Hay aspectos de la esfera física, psicológica y social que merman la calidad de vida de las personas con VIH. El insomnio, el estigma, los miedos o la ansiedad asociada a la enfermedad son algunos de ellos.
Para dar respuesta a estas cuestiones, en muchos casos silenciadas por parte del paciente, es necesario que lleguen a la consulta, y el papel de los profesionales sanitarios en este cometido es crucial. La comunicación y la complicidad se convierten en las principales herramientas.
“Hay proyectos piloto que han demostrado que este tipo de problemas son frecuentes”, apunta Rafael Micán, médico adjunto de la Unidad de VIH de Medicina Interna de La Paz en el plató de ConSalud TV. Y son los profesionales de Enfermería y de Psicología que componen estas unidades quienes cobran un papel muy relevante, ya que “en muchas ocasiones, prefieren contárselo a ellos antes que al facultativo. De ahí que sea tan importante el trabajo en equipo multidisciplinar”, añade.
Por su parte, Juan Miguel Castro, enfermero de AP y coordinador de ensayos clínicos de La Paz, subraya en el espacio 'Diálogos en VIH', que cuenta con la colaboración de Gilead, que el rol de Enfermería en estos casos va más allá del ámbito técnico o de la administración de medicación, “les escuchamos y fomentamos actividades que pueden mejorar su calidad de vida, como la dieta, el deporte, la relajación, etcétera”.
Castro enfatiza también durante el coloquio la notoriedad que adquiere la comunicación en la adherencia al tratamiento. “Debe ser del cien por cien. Se trata de una enfermedad crónica y el paciente debe ser consciente de ello y de lo fundamental que es la toma de la medicación”. Precisamente, “cuando ellos caminan ya solos en la medicación, incidimos en otros aspectos de su calidad de vida”, señala.
En palabras de Micán, la adherencia a los tratamientos en general es buena, pero “al ser una rutina, pueden olvidarse de tomarlo”. Por ello, desde las unidades se presta especial atención a su cumplimiento. “Hay pacientes que no toman la medicación porque tienen efectos y esta información es importante que se comunique. La comunicación con el paciente es clave para detectarlo y tenemos herramientas para ello”, concluye el especialista.