El 24 de abril es la fecha elegida por la Conferation of Meningitis Organisations (CoMO) dentro de la semana de la inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para hacer una llamada de atención a la población general y concienciar sobre la gravedad de la meningitis o inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal, una enfermedad que anualmente afecta a más de un millón de personas en el mundo.
Tal y como explican desde la Asociación Española contra la Meningitis, esta enfermedad puede ser de origen vírico, que suele ser benigna y de consecuencias leves o de origen bacteriano, que es la más peligrosa.
En España, aproximadamente hay unas 12.000 personas afectadas al año
Fundamentalmente hay 3 tipos de bacterias causantes de meningitis, la Haemophilus Influenzae B (HiB), el neumococo y el meningococo con todos sus serogrupos (A, B, C, W, X e Y). La meningitis bacteriana (una de las formas más mortíferas y discapacitantes de esta enfermedad) puede provocar epidemias, ocasionar la muerte en 24 horas y dejar a una de cada cinco personas afectadas, con discapacidad permanente después de la infección.
Respecto a las cifras reales que engloban todos los tipos de meningitis, no se dispone de datos oficiales. No obstante, la Asociación Española contra la Meningitis estima que, en España, aproximadamente hay unas 12.000 personas afectadas al año. De ellas 2.000 serían bacterianas y 10.000 víricas. Además, la Organización Mundial de Salud (OMS) estima que la meningitis afecta a 2.500.000 personas cada año.
HOJA DE RUTA DE LA MENINGITIS
Los datos hablan por sí solos. Es por ello que derrotar a la meningitis, es uno de los objetivos fijado para 2030 por la OMS. En concreto, la primera hoja de ruta mundial relativa a la meningitis establece, a través de un extenso documento del que se extraen las principales líneas en este texto, un plan para hacer frente a las principales causas de la meningitis bacteriana aguda (meningococo, neumococo, Haemophilus influenzae y estreptococos del grupo B).
Los tres objetivos son: eliminar las epidemias de meningitis bacteriana; reducir el número de casos y defunciones por meningitis bacteriana prevenible mediante vacunación; y, por último, reducir la discapacidad y mejorar la calidad de vida después de una meningitis debida a cualquier causa.