Las mujeres se encuentran en situación de desigualdad, no solo en materia de su propia salud, sino también en el trabajo de salud y cuidados. Las desigualdades de género en este aspecto impactan de manera negativa tanto en ellas como en sistemas y resultados globales de salud, como ha puesto de manifiesto la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de su informe 'Participación justa para la salud y los cuidados: el género y la subvaloración del trabajo de salud y cuidados'.
Generalmente, debido a sus características físicas, las mujeres tienen mayor necesidad de servicios de salud que los hombres, algo que suele asociarse a su capacidad reproductiva. Además, se encuentran con que las enfermedades les afectan de manera diferente al género opuesto, presentando también síntomas distintos. Sin embargo, no se suelen tener en cuenta las manifestaciones que determinadas enfermedades, como los eventos cardiovasculares, provocan en ellas, por lo que suelen estar infradiagnosticadas.
Jim Campbell: "Hacemos un llamado a los líderes, responsables políticos y empleadores para que inviertan: es hora de una parte justa de la salud y la atención"
Por otro lado, las mujeres tienen menos capacidad económica que los hombres, debido a que en muchas ocasiones trabajan menos que ellos al dedicarse a los cuidados del hogar o de otras personas. Esto, a su vez, repercute en que pagan proporcionalmente más que los hombres por la atención de su salud, y en que resulten más afectadas que los hombres por el aumento o reducción de los servicios públicos. De este modo, cuando la seguridad social y los planes de aseguramiento dependen del empleo y los bienes materiales se dividen por sexo, una gran proporción de mujeres no podrá acceder a la atención de su salud por derecho ciudadano.
En la misma línea, dada su posición desventajosa en el trabajo, tienen menor acceso y menor control sobre los recursos que determinan el ejercicio del derecho a la salud. Además, por pautas culturales en materia de división y valoración del trabajo, cuentan con menor remuneración, prestigio y autonomía en los sistemas sanitarios.
En este aspecto, las mujeres representan más del 80% de la fuerza laboral en el campo de la salud, y son también las principales gestoras de los servicios de atención dentro de la familia y la comunidad. El informe de la OMS pone el foco en la no remuneración de estos cuidados, y afirma que se genera un círculo de trabajo sanitario y cuidados no remunerados por no invertir lo suficiente en los sistemas de salud.
Así, el informe destaca cómo las inversiones con equidad de género en el trabajo de salud y cuidados podrían restablecer el valor de la salud y los cuidados e impulsar economías más justas e inclusivas. "Hacemos un llamado a los líderes, responsables políticos y empleadores para que inviertan: es hora de una parte justa de la salud y la atención", señala el director de Personal Sanitario de la OMS, Jim Campbell.
Frente a esta situación, el organismo mundial demanda instrumentos políticos a favor de mejorar el trabajo sanitario y asistencial. Entre ellos, destaca el mejorar las condiciones laborales para todas las formas de trabajo, en especial en cargos ocupados en gran parte por mujeres. Otra de las medidas es que se incluya a las mujeres de manera más equitativa en la fuerza laboral remunerada.
Por otro lado, la OMS solicita mejorar las condiciones de trabajo y los salarios del personal, así como “garantizar la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor”, abordando la brecha de género en la atención, el trabajo de atención de calidad y los derechos y el bienestar de los cuidadores.
OMS: "Cuando las mujeres participan en empleos remunerados en materia de salud y cuidados, se empoderan económicamente y los resultados de salud son mejores"
Desde el organismo perteneciente a Naciones Unidas piden también garantizar que las estadísticas nacionales tengan en cuenta, midan y valoren todo el trabajo sanitario y de cuidados, así como "invertir en sistemas de salud pública sólidos para reducir la carga del trabajo de cuidados no remunerado y mejorar la calidad de los servicios de salud".
"Las inversiones en sistemas de salud y cuidados no solo aceleran el progreso en materia de cobertura universal de salud, sino que también redistribuyen el trabajo sanitario y de cuidados no remunerado", detallan desde la OMS. "Cuando las mujeres participan en empleos remunerados en materia de salud y cuidados, se empoderan económicamente y los resultados de salud son mejores. Los sistemas de salud deben reconocer, valorar e invertir en todas las formas de trabajo sanitario y asistencial", concluyen.