El 31 de mayo de 2021 la Asamblea Mundial de la Salud acordaba fijar el 30 de enero como el Día Mundial de las Enfermedades Tropicales Desatendidas. Hablamos de un grupo heterogéneo compuesto por 20 enfermedades que tienen una elevada prevalencia en las áreas tropicales y afectan a más de mil millones de personas, la gran mayoría pertenecientes a comunidades empobrecidas. Estas enfermedades están causadas por diversos agentes patógenos como virus, bacterias, parásitos, hongos y toxinas.
El listado de las enfermedades tropicales desatendidas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), está compuesto por: úlcera de Buruli; enfermedad de Chagas; dengue y chikungunya; dracunculosis; equinococosis; trematodiasis de transmisión alimentaria; tripanosomiasis africana humana; leishmaniasis; lepra; filariasis linfática; micetoma, cromoblastomicosis y otras micosis profundas; oncocercosis; rabia; sarna y otras ectoparasitosis; esquistosomiasis; helmintiasis transmitidas por el suelo; envenenamiento por mordeduras de serpiente; teniasis/cisticercosis; tracoma, y pian.
La calificación de desatendidas responde al reducido foco económico, político y social que se pone sobre estas. Incluso en un contexto en el que los países trabajan y aúnan esfuerzos para alcanzar la Cobertura Sanitaria Universal, continúan siendo muy pocos los recursos que se destinan a estas enfermedades. Son prácticamente ignoradas por las agencias globales de financiación.
El pasado mes de octubre la OMS informaba de que entre los años 2015 y 2019 más de mil millones de personas habían recibido intervenciones contra al menos una enfermedad tropical no transmisible cada año. Un avance que ha permitido ciertos progresos en la reducción de la prevalencia e incidencia de algunas de estas enfermedades. Pero la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha tenido un impacto significativo que ahora requiere redoblar los esfuerzos en la lucha contra estas enfermedades.
A través de un documento publicado por la agencia de salud de la ONU se establece que para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados para 2030, “aún se necesitan esfuerzos sustanciales para acelerar el progreso”. La OMS valora positivamente que se haya alcanzado un “entendimiento común” sobre el fomento del “control sostenible integrando los programas de enfermedades tropicales desatendidas en los sistemas nacionales de salud”, e insta a la colaboración más allá del ámbito de la salud para lograr el desarrollo de mejores herramientas de diagnóstico y tratamiento que sean más eficaces y asequibles. El ODS 3.3 contempla para 2030 “poner fin a las epidemias del sida, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles”.
Acabar con las enfermedades tropicales desatendidas se traduciría en un ahorro, en términos de gasto sanitario, superior a los 342.000 millones de dólares entre 2015 y 2030
En el año 2019 las enfermedades tropicales desatendidas provocaron alrededor de 200.000 muertes en todo el mundo, siendo las responsables de 14,5 millones de años vividos con discapacidad. Se suman los elevados costes económicos a los que tienen que hacer frente quienes sufren estas enfermedades. Familias, en su mayoría, con escasos recursos lo que fomenta un círculo vicioso al que difícilmente puede ponerse fin.
El referido documento elaborado por la OMS calcula que acabar con las enfermedades tropicales desatendidas se traduciría en un ahorro, en términos de gasto sanitario, superior a los 342.000 millones de dólares entre 2015 y 2030.
La buena noticia es que en los últimos años 46 países han logrado eliminar, al menos, una enfermedad tropical desatendida. Entre los hitos logrados, destacan:
- 199 países, áreas y territorios han sido calificados como libres de transmisión de dracunculosis, incluyendo 187 Estados miembros de la OMS. En 2021 se reportaron 15 casos a nivel global, lo que representa un descenso del 99%.
- En 2020 se reportaron 127.506 casos de lepra, lo que representan un descenso del 35% respecto a los 228.488 casos notificados en 2010.
- En 2020 se reportaron 12.737 casos de leishmaniasis visceral, lo que supone una reducción del 78% en relación a los 58.257 casos noticiados a nivel global en 2010.
- Los casos reportados de tracoma han descendido entre los años 2022 y 2021 un 76% tras pasar de notificarse 7,6 millones a 1,8 millones.
- En 2020 se reportaron 1.458 casos de úlcera de Buruli, lo que representa un descenso del 75% respecto a los 4.906 casos notificados en 2010.
- En 2020 se reportaron 565 casos de tripanosomiasis africana humana, lo que supone un descenso del 92% respecto a los 6.973 casos notificados en 2010.
Las vías señaladas por la OMS para alcanzar la meta fijada en los ODS se centran en el abordaje de las lagunas existentes en los programas específicos de estas enfermedades, a través de una hoja de ruta, hacer frente al desafío que supone el desarrollo de nuevas herramientas de diagnóstico, monitorización y evaluación, aumentar significativamente la financiación global y optimizar el acceso a los servicios de salud.
Se insta a intensificar los enfoques transversales y al desarrollo de un apoyo sostenible de los programas que luchan contra las enfermedades tropicales desatendidas.