Uno de cada cinco hombres padecerán cáncer de próstata a lo largo de su vida. Durante los últimos años la prevalencia del cáncer de próstata ha aumentado hasta convertirse en el segundo cáncer más diagnosticado en nuestro entorno y el primero en varones, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Para 2022 se estima 30.884 nuevos casos de estos tumores, de los cuales el 60% se detectará en hombres mayores de 65 años. Se calcula que un 10% tendrá menos de 55 años, y aunque la prevalencia caiga a uno de cada 456 hombres en menores de 50, cada año se diagnostican casos y han ido en aumento. Según señala un estudio publicado en la ‘Revista mexicana de Urología’, la incidencia en hombres jóvenes del cáncer de próstata se ha incrementado seis veces en los últimos 20 años.
“Afortunadamente es una población poco frecuente en las consultas médicas debido a la incidencia tan baja”, recuerda la Dra. María José Méndez Vidal, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Reina Sofía, de Córdoba y vocal de la Junta Directiva de la SEOM. Las tasas de supervivencia son elevadas en este tumor, un 99%, pero sigue siendo un causa alta de mortalidad en hombres, con 5.922 fallecidos en 2020, manteniéndose como tercera causa de muerte oncológica.
En jóvenes evoluciona más rápido, apenas causa síntomas y es más letal. “Los jóvenes tienen que acudir al especialista a la mínima señal porque en su caso el índice de mortalidad es más elevado”, señala la experta.
“Muchos hombres con tumores de 'bajo riesgo' (que son el tipo más común de cáncer de próstata), así como algunos hombres con enfermedad de riesgo intermedio, pueden someterse con seguridad a la vigilancia activa"
Los primeros síntomas son incontinencia urinaria, “interrupción del chorro de orina, aumento de la frecuencia de la micción, dificultad para orinar o escozor”. Síntomas que no se suelen asociar con un cáncer, sino más bien con una infección de orina, por lo que el diagnóstico a veces se suele retrasar, y en pacientes en los que evoluciona más rápido el tumor, puede ser perjudicial. “La visita al urólogo en los varones es esencial”, indica la Dra. Méndez Vidal.
“Muchos hombres con tumores de 'bajo riesgo' (que son el tipo más común de cáncer de próstata), así como algunos hombres con enfermedad de riesgo intermedio, pueden someterse con seguridad a la vigilancia activa. Esto significa que los pacientes son vigilados estrechamente sin tratamiento inmediato (o efectos secundarios relacionados con el tratamiento), al tiempo que conservan sus posibilidades de supervivencia a largo plazo si el cáncer se vuelve lo suficientemente agresivo como para requerir tratamiento”, indica la vocal de la SEOM.
Antonio Romero Pareja fue diagnosticado hace siete años, con 51. Él trabajaba en un centro de salud y conocía a varios pacientes que habían pasado por este tumor. También a viudas, cuyos maridos, algunos de la edad de Romero, habían fallecido. Cuando le hicieron una PSA rutinaria y le vieron que tenía el antígeno prostático alto le empezaron a hacer pruebas. "Me mandaron una biopsia, pero yo no entendía por qué, me encontraba bien", cuenta por teléfono. La biopsia descubrió un tumor. "Me hundí cuando me lo diagnosticaron. Eres joven y no piensas que te vaya a pasar a ti, no me lo creía. Pero luego me di cuenta de que eso era algo mortal que había que solucionarlo".
"El cáncer de próstata es un cáncer oculto, hay pudor en hablar de él, principalmente por esa idea de falsa masculinidad en la que a los hombres no nos tiene que doler nada"
El cáncer era 'de bajo riesgo' e ingresó en el programa de vigilancia activa. Allí estuvo seis meses. "Después de ese tiempo vieron que el tumor se había hecho bastante más maligno y me operaron. Le hicieron una cirugía con el robot Da Vinci, fue un éxito. "El cáncer de próstata es un cáncer oculto, hay pudor en hablar de él, principalmente por esa idea de falsa masculinidad en la que a los hombres no nos tiene que doler nada. También está asociado a las secuelas del tratamiento, que básicamente son disfunción eréctil e incontinencia urinaria, que al cabo de uno o dos meses se recuperan. Y por eso no se habla de este cáncer, tampoco hay mucha información, pese a su frecuencia", explica Antonio Romero, miembro de la Asociación de Cáncer de Próstata (Ancap).
EL CRIBADO EN CÁNCER DE PRÓSTATA
Y antes estos datos, ¿sería positivo estudiar el adelanto de las rutinas de pruebas de detección? Actualmente, las pruebas para detectar el cáncer de próstata consiste en conocer con un análisis de sangre los niveles de antígeno prostático específico (PSA), su elevación refleja una masa tumoral presente. Este screening permite un diagnóstico precoz y se utiliza principalmente para los varones mayores de 50 años, a los que se les recomienda acudir de forma periódica a consulta médica para seguimiento. Todavía no está incluido como una práctica en la Sanidad Pública, de hecho, según un informe de la Ponencia de Cribado Poblacional de la Comisión de Salud Pública de abril de 2019, “no hay evidencia para recomendar la realización de actividades de cribado de cáncer de próstata”. Pero según diferentes estudios, este análisis de sangre o un tacto rectal podrían reducir los índices de mortalidad.
Aunque por el momento los expertos indican que las pruebas de próstata se hagan a partir de 50 años, en mayores de 45 con antecedentes familiares se aconseja. “Sabemos que hay una serie de factores de riesgo, como el origen racial, la ubicación geográfica, los antecedentes familiares y la edad. Las mutaciones de los genes BRCA1 y BRCA2 son algunas de las que se sabe que están relacionadas con ciertos cánceres que se dan en familias. Las mutaciones genéticas heredadas sólo causan entre el 5% y el 10% de los casos de cáncer de próstata”, manifiesta la oncóloga.
Ampliar las pruebas a menores de 50 años es una decisión controvertida, debido a que incluso hay estudios que no reflejan un impacto en la salud de hacer una prueba de antígenos. Sin embargo, cada vez son más las voces que piden un cribado a los mayores de 50 años a Sanidad y expertos que amplían a 45 años en caso de riesgo por antecedente familiar, o incluso más. “Lo ideal es a partir de los 50 años, pero si hay antecedentes familiares lo ideal es realizarlo de forma periódica desde joven (40 años)”, opina la Dra. Méndez Vidal. Mientras llega o no, “es muy importante que los hombres lleven un control periódico de sus salud, sobre todo a partir de determinadas edades”, aconseja la oncóloga.
"El cáncer no da síntomas, por eso no sabes que lo tienes. La PSA es una prueba muy económica con un porcentaje altísimo de eficacia. Es fundamental que se haga, se salvarían muchas vidas, es muy necesario", concluye Antonio Romero.