Los niños con microcefalia causada por el virus zika presentan perfiles de desarrollo neurológico muy diferentes a los 2-3 años de edad, según los hallazgos de un estudio publicado en la revista Plos One.
El zika es un virus que se transmite por la picadura de un mosquito principalmente en climas tropicales como América Latina, el África ecuatorial o Asia y provoca la enfermedad del dengue. En general, es una patología aguda similar a la gripe, pero puede llegar a provocar la muerte en niños o provocar problemas de desarrollo en el feto si la madre se infecta durante el embarazo. Según la OMS, se estima que cada años se produzcan entre 100 y 400 millones de infecciones.
El estudio se realizó en Brasil, una de las regiones más afectadas por la presencia del zika. La muestra estuvo compuesta por 42 bebés de entre 24 y 40 meses con parálisis cerebral severa, problemas cognitivos, lingüístico y neurológicos por la infección deel zika durante el embarazo.
Durante la investigación, se descubrieron diferencias claras en el desarrollo neurológico, como la capacidad variable para responder a estímulos externos
“La mayoría de los estudios comparan a los niños expuestos al virus del zika en el útero y los dividen en aquellos con y sin microcefalia. Los primeros tienen peor pronóstico, con bajo desarrollo neurológico, y los segundos corren el riesgo de sufrir los mismos problemas pero de forma más moderada. Nuestro estudio incluyó solo a niños con síndrome de zika congénito y evaluó los diversos grados de deterioro neurológico para comprender las diferencias individuales, no como un grupo con el mismo análisis de desarrollo y seguimiento ”, señala Juan Pablo Aguilar Ticona, primer autor del artículo.
Para el estudio se desarrollaron dos evaluaciones: el examen neurológico infantil de Hammersmith (HINE), que se considera rápido y fácil de realizar; y la tercera edición de la Bayley Scale of Infant Development (Bayley-III).
Durante la investigación, se descubrieron diferencias claras en el desarrollo neurológico, como la capacidad variable para responder a estímulos externos. Cuando mayor era la circunferencia de la cabeza, mayores puntuaciones cognitivas y motoras presentaba el niño.
“Nuestro análisis de los resultados de las pruebas y los retrasos neurológicos resaltaron diferencias significativas en el desarrollo. Un aspecto que no evaluamos en el estudio pero que puede tener efectos fue la posible asociación entre el desarrollo y el contexto social, como la educación y la familia”, concluye.