Las cardiopatías son aquellas enfermedades que afectan al músculo cardíaco o a los vasos sanguíneos. Pueden estar originadas por múltiples factores como el tabaquismo, la obesidad o la diabetes, también por patologías menos comunes como la enfermedad de Chagas o la amíloidosis cardiaca. Según datos del Fundación Española del Corazón (FEC),520 millones de personas en el mundo viven con una enfermedad cardiovascular, siendo estas enfermedades la principal causa de muerte en todo el planeta.
Pero no todas las cardiopatías tienen origen en el estilo de vida o en otras patologías. Existe un grupo de cardiopatías congénitas, que supone la malformación congénita más frecuente. “Se adquieren durante el desarrollo embrionario y se nace con ellas. En muchos casos el embarazo no progresa por abortos espontáneos debido a que el feto no se está desarrollando bien”, explica a Consalud.es el Dr. Carlos Macaya, jefe de la Unidad de Cardiología Intervencionista del Servicio de Cardiología del Hospital Nuestra Señora del Rosario y presidente de la FEC.
Como explica el doctor, la incidencia de nacidos vivos con cardiopatías, principalmente en el caso de las complejas, va disminuyendo. En general se estima que en España afecta a 8 de cada mil nacidos vivos con una cardiopatía, siendo la mayoría cardiopatías leves, fáciles de tratar y que no suponen una limitación para la vida del paciente. Según el Registro Español de Cardiopatías Congénitas (RECC) de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) se estima que en el país habría unos 115.000 pacientes adultos con cardiopatías congénitas.
Las cardiopatías de gran complejidad "representan del 12 al 15% de los casos" según un estudio de la SEC
Entre ellos hay pacientes que se enfrentan a cardiopatías complejas que les limita la calidad de vida. “En los casos más graves se realiza una intervención al poco tiempo de nacer porque sino fallecen, e incluso se les hace intervenciones paliativas para que ganen peso y se les puede realizar una cirugía correctiva”, señala el Dr. Macaya. Según el doctor José María Oliver, uno de los firmantes de un estudio presentado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española del Corazón (SEC) de 2017, las cardiopatías de gran complejidad representaban "del 12 al 15% de los casos, aunque son un grupo de alta demanda asistencial”
El mismo estudio explican que las malformaciones congénitas en el corazón pueden consistir en agujeros en el músculo cardíaco o estenosis pulmonar (válvula cardíaca que compromete la válvula pulmonar, haciendo que no se abra lo suficiente, por lo que hay menos flujo de sangre en los pulmones) en los casos leves. Pero en los moderados o graves se pueden dar la Tetralogía de Fallot (cardiopatía que abarca cuatro anomalías del corazón lo que genera bajos niveles de oxígeno en sangre y una coloración azulada y púrpura de la piel), la coartación aórtica (estrechamiento de la aorta, la principal arteria del cuerpo humano), la transposición de grandes vasos (los dos principales vasos por donde la sangre sale del corazón, la aorta y la arteria pulmonar, están intercambiados) o el ventrículo único funcional (solo uno de los dos ventrículos del corazón bombea la sangre al organismo). Y gracias al avance médico el nivel de supervivencia es del 80-90%.
Noelia es una murciana de 22 años, a punto de cumplir 23, que tiene criscros ventricular, ventrículo derecho único con doble salida, estenosis pulmonar y trasposición de grandes arterias. Una serie de cardiopatías congénitas complejas. La primera vez que la operaron fue en 2004, con seis años. A esa cirugía le ha seguido otras dos en 2012 y 2013, y la siguiente que le toque será un trasplante de corazón. Durante ese tiempo ha tenido que pasar varias veces por quirófanos para cateterismos, y acudir a revisiones cada seis meses, aunque cuando recae tiene que acudir de forma más continua al hospital, tanto en Murcia como en Madrid.
En el caso de Noelia, con una afección que le afecta a los pulmones, al corazón y a la sangre, la Covid ha supuesto una especial amenaza
El sobreesfuerzo, y sobre todo una infección, pueden suponer una amenaza para su vida. “Las infecciones son muy peligrosas, y más para mí, que mi cardiopatía afecta al corazón, la sangre y los pulmones. En enero tuve insuficiencia cardiaca y me tuvieron que ingresar”. Pese a ello puede llevar una vida, “bastante tranquila, evitando sobreesfuerzos que pueden hacer que empeore o que afecte mal a mi salud”, cuenta por teléfono a este medio.
No puede coger mucho peso, ni realizar actividades físicas como otros jóvenes de su edad. Sin embargo, para ella no es un impedimento. “Mis padres me han enseñado que esto que tengo es porque sí pero puedo vivir con ello. Hay cosas que no se pueden hacer pero otras sí”, algo que también enseña a otros niños y jóvenes con patologías en los campamentos de la fundación Menudos Corazones.
El último año ha sido especialmente duro por la Covid-19. En general, los enfermos cardiacos son de alto riesgo ante una infección, y tienen peor pronóstico como recuerda el Dr. Macaya. En el caso de Noelia, con una afección que le afecta a los pulmones, al corazón y a la sangre, la Covid ha supuesto una especial amenaza. “No iba a ningún sitio, e incluso cuando se conocieron los primeros casos me autoconfiné hasta este mes de agosto”.
Tras casi dos años duros, ahora el futuro que se le presenta es un trasplante del corazón, la solución para muchas cardiopatías complejas, y a veces la única alternativa para poder vivir. “Los médicos me dijeron hace un par de años que la siguiente intervención sería un trasplante de corazón. Que hasta entonces tienen cosas pensadas como medicación o intervenir en un cateterismo, pero ya la siguiente operación en la que me abran será un trasplante de corazón”.
Ella es una de las supervivientes que hace 25 años apenas alcanzaba el 40% y ahora supera el 80% y que pueden llevar una calidad de vida razonable.