Alrededor de uno de cada cuatro pacientes hospitalizados sufren desnutrición según datos publicados en el 'Estudio Predyces' la Alianza Más Nutridos y la Sociedad Española de Nutrición Clínica y Metabolismo (SENPE). Pese a los avances en tratamiento y curación de las enfermedades, en el abordaje integral de los pacientes a veces se olvida la Desnutrición Relacionada con la Enfermedad. Esta situación afecta principalmente a personas con enfermedades neoplásicas, del sistema cardiocirculatorio o respiratorias, y principalmente a las personas mayores produciendo una merma en su calidad de vida y un peor pronóstico.
De hecho, la desnutrición relacionada con la enfermedad tiene el efecto de disminuir la respuesta de los pacientes a los tratamientos de sus patologías bases, empeora la supervivencia y las complicaciones médicas aumentando las hospitalizaciones e incrementando el gasto sanitario, según señalan en un manifiesto desde el Foro Español de Pacientes y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Según el estudio Predyces de 2012 ya citado, cuanto más tiempo están los pacientes hospitalizados más desnutrición sufren. Algo que se ha hecho especialmente patente en pacientes Covid-19 hospitalizados y en pacientes crónicos. “En estos pacientes se acelera la desnutrición por la enfermedad y por las pruebas que se les realizan que precisan de dieta absoluta o ayuno”, señala a este medio la Dra. Pilar Cubo, miembro del grupo de pacientes pluripatológicos y de edad avanzada de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
"La detección ha aumentado y muchas veces la desnutrición es motivo de consultas externas”, continúa la Dra. Cubo
En las personas mayores la menor salivación hace que pierdan el apetito, a eso se suma las dietas bajas en sodio o menos apetecible, o problemas de autonomía para comer como puede ser padecer artrosis y no poder coger los cubiertos. Aunque en los últimos años se ha puesto el foco en esta situación y aumentado la detección, lo cierto es que todavía queda mucho camino.
“En Atención Primaria o a pacientes institucionalizados se les realizan analíticas que incluyen parámetros nutricionales para el control de estos pacientes. La detección ha aumentado y muchas veces la desnutrición es motivo de consultas externas”, continúa la Dra. Cubo. En hospital se suelen realizar valoraciones nutricionales con escalas que miden lo que han comido los pacientes, si han perdido peso, como se encuentran de estado anímico… Pero lo cierto es que todavía queda mucho por hacer.
Tal y como señalan en el manifiesto la SEEN y los pacientes, es preciso mejorar la identificación y el diagnóstico precoz de la desnutrición grave, monitorizar a las personas con riesgo, reforzar y potenciarlas Unidades de Nutrición Clínica y Dietética en los servicios sanitarios, incorporar nuevos profesionales y aprovechar las innovaciones en la terapia médica nutricional. “Es recomendable incorporar el cribado de la desnutrición en la rutina clínica; antes, durante y después de la hospitalización”, manifiesta el comunicado.
SITUACIÓN EN PEDIATRÍA
Este problema de salud que afecta principalmente a las personas mayores también se encuentra en los niños. Según el estudio DHOSPE (Desnutrición Hospitalaria en el Paciente Pediátrico en España) publicado en 2013 en la revista Nutrición Hospitalaria,el 31,4% de los menores de 17 años ingresados sufrían desnutrición, principalmente leve, pero un 7,1% moderado y un 0,7% grave.
"Los pacientes alto riesgo de desnutrición presentan mayor estancia media en sus ingresos, mayor necesidad ingreso en unidades de cuidados intensivos y por tanto mayor gravedad”, indica la Dra. Pérez
“En un estudio que se realizó en nuestra Planta de Hospitalización (H. Gregorio Marañón) en 2017 se observó que los pacientes alto riesgo de desnutrición presentan mayor estancia media en sus ingresos, mayor necesidad ingreso en unidades de cuidados intensivos y por tanto mayor gravedad”, indica la Dra. Jimena Pérez, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Pediatría Interna Hospitalaria (SEPIH).
La desnutrición en estos casos responden principalmente a la enfermedad por la que ingresan los niños: anorexia o disminución del apetito por enfermedad, problemas para alimentarse (vómitos, reposo digestivo), aumento del gasto energético (infecciones, quemaduras), pérdidas de nutrientes (diarrea). En otros casos, los fármacos pueden alterar el apetito o producir vómitos lo que aumenta el nivel de desnutrición.Esta desnutrición, al igual que pasaba con las personas mayores, produce un aumento de morbimortalidad en el niño al favorecer un estado de relativa inmunodepresión “con más riesgo de infecciones, el retraso de la cicatrización de las heridas y la atrofia muscular”, añade la Dra. Pérez.
Las valoraciones de riesgo de desnutrición son comunes en el área de Pediatría, así como en las de Geriatría y en las plantas generales. Sin embargo, todavía queda mucho trabajo para reducir las tasas de esta patología en las plantas hospitalarias, principalmente en aquellos pacientes que llevan más tiempo ingresados.