La enfermedad de Alzheimer es la principal causa de demencia, representa hasta el 70% de los casos, “el 7% de las personas de 65 y más años y hasta el 50% de las personas de 85 y más años”, señala la presidenta de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), Cheles Cantabrana Alutiz, en declaraciones a ConSalud.es.
En España hay 1.200.000 personas afectadas por la enfermedad y más de 5.000.000 de personas entre quienes la padecen y sus familiares cuidadores. “Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que afecta a las funciones mentales superiores (memoria, orientación, razonamiento, buen juicio, etc.) y también a las emocionales y al carácter, impidiendo la realización del quehacer habitual y afectando gravemente a la calidad de vida de las personas”.
CEAFA reivindica el desarrollo efectivo de la ley de Dependencia y la puesta en marcha del Plan Integral de Alzheimer y otras Demencias
Además, insisten en la necesidad de aplicar una partida presupuestaria en los PGE que se están confeccionando al Plan Integral, y la inmediata puesta en marcha de éste como garantía de una atención y cuidados a las personas con demencia de calidad, con humanidad y profesionalidad.
Inciden en convertir los servicios sociales en el cuarto pilar del estado del bienestar, establecer una coordinación efectiva efectiva y eficaz del Sistema Nacional de Salud y de los Servicios Sociales como condición necesaria para un abordaje integral de las consecuencias de las demencias y mantener e incrementar las ayudas a las entidades del Tercer sector especializadas en la atención integral a las personas con demencia, ya que son indispensables para introducir especialización, humanidad e innovación en los cuidados.
Por último, piden reconocer a CEAFA como referente en la atención a las demencias por su experiencia, conocimiento y especialización, e incluirla en los espacios de toma de decisión de políticas públicas sobre Alzheimer, demencias, dependencia.
PLAN NACIONAL DE ALZHEIMER, APARCADO Y SIN PRESUPUESTO
Elaborado por el Ministerio de Sanidad junto a diferentes colectivos como sociedades científicas, asociaciones profesionales y de pacientes y aprobado por los Consejos Territorial de Servicios Sociales y del Sistema para la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia e Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el Plan Nacional de Alzheimer y otras Demencias 2019-2023 se encuentra actualmente paralizado. “Lamentablemente, sigue sin asignación presupuestaria adaptada y adecuada no sólo a lo previsto en el plan, sino, sobre todo, a la magnitud del problema que pretende enfrentar”.
El Plan pretende reducir el impacto de la enfermedad, favorecer el mantenimiento de la persona con Alzheimer en su entorno, poner en marcha las necesarias respuestas sociales y sanitarias y mejorar el conocimiento relativo a la dimensión y las necesidades de las personas con Alzheimer y sus familias.
El Plan establece cuatro ejes de actuación con el objetivo de reducir el impacto de la enfermedad
En concreto, establece cuatro ejes de actuación. En primer lugar, la investigación sobre factores determinantes de la enfermedad. En segundo lugar, el desarrollo de políticas de promoción de la salud, así como el avance en el diagnóstico precoz y la elección de los tratamientos más adecuados. En tercer lugar, se establece un eje de mejora de los servicios, apoyos y prestaciones para avanzar en la atención a las personas en distintos ámbitos. Finalmente, pone el foco en trabajar en la sensibilización de la opinión sobre la mejora de las actitudes en el entorno, con el propósito de cambiar la visión que la sociedad tiene del Alzheimer.
ALZHEIMER EN TIEMPOS DE PANDEMIA
La pandemia causada por la Covid-19 ha supuesto una nueva situación en la vida de las personas con Alzheimer. “El confinamiento ha implicado una mayor agitación, incremento de los problemas conductuales y aceleración en la degeneración o evolución de la demencia. Ha hecho a la persona con Alzheimer más vulnerable a las situaciones de abuso y de malos tratos. Ha interrumpido la atención especializada que ofrecen las terapias no farmacológicas y les proporcionamos en nuestra red de atención”, señala Cantabrana. Una situación que también ha afectado a la persona cuidadora, “esta se ha visto aún más sobrecargada por la imposibilidad de compatibilizar momentos de cuidado con momentos de ocio, de descanso o de respiro”.
La nueva normalidad supone necesarios cambios de rutina para las personas con demencia y una adaptación desde la vulnerabilidad añadida de la COVID-19. “Se trata de una etapa de adaptación que debemos afrontar sin excusas. Es duro, pero para eso están las asociaciones de familiares de personas con Alzheimer y otras demencias. Es necesario que las personas con Alzheimer retomen sus rutinas de vida, reciban las terapias adaptadas que ralentizan el curso de la enfermedad y extremen las normas de prevención e higiene”.