La detección temprana en la enfermedad renal diabética es fundamental. Esta enfermedad consiste en una afectación renal derivada de padecer diabetes durante un período prolongado de tiempo. La importancia de dar un diagnóstico temprano de esta enfermedad radica en que esta patología reduce la esperanza de vida de los pacientes con diabetes y aumenta el riesgo de complicaciones cardiovasculares. Además, la enfermedad no suele presentar síntomas tempranos, por lo que cuando se detecta, suele estar en fases muy avanzadas.
Por ello, desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), con motivo del Día Mundial del Riñón, lanzan un mensaje de concienciación para que los pacientes no esperen para acudir a hacerse un diagnóstico, para evitar la progresión de la enfermedad. “El correcto control glucémico, de la tensión arterial y otros factores como el peso corporal o las cifras de colesterol ayudan a la prevención de esta patología”, afirma el Dr. Manuel Antonio Botana López, miembro del Área de Diabetes de la SEEN. Además, actualmente existen fármacos muy útiles para la prevención o el tratamiento en fases precoces, por lo que “la identificación mediante la búsqueda activa del problema cuando no se producen síntomas es fundamental”.
En la actualidad, un 12% de la población adulta padece enfermedad renal crónica, y su causa más importante es la diabetes.
En la actualidad, un 12% de la población adulta padece enfermedad renal crónica, y su causa más importante es la diabetes. “Alrededor de un 40% de los casos de enfermedad renal crónica aparecen en personas con diabetes”, especifica el miembro del Área de Diabetes de la SEEN.
Para dar respuesta a esta patología, el endocrinólogo desempeña una función esencial en el abordaje de los pacientes como responsable del control de las personas con diabetes junto con los médicos de Atención Primaria. “Ese control incluye todos los factores metabólicos y predisponentes a la enfermedad renal diabética para la prevención y la detección precoz de la misma”, mantiene el Dr. Botana.
Finalmente, el experto sostiene que que el mayor avance en relación a la enfermedad renal diabética son los inhibidores de SGLT2, que ayudan en la prevención y el retraso de la evolución de esta patología. “En un futuro próximo llegarán fármacos que, con otros mecanismos de acción, serán también útiles, pero el desafío en la actualidad sigue siendo la detección precoz y conseguir que los factores de riesgo para la aparición de la enfermedad renal diabética estén lo mejor controlados posible”.