La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) ha emitido sus primeras nuevas pautas para el tratamiento del autismo con el objetivo de ayudar a los médicos a identificar a los niños en riesgo y obtener la atención que necesitan lo antes posible.
Según un informe publicado en la revista Pediatrics, recogido por Reuters, ha instado a los médicos a buscar problemas durante todas las visitas de bebés sanos y derivar a los niños para recibir tratamiento a la primera señal de un problema, en lugar de esperar para una evaluación formal de autismo.
"El beneficio de identificar a los niños lo antes posible es que luego puedan ser derivados para recibir tratamiento", ha declarado a Reuters la doctora Susan Levy, pediatra de desarrollo y comportamiento del Children's Hospital of Philadelphia y coautora del informe.
Desde 2007, cuando AAP publicó sus dos últimos documentos de orientación, el número de niños en Estados Unidos diagnosticados con autismo ha aumentado considerablemente. El autismo ahora afecta a uno de cada 59 niños en Estados Unidos, frente a uno de cada 155 en 2007.
Los científicos han desarrollado una mejor comprensión de los posibles factores de riesgo y genes que contribuyen al autismo
En ese tiempo, los científicos han desarrollado una mejor comprensión de los posibles factores de riesgo y genes que contribuyen al autismo, las afecciones médicas y conductuales relacionadas que ocurren comúnmente en niños con la afección, y tienen evidencia detallada sobre qué intervenciones funcionan mejor.
El informe insta a los médicos a dirigir a las familias hacia intervenciones respaldadas por investigaciones y lejos de aquellas con evidencia débil. También se centra en la necesidad de detectar y tratar otras afecciones que ocurren comúnmente en niños con autismo.
Alrededor del 40% de las personas con autismo tienen discapacidad intelectual, según el informe, y alrededor del 40% al 60% de los niños en edad escolar y adultos con autismo tienen trastornos de ansiedad. Por último, el informe alienta a los médicos a compartir la toma de decisiones con las familias y les ayuda a planificar cuándo un niño pasa a la adolescencia y la edad adulta.