La pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto negativo en la salud mental de la población general y así lo confirman los datos. Depresión, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, suicidios y tentativas de suicidio, son patologías mentales a la orden del día que han aumentado en número de casos o en gravedad, a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus.
Los sanitarios, por haber estado en primera línea de batalla contra un virus hasta entonces desconocido, han sido uno de los colectivos más afectados. El miedo, las jornadas interminables, la precariedad, el aislamiento y el sufrimiento y estrés provocados por la situación de crisis, han comprometido la salud mental de los profesionales a tal nivel, que las tasas de suicidio entre los sanitarios es mayor que en la población general.
Ya antes de la pandemia, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) notificaba que la tasa de suicidio era casi el doble entre la profesión médica (1,3%), que entre la población general (0,8%). “Antes de la pandemia, la principal causa de muerte no natural era el suicidio entre los médicos. Es una situación que ya prevalecía antes y que con la pandemia, como todo, ha empeorado”, tal y como explicaba a ConSalud.es la vicepresidenta primera del CGCOM y coordinadora del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (Paime), la Dra. Manuela García.
Y lo peor es que estos problemas de salud mental no solo afectan a los sanitarios una vez comienzan a ejercer, sino que ya empiezan a gestarse mucho antes, durante la carrera
En esta línea, una macroencuesta del Consejo General de Enfermería (CGE) confirma que el 85% de las enfermeras tiene algún problema de salud mental, una cifra que desciende hasta el 35% en la población general. Asimismo, un 88% de los profesionales de la Enfermería sufre estrés, el 67% padece ansiedad de moderada a alta y el 58% tiene miedo e insomnio. El dato más crítico: un 33% sufre depresión, “una patología mental compleja que está acompañada de un mayor riesgo de suicidio. Una inestabilidad emocional enorme”, aseguraba a este medio el secretario general del CGE, Diego Ayuso.
El síndrome de burnout o ‘estar quemado’ es otro de los trastornos de salud mental que están a la orden del día. Se trata de un síndrome contagioso caracterizado por el cansancio emocional, la despersonalización del paciente y la baja realización y satisfacción con el trabajo realizado. Según recoge la Sociedad Galega de Medicina Interna (Sogami), hasta un 40% de los profesionales padecen burnout. Las horas extra, la precariedad y las malas condiciones, son algunos de los palos en la rueda que favorecen que los profesionales estén cada vez más desmotivados con su trabajo.
Y lo peor es que estos problemas de salud mental no solo afectan a los sanitarios una vez comienzan a ejercer, sino que ya empiezan a gestarse mucho antes, durante la carrera. Así, el estudio DABE – siglas de depresión, ansiedad, burnout y empatía – realizado por el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), ofrece datos que son “bastantes alarmantes” para Luciana Nechifor, la presidenta del CEEM.
Este estudio, publicado en la revista Plos One, revela que un 41% de los alumnos presenta algún síntoma de depresión, mientras que hasta el 10% padece depresión severa. Son cifras que duplican la incidencia en la población general, una vez que el Instituto Nacional de Estadística recoge que la depresión afecta a alrededor del 5% de la sociedad.
Las guardias favorecen el cansancio de los profesionales, el deterioro cognitivo y aumentan el riesgo de problemas como el burnout, la depresión o la ansiedad
Por otro lado, entre el 20 y el 25% de los más de 5.200 estudiantes que participaron en la encuesta notificaron síntomas de ansiedad, mientras que un 36,8% padece síndrome de burnout. Nechifor explica que “los planes de estudio tan demandantes y las muchas horas diarias de estudio, clases y prácticas”, podrían ser los causantes de este cansancio emocional y alteraciones de salud mental de los estudiantes.
Las guardias de 24 horas son otra de las grandes batallas de los médicos. Estas jornadas de 24 horas impactan negativamente no solo en los profesionales sanitarios, también en los pacientes. Las guardias favorecen el cansancio de los profesionales, el deterioro cognitivo y aumentan el riesgo de problemas como el burnout, la depresión o la ansiedad.
“¿Te imaginas estar 24 horas seguidas trabajando? Te volverías loca”, comentaba un R1 de Pediatría en ConSalud.es, a la vez que denunciaba que la responsabilidad y la tensión que provocan las guardias, favorece que haya errores en la atención sanitaria. Errores que pueden ser fatales y podrían evitarse con unas mejores condiciones de trabajo para los médicos. “Es imposible atender a un paciente a las tres de la madrugada de la misma forma que has atendido al de las nueve de la mañana", insisten los sanitarios
¿QUIÉN CUIDA A QUIEN NOS CUIDA?
Toda esta problemática se ve agravada por el hecho de que “en muchas ocasiones, el médico no sigue los mismos pasos que otra persona cuando tiene un problema de salud”, lamenta la Dra. García. “Conocen la farmacopea, se maltratan con medicación, van tarde, acuden tarde y piden ayuda tarde…” En otras palabras, en demasiadas ocasiones, la salud de los profesionales que nos cuidan, es la más descuidada.