Promover la salud, hacer del mundo un lugar seguro y atender a las necesidades de los más vulnerables para alcanzar así el mayor nivel de salud y bienestar. Con estas bases el 7 de abril de 1948 nacía la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de las Naciones Unidas, y que cada año se conmemora bajo la efeméride de Día Mundial de la Salud, fecha en la que entró en vigor su Constitución.
En estos 75 años el mundo ha cambiado significativamente y los logros alcanzados en materia de salud son notables. La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha recordado a la humanidad su vulnerabilidad y enfatizado el eje vertebral que supone garantizar la salud para nuestras sociedades, economías y formas de vida. La crisis sanitaria vivida con la Covid-19 ha evidenciado también las debilidades y carencias de nuestros sistemas sanitarios, resultado de demasiados años en los que la inversión en salud ha quedado relegada a un segundo plano. Situación que se torna aún más preocupante en los países con menos recursos.
La equidad y el acceso a una salud de calidad en todo el mundo continúa siendo una de las grandes asignaturas pendientes. La OMS define en estos términos la equidad como la “ausencia de diferencias injustas, evitables o remediables entre grupos de personas, ya sea que esos grupos estén definidos social, económica, demográfica o geográficamente o por otras dimensiones de la desigualdad”.
La salud es uno de los derechos humanos fundamentales y garantizar la equidad y acceso únicamente será posible se cumple con la cobertura sanitaria universal, es decir, garantizar que todas las personas puedan acceder a toda la gama de servicios de salud de calidad, cuando y donde los necesiten sin tener que sufrir por ello dificultades económicas.
La cobertura sanitaria universal se encuentra dentro de las metas fijadas en 2015 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030. Antes de la pandemia la cobertura sanitaria universal reportaba avances positivos en todo el mundo. De acuerdo con el Índice de Cobertura de Servicios de Cobertura Sanitaria Universal se logró pasar de 45 en el año 2000 a 67 en 2019, con los avances más rápidos registrados en la Región de África de la OMS.
Durante los meses más críticos de la pandemia, el 92% de los países reportaron problemas en la prestación de los servicios esenciales de salud. La vacunación de rutina frente a enfermedades prevenibles ha sido una de las grandes afectadas: más de 25 millones de niños menores de cinco años dejaron de recibir las vacunas sistemáticas. Si continuamos hablando de vacunas, en el caso de las desarrolladas contra la Covid-19, la brecha de desigualdad y falta de acceso entre los países en función de sus recursos económicos ha sido vergonzante.
El 30% de la población mundial carece de acceso a la atención médica esencial
Recientemente la ONU comunicaba que una mujer fallecía cada dos minutos como consecuencia de complicaciones durante el embarazo o el parto. La cifra solo en 2020 fue de más de 287.000 decesos. Mientras la incidencia del brote global de Mpox ha descendido hasta prácticamente carecer de trascendencia en los países más desarrollados, la carga de los nuevos casos se mantiene en países de ingresos medios y bajos. Naciones que también han tenido que enfrentar en los últimos meses brotes de enfermedades infecciosas como el ébola, el cólera o el virus de Marburgo. Estos son solo algunos ejemplos que recuerdan que la salud depende de los recursos económicos de cada país. ´
EL IMPORTANTE PAPEL DE LA ATENCIÓN PRIMARIA
La OMS establece como base para la consecución de la cobertura sanitaria universal reorientar los sistemas de salud hacia la Atención Primaria, ya que aproximadamente el 30% de la población mundial carece de acceso a la atención médica esencial. “El fortalecimiento de los sistemas de salud sobre la base de la Atención Primaria debería tener un impacto medible en la salud de los países”, asegura la OMS.
Tal y como informa el organismo hasta el 90% de las intervenciones esenciales en el marco de la cobertura sanitaria universal pueden llevarse a cabo en la Atención Primaria, por lo que el uso de un enfoque integrador de la Atención Primaria puede traducirse en una alta eficiencia en función de los costes. Dentro de este marco alrededor del 75% de los avances que se prevén en materia de salud en los Objetivos de Desarrollo Sostenible podrían lograrse a través de la Atención Primaria y esto supone salvar más de 60 millones de vidas e incrementar la esperanza de vida en 3,7 años a nivel global para el año 2030.
Uno de los elementos indispensables en los sistemas de salud son sus profesionales. La OMS ha denunciado recientemente una “escasez crónica de trabajadores de la salud, inversión insuficiente en su educación y capacitación, así como salarios bajos y desajuste entre las estrategias de educación y empleo”. Una situación que genera importantes desafíos.
Hasta el 90% de las intervenciones esenciales en el marco de la cobertura sanitaria universal pueden llevarse a cabo en la Atención Primaria
“El mundo debe tomar medidas urgentes para proteger e invertir en los trabajadores de la salud en todos los países. Necesitan salarios y condiciones laborales decentes”, ha defendido el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus. El organismo recomienda que todos los países incrementen la graduación del personal sanitario hasta alcanzar entre el ocho y el 12% de la fuerza laboral activa por año. “Si queremos equidad y cobertura universal de la salud, si queremos seguridad sanitaria mundial, debemos proteger a los trabajadores de la salud. Debemos en invertir en ellos”, ha aseverado.
HAY QUE IMPULSAR LA COBERTURA UNIVERSAL DE SALUD
Las inequidades en la salud tienen un origen múltiple. Se han identificado una amplia variedad de factores sociales que tienen una marcada influencia en la salud de las personas independientemente de si residen en países de altos, medios o bajos ingresos, ya que existen grandes disparidades en el estado de la salud entre los diferentes grupos sociales. Por lo tanto, la equidad, el acceso a una salud de calidad y la cobertura sanitaria universal están directamente relacionados con las políticas gubernamentales.
La teoría es sabida por todos, pero la fotografía que observamos nos muestra un mundo en el que el 30% de la población no puede acceder a los servicios esenciales de salud y en el que más de 2.000 millones de personas se enfrentan a gastos de salud catastróficos o empobrecedores.
En base a todo lo expuesto los mensajes clave de la OMS en este Día Mundial de la Salud son claros: “la cobertura universal de salud ofrece protección financiera y acceso a servicios esenciales de calidad, saca a las personas de la pobreza, promueve el bienestar de las familias y comunidades, protege contra las crisis de salud pública y nos conduce a la salud para todos”.
Transformar estas palabras en una realidad requiere de “individuos y comunidades que tengan acceso a servicios de salud de alta calidad para que puedan cuidar de su propia salud y la de sus familias; trabajadores de la salud suficientemente calificados que brindan atención de calidad centrada en las personas; y que los formuladores de políticas se comprometan a invertir en cobertura universal de salud”, concluye la OMS incidiendo en que “la evidencia muestra que los sistemas de salud impulsados por un enfoque de Atención Primaria son la forma más efectiva y rentable de acercar los servicios de salud y bienestar a las personas”.