En el Día Mundial del Bienestar Mental de Jóvenes y Adolescentes, es crucial reflexionar sobre este aspecto fundamental para su desarrollo integral y su capacidad para enfrentar los desafíos de la vida, así como de la importancia de proporcionarles herramientas efectivas para gestionar sus emociones y promover una salud mental positiva.
El informe ‘#Rayadas. La salud mental de la población en España’ de la Fundación Manantial expone que durante el año 2023 el 16% de los jóvenes españoles consideró su salud mental “mala o muy mala”, en comparación con el 6% que había en 2017, y reportaron situaciones de depresión, ansiedad, trastorno de la conducta alimentaria (TCA) y trastorno obsesivo compulsivo.
Según la coordinadora del comité de salud mental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Paula Armero, uno de los principales retos a los que se enfrentan los jóvenes de hoy en día es la violencia, tanto física como psicológica, que puede tener un impacto significativo en su bienestar mental.
Los conflictos en occidente, los hogares desestabilizados, el mal uso de las redes sociales, son condicionantes del equilibrio y paz mental de los jóvenes: “Existe un clima de violencia en todo el mundo, desde las guerras hasta los casos de violencia machista que afectan directamente a la salud mental de los jóvenes, por ello, es muy importante saber educar en este mundo cambiante”, explica la doctora.
“Los programas educativos tienen que tratar todos los tipos de inteligencia, y la emocional es una más”
Como herramienta clave frente a este conflicto, la coordinadora del comité plantea la educación en inteligencia emocional, pues considera que ésta no sólo les brinda las habilidades para manejar sus emociones de manera saludable, sino que también promueve la empatía, la resiliencia y la autoestima.
“A través de este método, los jóvenes pueden entender que el respeto, tanto a los demás como hacia ellos mismos, se tiene que mantener en cualquier ámbito y que existen líneas rojas, que no se deben cruzar en ningún momento, ya sea la vida real o en las redes”, relata la experta en salud mental y añade: “Los programas educativos tienen que tratar todos los tipos de inteligencia, y la emocional es una más”.
"Al igual que nos enseñan a leer o escribir, los niños deben recibir esta información”
Además, Paula Armero establece que es importante que la educación en inteligencia emocional se integre de manera holística en el entorno educativo, no solo a través de programas específicos “hay muchos programas educativos en distintas líneas que hablan de la inteligencia emocional, pero la base es incluirla desde el principio. Al igual que nos enseñan a leer o escribir, los niños deben recibir esta información”.
Asimismo, es crucial involucrar a los padres y cuidadores en este proceso, brindándoles recursos y apoyo para promover la inteligencia emocional en el hogar y reforzar lo que se enseña en la escuela.
Al proporcionarles a los jóvenes las herramientas necesarias para comprender y gestionar sus emociones, estamos construyendo un futuro más saludable y resiliente para las generaciones venideras. "Uno no se encuentra todos los días bien, ni todo el rato tiene que ser feliz. Esa idea, abstracta y utópica de la felicidad constante es absurda. Debemos conocer que dentro de la frustración existe la adaptación, lo que se llama resiliencia, y tendremos problemas, pero habrá que hacerles frente y si se puede, salir reforzados de ellos, para que la vida adulta se haga lo menos complicada posible”, concluye la coordinadora del comité de salud mental de la Asociación Española de Pediatría.