La diabetes gestacional es una enfermedad de elevada prevalencia, que tiene lugar cuando el cuerpo no puede producir suficiente insulina durante el embarazo. En concreto, la prevalencia de este tipo de diabetes supera el 10% de las gestaciones”, según se ha explicado en el 64º Congreso de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), durante la mesa redonda ‘Uso de sistemas de lazo cerrado en diabetes en situaciones especiales’.
La diabetes gestacional se origina por una disminución de la tolerancia a los hidratos de carbono, que se diagnostica por primera vez durante la gestación. "Se produce por el aumento de la resistencia periférica a la insulina mediada por los altos niveles plasmáticos de hormonas diabetógenas", ha explicado el doctor Fernando Gómez Peralta, coordinador del Área de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Se trata de una enfermedad que cuenta con diferentes rangos, entre los que se encuentran la preeclampsia, la macrosomía o feto grande para edad gestacional, los polihidramnios, la morbilidad neonatal, la organomegalia fetal (hepato o cardiomegalia), y el riesgo de aborto y anomalías congénitas.
Fernando Gómez Peralta: "El sistema de lazo cerrado es esencial para las mujeres con diabetes tipo 1, ya que puede optimizar el control glucémico"
El doctor Fernando Gómez Peralta ha recomendado que, ante esta situación, las pacientes sigan una dieta óptima, adecuada a sus necesidades, además de un autocontrol de la glucemia capilar. Además, añade que "la insulinoterapia solo se utiliza en casos con control insuficiente".
En lo relativo a los sistemas de control de la diabetes gestacional, el experto resalta que los sistemas de lazo cerrado han mejorado el control glucémico, "con incrementos del tiempo en rango objetivo (TIR) superiores al 10% respecto al régimen de inyecciones múltiples, así como evidentes reducciones del número y el tiempo de hipoglucemias”, señala el doctor.
Los sistemas de lazo cerrado integran una bomba de insulina, un monitor continuo de glucosa en tiempo real y un algoritmo de control que determina la infusión de insulina por parte de la bomba, en función de las lecturas de glucosa intersticial por parte del sensor. Así, se mantiene la glucosa en sangre en valores estables y próximos a la normalidad. "El sistema de lazo cerrado es esencial para las mujeres con diabetes tipo 1, ya que puede optimizar el control glucémico al adaptar la terapia insulínica a las necesidades reales en cada momento del día", añade el doctor Fernando Gómez Peralta.
Por otro lado, en el Congreso se ha abordado también el tema de la disfunción tiroidea, durante la mesa redonda ‘Desgranando la disfunción tiroidea en el embarazo’. En este caso, el doctor Javier Santamaría, médico especialista en Endocrinologíay Nutrición del Hospital Universitario Cruces en Barakaldo (Vizcaya) y miembro del Área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) ha señalado que el embarazo supone una sobrecarga de actividad importante para la tiroides.
Esto provoca que la producción de hormonas aumente en torno a un 50%. Por ello, el experto ha destacado la importancia de que la gestante aumente el aporte nutricional de yodo, “indispensable para la síntesis de la hormona tiroidea”. Sin embargo, el especialista advierte que la escasez de este micronutriente y el aumento de su consumo para otras necesidades “provoca que los déficits más o menos severos de las hormonas tiroideas sean comunes en la gestante”.
La disfunción tiroidea puede empeorar el diagnóstico reproductivo, dificultando conseguir el embarazo y aumentando el riesgo de aborto
Tras el parto, las necesidades de producción de hormonas tiroideas suelen volver a niveles normales, aunque en ocasiones se agravan deficiencias previas y la situación permanece tras dar a luz, debido al esfuerzo de la glándula durante el embarazo.
Además, la disfunción tiroidea puede empeorar el diagnóstico reproductivo, dificultando conseguir el embarazo y aumentando el riesgo de aborto. También puede repercutir en el desarrollo fetal, pues las hormonas tiroideas son fundamentales para el desarrollo neurológico del feto.
La deficiencia de hormonas tiroideas durante el embarazo suele ser moderada, por lo que los síntomas suelen pasar desapercibidos. Para detectar cualquier tipo de variación, el doctor Santamaría recomienda realizar un cribado de la función tiroidea entre la semana nueve y once de la gestación, o incluso antes, si la mujer presenta un riesgo obstétrico elevado o una patología tiroidea conocida preexistente.