En el marco de la salud mental, el Día internacional de los Trastornos de la Conducta Alimentaria emerge como una oportunidad crucial para reflexionar sobre la evolución de nuestra comprensión y abordaje de estos trastornos. En un mundo cada vez más conectado, la influencia del COVID-19 y la omnipresencia de las redes sociales han dejado una huella significativa en la relación entre la salud mental y los TCA.
Según la doctora Carmen Ponce de León, jefa de la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria del Hospital Quirónsalud Madrid, las señales de alerta temprana que pueden indicar la presencia de un TCA están camufladas por actitudes a favor de dietas o ciertas restricciones alimentarias: "Con frecuencia los familiares observan que su hija o hijo muestra un interés nuevo por la comida, que manifiesta abiertamente el deseo de comer más sano, se preocupa por el contenido nutricional de los alimentos o rechaza platos más calóricos que anteriormente aceptaba con gusto”, explica. Además añade que “otras veces los cambios del apetito son más sutiles, pero se acompañan de quejas de malestar emocional, de tendencia al aislamiento o preocupación por la imagen corporal”.
La doctora incide en que frecuentemente son más importantes y más precoces los cambios en el estado de ánimo, los gestos de preocupación y la pérdida de espontaneidad en el trato con los demás. Estas situaciones, acompañadas de signos como los descritos anteriormente, advierten de la necesidad de acudir a una consulta con un profesional lo antes posible. “Si además hay un aumento del ejercicio físico y cambios en el peso corporal, la consulta no se debe aplazar”, aclara la jefa de la Unidad de Trastornos de Conducta Alimentaria.
FACTORES SOCIALES QUE AFECTAN A ESTOS TRASTORNOS
Sabemos que una sociedad que considera saludable la práctica de dietas hipocalóricas y en la que se propician actitudes de control de la imagen física es un caldo de cultivo ideal para la emergencia de estos problemas. “La investigación realizada en los últimos años para comprender los motivos del aumento exponencial de casos registrado a partir de la pandemia Covid 19, ha evidenciado nuevos factores de riesgo propios del siglo XXI. Por ejemplo, ahora sabemos que cuanto más tiempo permanece un joven conectado a redes sociales como instagram o Tik Tok, más probabilidades tiene de desarrollar un TCA”, afirma la doctora.
"Cuanto más tiempo permanece un joven conectado a redes sociales como instagram o Tik Tok, más probabilidades tiene de desarrollar un TCA”
Las redes sociales proporcionan una doble cara al mismo tiempo, ya que por una parte puede ser un gran apoyo, como fuente de desahogo o también de inspiración (por la abundacia de cuentas dedicadas al bienestar de estas personas o la gran cantidad de experiencias personales), pero también suponen un gran desafío, por las facilidades que éstas presentan para crear complejos y aumentar la falta de autoestima.
ESTRATEGIAS EFECTIVAS PARA ABORDAR TEMORES ALIMENTARIOS
Cuidar la comunicación entre el paciente y las personas que componen su mundo afectivo incide positivamente en su calidad de vida y la de la familia o pareja. “Cuando los padres se implican en el tratamiento y reciben asesoría acerca de cómo relacionarse con la enfermedad, el pronóstico mejora notablemente", asegura la doctora. Las pacientes son especialmente vulnerables a la evaluación de los demás y se sienten juzgadas fácilmente, es por ello que las personas de su entorno pueden ayudar mucho si evitan expresar opiniones, críticas o consejos no pedidos.
"Para los seres humanos la alimentación es en primer lugar comunicación, en segundo lugar satisfacción y en tercer lugar nutrición"
“Siempre decimos que para los seres humanos la alimentación es en primer lugar comunicación, en segundo lugar satisfacción y en tercer lugar nutrición. Para nosotros la estrategia más poderosa es la conversación. Dialogar, por supuesto, siempre con delicadeza y fuera del acto de comer, acerca de los elementos mentales o sensoperceptivos que se encuentran en la base de esas resistencias o temores nos da la llave para elegir pequeñas metas que acerquen al paciente a recuperar primero un sentimiento de mayor confianza o flexibilidad y más adelante una actitud espontánea y natural ante la ingesta”, explica la psiquiatra.
Cada gesto de compasión puede ser una luz de esperanza para quieres luchan diariamente contra estos trastornos. El objetivo es reformular la comida para que deje de ser “peligrosa o segura”, “buena o mala”, “prohibida o aceptada”, “pesada o ligera” y se convierta, dentro de un marco nutricional saludable, en uno más de los intercambios en los que se sustenta la vida emocional y la salud de las personas.
“Los aspectos que han demostrado mayor eficacia y que deben presidir todo tratamiento son la mejora del estado nutricional y la terapia de familia. El tercer elemento indispensable consiste en la flexibilidad y los terapeutas deben estar preparados para adaptar cualquier procedimiento al paciente, a las inclinaciones de su carácter y a la situación vital en la que se encuentra”, asevera la psiquiatra. “En cuanto a la psicoterapias existen protocolos específicos que demuestran eficacia, como los que parten del enfoque cognitivo conductual o el apoyo clínico especializado y respecto a los fármacos, no existe evidencia de grandes resultados, pero la medicación para mejorar el ánimo o calmar la ansiedad puede contribuir a una evolución positiva”, concluye Ponce de León.
Las Unidades de Día en este sentido, presentan grandes ventajas como recurso ya que no sólo incluye la asistencia psicológica durante las comidas, sino que además proporciona a los pacientes un espacio de confianza y acompañamiento que multiplica los beneficios de las técnicas aplicadas.