Según datos de la Sociedad Española de Diabetes (SED), uno de cada siete adultos españoles convive con la diabetes, una enfermedad cuya prevalencia se ha incrementado en más de un 40% en el último lustro y que supone un gasto para el sistema sanitario español que supera los 14.000 millones de euros. Coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Diabetes, desde la Sociedad Española de Sueño (SES) se quiere reivindicar la necesidad de incluir la educación en higiene de sueño en las estrategias de prevención de la enfermedad. “La evidencia científica demuestra que mejorar el descanso de los españoles podría ser una herramienta poderosa para reducir el riesgo de diabetes”, sostienen desde la SES.
La privación de sueño disminuye la sensibilidad a la insulina y aumenta la liberación de hormonas del estrés
María José Martínez Madrid, coordinadora del grupo de trabajo de Cronobiología de la SES, explica que la evidencia científica ha demostrado una doble relación del sueño con la diabetes. Por un lado, diversos estudios han sugerido que un sueño insuficiente, tanto en duración como en calidad, incrementa la resistencia a la insulina, lo cual favorece el desarrollo de la diabetes tipo 2. Por otro lado, investigaciones lideradas desde el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia, han demostrado que la privación de sueño altera los ritmos circadianos, afectando tanto el metabolismo de la glucosa como al apetito y la regulación hormonal. “Los mecanismos detrás de la relación entre la falta de sueño y la diabetes son complejos y multifactoriales.
Uno de los aspectos clave es la alteración en la secreción de insulina y la sensibilidad de las células a esta hormona. Estudios han mostrado que la privación de sueño disminuye la sensibilidad a la insulina y aumenta la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol, lo que promueve la hiperglucemia y, en última instancia, puede contribuir al desarrollo de la diabetes”, argumenta Martínez Madrid.
Según la experta, además, la falta de sueño tiene un impacto directo sobre los ritmos circadianos y la secreción de melatonina, una hormona clave en la regulación de los ciclos de sueño y alimentación.
Ls personas con cronotipo tardío presentan un riesgo 46% mayor de desarrollar diabetes tipo 2
En ese sentido, un estudio reciente liderado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden y presentado en la última Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), concluía que las personas con cronotipo tardío presentan un riesgo 46% mayor de desarrollar diabetes tipo 2. Otro estudio, publicado hace un año en la revista AnnalsofInternal Medicine concluía también que las personas con cronotipo de búho veían aumentar en un 19% el riesgo de diabetes después de tener en cuenta otros factores de estilo de vida.
“Estos hallazgos coinciden con evidencia previa. En investigaciones anteriores ya se ha demostrado que los cronotipos tardíos suelen presentar una mayor resistencia a la insulina y un peor control glucémico que los cronotipos matutinos”, explica Martínez Madrid.
Según la experta, la falta de coincidencia entre el reloj biológico de estas personas y sus obligaciones laborales y sociales crearía una situación de desajuste circadiano que tendría un impacto negativo sobre el metabolismo. “Cuando el reloj interno de una persona está desfasado respecto a sus horarios sociales y laborales, esto genera una discordancia entre las señales internas y externas, lo que impacta en la regulación hormonal y el metabolismo, y en última instancia incrementa el riesgo de enfermedades como la diabetes”, concluye.