El alzhéimer, una enfermedad de "capital importancia", con el reto de la detección temprana

Rafael Arroyo, neurólogo de Olympia, apunta a que esta enfermedad es y será uno de los problemas sociosanitarios de mayor envergadura en el mundo

Persona con alzhéimer acompañada por un familiar (Foto: Olympia Grupo QuirónSalud)
Persona con alzhéimer acompañada por un familiar (Foto: Olympia Grupo QuirónSalud)
21 septiembre 2023 | 10:55 h
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Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzhéimer, la demencia más frecuente que existe en la actualidad. Se trata de una enfermedad que produce un deterioro cognitivo severo provocando la pérdida de neuronas de forma siempre progresiva y causando así problemas con la memoria, el pensamiento y el comportamiento.

Los síntomas generalmente se desarrollan lentamente y empeoran con el tiempo, hasta que son tan graves que interfieren con las tareas cotidianas. El envejecimiento de la población conlleva a un aumento de la cifra de personas que desarrollan esta enfermedad, que no solo tiene un grave impacto en quienes la padecen sino también en su entorno más inmediato y especialmente en sus cuidadores, para quienes el proceso resulta física y emocionalmente agotador.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55 millones de personas (el 8,1% de las mujeres y el 5,4% de los hombres mayores de 65 años) viven con demencia, y se calcula que esta cifra aumentará a 78 millones en 2030 y a 139 millones para 2050. Aproximadamente entre el 60% y el 70% de los casos de demencia se deben a la enfermedad de Alzheimer.

El doctor Rafael Arroyo, jefe de Servicio de Neurología de Olympia, referente nacional e internacional en enfermedades neurodegenerativas, asegura que se trata de una enfermedad de “una importancia capital”. Añade además que el factor de riesgo más relevante en su aparición es la edad, ya que, “a los 70 años, entre el 6 y el 8 % de las personas pueden tener alzhéimer y, a partir de los 80, en torno al menos, a un 15 %”. 

UN OBSTÁCULO PARA EL DÍA A DÍA

“Para diagnosticar esta enfermedad es importante que este tipo de alteraciones limite a los pacientes, aunque sea de una forma leve, cuando va a realizar las actividades de su vida diaria”, asegura el Dr. Arroyo. En otras palabras, las personas que comienzan a padecer dicha enfermedad comienzan a necesitar ciertas ayudas paa la realización de tareas cotidianas que antes no requerían.

Pese a que la edad es el factor de peso más importante en la aparición del alzhéimer, el neurólogo afirma que, en la mayoría de los pacientes, no se hereda, “pero hay una mayor tendencia familiar a padecerla, si bien es cierto que aún no conocemos con exactitud todos los genes que podamos dar como predictivos detrás de la enfermedad”.

En los siguientes cinco o diez años, se espera que se desarrollen test en sangre, así como pruebas de imagen radiológica para, “en un futuro, prever qué personas, a partir de los 50 o 60 años, pudieran desarrollar la enfermedad"

En esa línea, el doctor asegura que se están relacionando algunos genes y que, en los siguientes cinco o diez años, se espera posiblemente que se desarrollen test en sangre, así como pruebas de imagen radiológica para, “en un futuro, prever qué personas, a partir de los 50 o 60 años, pudieran desarrollar la enfermedad de Alzheimer”. Según el experto, el alzhéimer afecta más a mujeres que a hombres, en una proporción no muy grande, “pero ellas están más afectadas, además de tener una mayor esperanza de vida”. 

¿SE PUEDE RETRASAR LA APARICIÓN DEL ALZHEIMER?

Una de las grandes cuestiones sociales que rodean al alzhéimer es la prevención. El neurólogo de Olympia sostiene que “no es factible prevenir la enfermedad, pero sí podemos establecer una serie de medidas que, sabemos, es altamente probable que consigan que los síntomas aparezcan más tarde”.

Precisamente, el Dr. Arroyo apunta que en la actualidad existen programas de prevención de la enfermedad de demencia “por los que sabemos que es importante la actividad física frecuente, así como la actividad cognitiva intelectual y la social. También son fundamentales las dietas adecuadas, prevenir los factores de riesgo cerebrovascular, sobre todo la tensión arterial, y un descanso y un sueño adecuados”, matiza.

Seguir este tipo de medidas tiene como resultado que, a veces, los síntomas no aparezcan o que lo hagan más tardíamente, a pesar de que, por el momento, sea inevitable que se desarrolle cerebralmente.

Para concluir, es importante recordar que la esperanza de vida es cada vez mayor, por lo que esto trae consigo tal y como destaca el Dr. Arroyo “un problema sociosanitario de gran envergadura”. Este tipo de enfermedad no afecta únicamente al paciente sino que repercute también en su familia, y es por esta razón por la que se convertirá de aquí a unos años en un verdadero problema social.

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