse una ducha caliente y evitar las pantallas electrónicas con luz brillante y actividades excitantes antes de irse a la cama y, lo que es también muy importante, contar con un colchón y una almohada adecuados para garantizar la calidad del sueño.
El equipo de I+D de Emma Colchón está compuesto por neurocientíficos, ingenieros y expertos en materiales, que investigan cada día para desarrollar colchones que cumplan con todas y cada una de las características que deben tener para permitir un descanso saludable: apoyo óptimo de la columna vertebral, transpirabilidad, durabilidad, adaptabilidad a todos los tipos de cuerpos y pesos, independencia de lechos, baja resistencia al cambio de posición, etc. Este intenso trabajo de investigación le ha permitido a la compañía recibir diversos reconocimientos por parte de organizaciones independientes y de consumidores por la calidad de sus colchones.