Movimientos involuntarios durante un breve periodo de tiempo acompañados, en ocasiones, de pérdida de conciencia y control de algunas funciones, como la intestinal o la vesical. Así podría definirse la manifestación de la epilepsia, según define la Organización Mundial de la Salud (OMS). Una enfermedad neurológica con un alcance y un impacto significativo a todos los niveles.
Cada año, unas 20.000 personas son diagnosticadas de epilepsia en España y, actualmente, cerca de 500.000 personas padecen esta enfermedad en nuestro país, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Y, a nivel mundial, 5 millones de personas son diagnosticadas de esta patología al año, según informa la OMS.
“Aunque entre un 20 y un 30% de las crisis epilépticas se manifiestan en forma de convulsión con pérdida de conciencia (quizás la forma más reconocida), presentar ausencias, falta de respuesta a estímulos, auras o problemas visuales, hormigueos o movimientos automáticos repetidos, entre otros, también forman parte de la sintomatología de una crisis epiléptica”, explica el Dr. Juan José Poza, coordinador del Grupo de Estudio de Epilepsia de la Sociedad Española de Neurología (SEN) en un comunicado de la entidad.
Debido a la gran cantidad de síntomas diferentes que puede presentar un paciente con epilepsia, la enfermedad puede no ser fácilmente reconocible. Es por esto que, como explica la SEN, el diagnóstico de la epilepsia puede llegar hasta 10 años más tarde. Como explicamos anteriormente en ConSalud.es, cerca del 25% de las crisis epilépticas pueden pasar desapercibidas o no ser identificadas por los pacientes, familiares e incluso los profesionales.
“Los proyectos piloto de la OMS han indicado que capacitar a los proveedores de atención primaria para diagnosticar y tratar la epilepsia puede reducir de manera efectiva la brecha terapéutica en esta enfermedad”
La OMS asegura que una gran parte de las personas que padecen epilepsia pueden ser diagnosticadas en el primer nivel asistencial, sin necesidad de recibir la valoración de otros especialistas desde un primer momento. “Los proyectos piloto de la OMS han indicado que capacitar a los proveedores de atención primaria para diagnosticar y tratar la epilepsia puede reducir de manera efectiva la brecha terapéutica en esta enfermedad”, indica la entidad mundial.
Por su parte, el especialista de la SEN afirma que, para un abordaje terapéutico adecuado de la enfermedad, un primer paso sería “realizar pruebas diagnósticas a todos los pacientes sospechosos de padecer esta enfermedad, principalmente con una monitorización video-EEG prolongada, ya que solo con un correcto diagnóstico, seguimiento, y tratamiento de la enfermedad conseguiremos abordar las numerosas consecuencias neurobiológicas, cognitivas, psicológicas y sociales de esta enfermedad”.
OTRAS MEDIDAS PARA MEJORAR EL ABORDAJE
Además de un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado tras la detección de la enfermedad, en los últimos años se han producido avances enfocados a mejorar la calidad de vida de los pacientes. Ejemplo de ello es la última iniciativa aprobada por la OMS: el Plan de Acción Global Intersectorial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre Epilepsia y otros Trastornos Neurológicos 2022-2031.
Se trata de una hoja de ruta que la entidad mundial emitió para conseguir un abordaje eficaz de las enfermedades neurológicas y, de esta manera, mejorar la calidad de vida de los pacientes. Esta propuesta recibió el visto bueno de los 194 Estados miembro.
Por ahora, queda margen para conseguir estos objetivos que propone la OMS y que, además, ponen la mirada en la reducción del estigma, el impacto y la carga de trastornos neurológicos, incluida su mortalidad, morbilidad y discapacidad asociadas. Son los gobiernos nacionales y autonómicos los que tienen la última palabra.