La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa de que sólo en 2021 más de 1,6 millones de personas fallecieron en todo el mundo como consecuencia de la tuberculosis, enfermedad provocada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis. De estas, alrededor de 187.000 eran personas que vivían con el VIH. La tuberculosis se erige como la decimocuarta causa principal de mortalidad y la segunda causa de muerte por enfermedad infecciosa, tan solo superada por la Covid-19. Las estimaciones muestran que en 2021 se registraron 10,6 millones de nuevos casos de tuberculosis (seis millones de hombres, 3,4 millones de mujeres y alrededor de 1,2 millones de niños).
Cada 24 de marzo se celebra el Día Mundial de la Tuberculosis. Una fecha en la que es necesario recordar que hablamos de una enfermedad prevenible y curable y que, a pesar de estar presente en todos los países. En 2021 el mayor volumen de casos ocurrió en la Región de Asia Sudoriental de la OMS con la notificación del 46% de los nuevos vasos. Por detrás se situaron la Región de África con el 23% de los nuevos diagnósticos y la Región del Pacífico Occidental con el 18%.
El 87% de todos los nuevos diagnósticos realizados en 2021 se produjeron en 30 países de medios y bajos ingresos que aglutinan la mayor carga global de la enfermedad. En 2020 India, Indonesia, China, Filipinas, Pakistán, Nigeria, Bangladesh y República Democrática del Congo notificaron más de dos tercios de los casos de tuberculosis registrados a nivel global.
La tuberculosis multirresistente se presenta ya como uno de los principales problemas de salud pública y una auténtica amenaza para la seguridad sanitaria. Más si tenemos en cuenta que sólo una de cada tres personas con tuberculosis resistente a los medicamentos actualmente disponibles accedió a los mismos en 2020.
¿CUÁL ES LA SITUACIÓN EN EUROPA?
A pesar de que la prevalencia y carga de la tuberculosis es mayor en los países de medios y bajos ingresos, ya hemos visto que ninguna región del mundo se encuentra a salvo de esta amenaza sanitaria. Así han querido dejarlo patente en este día la Oficina Regional de la OMS para Europa y el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) con la publicación de un nuevo informe sobre la fotografía que se observa de la tuberculosis en el viejo continente.
Sólo una de cada tres personas con tuberculosis resistente a los medicamentos actualmente disponibles accedió a los mismos en 2020
Ambos organismos advierten de que Europa está aún lejos de alcanzar los objetivos fijados en la estrategia para poner fin a la tuberculosis, reducir su incidencia en un 80% y las muertes en un 90% para el año 2030. La OMS Europa y el ECDC insisten en que contamos con las herramientas necesarias para alcanzar las metas, pero la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha tenido un impacto significativo en la consecución de los logros. Razón por la que todos los países deben renovar con urgencia sus esfuerzos y queremos cumplir con los objetivos para el año 2030.
Retomando el referido informe vemos que, a pesar de la ligera recuperación del 1,1% en 2021 en comparación con 2020, se notificaron 166.026 nuevos casos y recidivantes de tuberculosis en la Región Europea, frente a los 164.187 de 2020 y los 216.368 de 2019. Justo antes de la pandemia el viejo continente experimentó un rápido descenso tanto en términos de incidencia como de mortalidad, pero en 2021 la mortalidad por tuberculosis aumentó en relación a 2020 y la tendencia descendente se ha estancado por primera vez en las últimas dos décadas.
Los expertos explican que las tendencias epidémicas varían ampliamente con un nivel de incidencia de menos de 10 casos por cada 100.000 habitantes, pero advierten de que entre los países europeos se encuentran nueve de los 30 países con la carga de tuberculosis multirresistente más alta del mundo.
Se estima que en la región la carga de la tuberculosis resistente a la rifampicina ha aumentado: uno de cada tres casos de tuberculosis pulmonar en la región es resistente a la rifampicina y sólo el 62% de los pacientes con tuberculosis pulmonar son conscientes de su resistencia. Preocupa el hecho de que alrededor del 30% de los pacientes con resistencia a la rifampicina también presentan resistencia a las fluoroquinolas.
Entre los países europeos se encuentran nueve de los 30 países con la carga de tuberculosis multirresistente más alta del mundo
Tanto en la UE/EEE como en la Región de Europa de la OMS las tasas de éxito del tratamiento frente a la tuberculosis notificadas para todas las cohortes continúan muy por debajo de los objetivos. Los resultados satisfactorios del tratamiento para las cohortes de tuberculosis nueva y recidivante y tuberculosis resistente a la rifampicina y tuberculosis multirresistente fueron del 73,4 y el 57,2%, respectivamente. El 71,7% de los nuevos diagnósticos y recidivantes notificados en la UE/EEE en 2020 tuvieron un resultado exitoso del tratamiento a los 12 meses en 2021.
SEPTIEMBRE DE 2023, FECHA CLAVE
"A pesar de los desafíos, estos son tiempos extraordinarios", ha declarado el director regional de la OMS Europa, Hans Henri P. Kluge. Desde su experiencia aboga por aprovechar "al máximo" las nuevas tecnologías, como los diagnósticos moleculares rápidos, regímenes mejores y más cortos para la prevención, el tratamiento y la atención, así como las soluciones innovadoras de salud digital.
Kluge asegura que disponemos de "las herramientas científicas y médicas para recuperar el terreno perdido". Sin embargo, advierte de que "se necesitan urgentemente alianzas más sólidas, coherentes e invertidas entre los Estados Miembros, los organismos donantes y las comunidades afectadas si se quiere llegar a todas las personas que viven con tuberculosis para darles el tratamiento y la atención que necesitan".
El próximo mes de septiembre, con motivo de la celebración de la segunda Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre la Tuberculosis, los líderes europeos y de otros continentes se comprometerán con nuevos objetivos y establecerán nuevos hitos para poner fin a la tuberculosis.
"Estos compromisos serán una promesa que haremos para ayudar a las personas que más lo necesitan, ya que la tuberculosis es en gran medida una enfermedad de la pobreza y el abandono, envuelta en el estigma y la discriminación, que afecta a algunos de los más vulnerables", ha aseverado Kluge. "Ahora es el momento adecuado para trazar una trayectoria renovada hacia el fin de la tuberculosis en la Región Europea, y en todo el mundo, de una vez por todas".