Una de las grandes lecciones que nos ha dejado la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 es que la salud es la piedra angular sobre la que se sustentan nuestras sociedades y economías. Partiendo de esta premisa las conclusiones del informe elaborado por el Banco de España y titulado “Efectos económicos de un posible deterioro duradero en la salud general de la población español”, son preocupantes.
El documento comienza señalando que a lo largo del último año se ha observado un incremento de la demanda de servicios sanitarios en nuestro país, de acuerdo con las últimas olas del barómetro sanitario del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Se aprecia además un aumento en los ocupados que pierden días de trabajo por enfermedad, incapacidad temporal o accidente. Las causas de este aumento y su grado de persistencia todavía son “inciertas”. En este sentido indican que algunos factores podrían encontrarse en línea con las predicciones efectuadas por la literatura científica relativa a las secuelas de la Covid-19 sobre una población ampliamente vacunada que resulta infectada.
Los expertos que rubrican el informe exponen que, en caso de que estas dinámicas se prolonguen en el tiempo y guarden relación con un deterioro persistente de la salud general de los españoles, “su impacto económico podría ser significativo”.
Los temores del Banco de España se entienden mejor con datos. El último barómetro sanitario del CIS pone de manifiesto que a lo largo de los últimos trimestres se ha producido en nuestro país un significativo incremento en la demanda de servicios sanitarios. Entre el promedio de 2018-2019 y noviembre de 2022 el porcentaje de la población que había acudido al médico de cabecera, al especialista o a urgencias en los 12 últimos meses aumentó en 12,1, 21,5 y 14,8%, respectivamente. Unos incrementos que se revelan más acusados entre los grupos de población más jóvenes.
El incremento de la demanda de los servicios sanitarios se ha visto acompañado de un rápido crecimiento de las listas de espera: la cifra de pacientes que tienen que esperar más de un día para ser vistos en Atención Primaria ha pasado del 55,1% previo a la pandemia al 78,2% registrado en noviembre de 2022. Si hablamos de las consultas con especialistas se ha pasado del 25,8% de los pacientes atendidos con un retraso de más de tres meses hasta el 37,9% en el mismo lapso de tiempo.
El informe explica que existe una “considerable incertidumbre” en relación a las causas y el grado de persistencia de los desarrollos
El análisis de los datos hechos públicos por el barómetro sanitario del CIS y los datos de la Encuesta de Población Activa muestran un aumento pronunciado y continuado de las bajas laborales en España desde el año 2020. La media del 2022 indica que un 4,1% de los ocupados declararon no haber trabajado en la semana a la realización de las entrevistas, bien por enfermedad, incapacidad temporal o accidente. De esta forma se mantiene la tendencia creciente que se observa de las bajas laborales desde el 2020.
¿CUÁLES SON LAS POSIBLES CAUSAS?
El informe explica que existe una “considerable incertidumbre” en relación a las causas y el grado de persistencia de los desarrollos expuestos. Los autores apuntan a que un posible factor que explicaría el aumento reciente de la demanda de asistencia sanitaria residiría en los retrasos que se produjeron en asistencia médica y tratamientos durante las fases más agudas de la pandemia. “Si este fuera el determinante fundamental de las dinámicas observadas en los últimos trimestres, cabría esperar que la mayor parte del repunte de la demanda de servicios médicos que se ha descrito tuviera una naturaleza eminentemente transitoria”.
A pesar de esta reflexión los expertos exponen que “algunas piezas de evidencia” sugieren que una parte del incremento que se ha observado en términos de demanda sanitaria “podría tener un carácter más duradero y estar asociado a las secuelas del Covid-19”. En este sentido argumentan que se cuenta con evidencia científica de que el denominado como Covid persistente “sería cuantitativamente relevante”. Una hipótesis que se refuerza con las estimaciones que se han realizado recientemente que sitúan dicha incidencia en el 5,4% de la población de Estados Unidos, 3,7% en Canadá y Australia y un 3,4% en Reino Unido.
En 2022 habrían crecido las muertes extraordinarias no relacionadas con las fases más agudas de la Covid-19
El análisis complementa estos argumentos con la evidencia científica que sugiere aumentos significativos en determinados tipos de patologías en personas que han cursado la infección por SARS-CoV-2 (con mayor prevalencia en mujeres e individuos de mediana edad), como diabetes, problemas cardiovasculares, gastrointestinales y neurológicos. El incremento detectado por estos estudios en la incidencia de estas enfermedades en comparación con el periodo previo a la aparición del SARS-CoV-2 o con las personas que no se han infectado se sitúa entre el 50-100%.
Un hecho llamativo de este informe alude a que, si bien el número de fallecidos por Covid-19 se redujo en España el pasado año (51.138 personas en 2020, 38.513 en 2021 y 27.855 en 2022, según las cifras del Ministerio de Sanidad), el exceso de mortalidad por todas las causas se incrementó respecto a 2021 (73.222 personas en 2020, 29.310 en 2021 y 34.773 en 2022, según los cálculos del sistema MoMo del ISCIII). De este modo en 2022 habrían crecido las muertes extraordinarias no relacionadas con las fases más agudas de la Covid-19.
IMPLICACIONES ECONÓMICAS DEL EVENTUAL DETERIORO PERMANENTE DE LA SALUD
En base al análisis realizado y las conclusiones extraídas el informe revela que en caso de que el reciente aumento en la demanda de los servicios sanitarios y en las bajas laborales se prolongara en el tiempo, y estuviera relacionado con un deterioro persistente en la salud general de los españoles, “su impacto económico podría ser significativo”.
Los motivos residen en que, en caso de consolidarse estos desarrollos podrían requerir un incremento estructural del gasto sanitario y de la demanda de profesionales en las ramas de la salud. Un aumento que el informe considera como “difícil de cuantificar” en estos momentos.
“Por otro lado, el mantenimiento en el tiempo de dichas dinámicas podría incidir sobre el producto potencial de la economía a medio y largo plazo a través de varios canales, todos ellos sujetos a una considerable incertidumbre”, advierten. El motivo reside en que podría limitar la cantidad del factor trabajo disponible en la economía.
“En España no se dispone, por el momento, de información suficientemente detallada para extraer conclusiones definitivas sobre el impacto que el empeoramiento de la salud tras la pandemia pudiera estar teniendo en las decisiones de participación laboral”, concluye el estudio.