Cada 26 de marzo el mundo celebra el Día Mundial de la Prevención del Cáncer de Cuello Uterino con el objetivo de aumentar la concienciar de la importancia de la prevención en la aparición de esta enfermedad ya que, con un diagnóstico temprano y oportuno, pueden revertirse las cifras actuales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en 2020 se registraron en todo el mundo más de 604.000 nuevos casos de cáncer cervicouterino y se produjeron alrededor de 342.000 muertes.
El cáncer de cuello uterino es el cuarto tipo de cáncer más frecuente entre las mujeres de todo el mundo y uno de los principales problemas es la desigualdad que existe entre las distintas regiones del mundo. Mientras que hasta el 90% de los nuevos casos y muertes se producen en países de medios y bajos ingresos, las naciones con más recurso han puesto en marcha programas de cribados periódicos y de tratamiento que posibilitan la detección temprana, así como campañas de vacunación de contra el virus del papiloma humano (VPH).
En este sentido la inmunización, no sólo de las niñas sino también de los niños como ya se está avanzando en muchos países, es fundamental ya que los tipos 16 y 18 de los virus del papiloma humano son los responsables de cerca del 50% de las lesiones precancerosas del cuello uterino de gran malignidad, de acuerdo con la evidencia publicada por la OMS. La combinación de la vacunación contra el VPH, los programas de cribado y el tratamiento de las lesiones precancerosas son el mecanismo costo-eficaz más eficiente a la hora de prevenir el cáncer de cuello uterino que puede curarse en un alto porcentaje de casos si se diagnostica en una fase temprana y el tratamiento se inicia con prontitud.
En 2020 la Estrategia Mundial para Acelerar la Eliminación del Cáncer del Cuello Uterino como Problema de Salud Pública, adoptada en el marco de la Asamblea Mundial de la Salud, se establece la necesidad de un enfoque integral para prevenir y controlar este tipo de cáncer mediante intervenciones orientadas a todas las etapas de la vida. En términos de prevención primaria se aconseja la vacunación frente al VPH en niñas de nueve a 14 años, pero también a los varones. La vacunación contra los virus del papiloma humano sin distinción de sexos es fundamental para prevenir todos los cánceres asociados ya que el cáncer de cuello uterino es solo uno de los muchos que estos virus pueden provocar tanto en mujeres como hombres.
Cabe resaltar que se estima que cada año se detectan más de 570.000 casos de cáncer nuevos relacionados con el VPH en mujeres y más de 60.000 entre hombres. En España, por ejemplo, la actualización del Calendario de Vacunación a lo Largo de Toda la Vida incluye la vacunación frente al VPH de todos los varones a los 12 años de edad.
Actualmente la OMS ha precalificado cuatro vacunas que protegen frente a los virus del VPH 16 y 18, responsables de cerca del 70% de los casos de cáncer de cuello uterino. La vacuna nonavalente protege contra otros cinco tipos adicionales de VPH oncogénicos, que causan otro 20% de los cánceres de cuello uterino. Dos de las vacunas también protegen contra los tipos 6 y 11, causantes de verrugas anogenitales. La literatura científica de la que se dispone sugiere que las vacunas contra los virus del papiloma humano funcionan mejor si son administradas antes de que se inicien las relaciones sexuales y con ellas la exposición al virus.
La combinación de la vacunación contra el VPH, los programas de cribado y el tratamiento de las lesiones precancerosas son el mecanismo costo-eficaz más eficiente a la hora de prevenir
En la primera etapa de prevención temprana, más allá de la piedra angular que supone la vacunación, desempeñan un importante papel acciones como la educación sexual adaptada suministro e incluso la OMS contempla la circuncisión de los varones como una opción preventiva.
Si hablamos de prevención secundaria esta establece a partir de los 30 años para las mujeres en general y a los 25 para las mujeres que viven con el VIH. Las mujeres que viven con el VIH tienen hasta seis veces más probabilidades de padecer cáncer de cuello uterino. Se establecen como necesarias en esta etapa de prevención las pruebas de cribado de alta precisión y el tratamiento inmediato en aquellas mujeres con un resultado positivo para el VIH.
En cuanto a la prevención terciaria, esta debe aplicarse a todas las mujeres según sea necesario. Se contempla el tratamiento del cáncer invasivo a cualquier edad mediante opciones como cirugía, radioterapia, quimioterapia y los cuidados paliativos.
Las metas que la OMS persigue con su estrategia (90-70-90) para el año 2030 se fundamentan en:
- El 90% de las niñas totalmente vacunadas contra el VPH antes de los 15 años.
- El 70% de las mujeres examinadas mediante una prueba de alta precisión antes de los 35 años y de nuevo antes de los 45 años.
- El 90% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de cuello uterino reciben tratamiento (el 90% de las mujeres con lesiones precancerosas reciben tratamiento y el 90% de las mujeres con cáncer invasivo reciben la atención pertinente).
El conocimiento es la mejor herramienta de prevención en la lucha contra el VPH. De forma histórica la sociedad y la comunidad médica se han centrado en las mujeres, pero debemos cambiar esa percepción sobre el VPH ya que es un problema de salud que afecta a todos y en el que todos somos parte de la solución. La vacunación sin excepción de mujeres y hombres es uno de los ejes vertebrales para la prevención del cáncer de cuello uterino y el resto de cánceres con los que se asocia el VPH.