Dengue. Una patología viral transmitida por la picadura de un tipo de mosquito, el Aedes sp, el mismo que también puede provocar chikungunya, zika y fiebre amarilla. En nuestro imaginario colectivo, todas estas enfermedades suenan lejanas, más típicas de zonas tropicales que de Europa.
En los últimos años, explica la especialista en enfermedades tropicales de Médicos Sin Fronteras, la Dra. Carolina Nanclares – que atiende a este medio desde la República Centroafricana –, la incidencia del dengue no ha hecho más que crecer y expandirse geográficamente. Entre otros, “gracias al desplazamiento de personas con las enfermedad y vectores hacia donde no había casos”.
Aunque es una enfermedad que suele ser asintomática – lo cual dificulta su detección en muchas ocasiones – los síntomas más comunes cuando se desarrolla son fiebre, dolores en todo el cuerpo y, en el peor de los casos, la muerte. Desde MSF estiman que alrededor de 20.000 personas fallecen por causa del dengue cada año.
Hasta la fecha, comenta Bueno, se han registrado seis casos autóctonos de dengue en nuestro país, en Murcia y Cataluña. Francia, Italia, Croacia y otros países mediterráneos también han contado con casos propios. “Es un riesgo latente que hay que controlar para que no vaya a más”, insiste el Dr. en Biología. Por eso “cada vez tenemos que ir pensando más en estas patologías tropicales” cuya expansión, está “sin duda motivada por la globalización y el cambio climático”.
Con la globalización, hemos importado, a través del transporte de mercancías entre otros, al mosquito tigre. Y con el cambio climático, este insecto ha encontrado las condiciones favorables para establecerse. Este cambio climático, “puede llevar a la expansión de la distribución del vector y a un aumento de la incidencia de la enfermedad en el futuro”, añade la doctora de MSF.
“De momento no hay una vacuna universal contra el dengue, y la que existe, tiene aún demasiadas particularidades”, resalta Rubén Bueno
La enfermedad del dengue carece de tratamiento. La única forma de tratar la patología reside en medidas de soporte vital y control de síntomas. Además, aunque ha comenzado a desarrollarse una vacuna contra el dengue, aún está lejos de ser un arma útil para el control de la enfermedad. “Por suerte”, mediante el diagnóstico temprano y una atención adecuada, la tasa de mortalidad disminuye hasta suponer apenas el 1% de los casos, señalan desde Médicos Sin Fronteras.
Hasta el momento, la única vacuna comercializable solo se recomienda para las personas que ya hayan sido infectada y que residan en zonas donde el virus es endémico. “De momento no hay una vacuna universal contra el dengue, y la que existe, tiene aún demasiadas particularidades”, resalta Rubén Bueno.
La prevención y fumigación son las principales armas para luchar contra esta patología. El primer paso, evitar la picadura del mosquito. El segundo, impedir que este insecto se reproduzca. Y también sería esencial, “establecer un acuerdo a nivel mundial, como ha pasado con la Covid-19, para invertir en medidas preventivas para luchar contra la enfermedad, ya que la línea entre ‘tropical’ y ‘no tropical’ cada vez se borra con más facilidad”, concluye el biólogo.