Desnutrición, pandemia que plantea uno de los mayores desafíos globales en salud

En 2020 más de 149 millones de niños menores de cinco años presentaban retraso en el crecimiento, más de 45 millones estaban emaciados (demasiado delgados en relación a su estatura) y 38,9 millones presentaban sobrepeso u obesidad.

En 2020 más de 149 millones de niños menores de cinco años presentaban retraso en el crecimiento (Foto. UNICEF ROSA/2016/Pirozzi)
En 2020 más de 149 millones de niños menores de cinco años presentaban retraso en el crecimiento (Foto. UNICEF ROSA/2016/Pirozzi)

Malnutrición y desnutrición son dos términos que, con demasiada frecuencia, se usan indistintamente y de forma errónea. La malnutrición hace referencia a una problemática que va mucho más allá de la desnutrición ya que abarca otros problemas como el sobrepeso y la obesidad, dos de los grandes problemas de salud pública a nivel global. Tal y como aclaran desde Ayuda en Acción, “toda desnutrición es malnutrición, pero no al revés”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la malnutrición como una serie de carencias, excesos y desequilibrios tanto en la ingesta calórica como de nutrientes. Un problema que habitualmente se conoce como mala alimentación. La OMS señala que la malnutrición engloba tres grandes grupos de afecciones:

  • Desnutrición: es la ingesta de calorías y nutrientes inferiores a los necesarios.
  • Malnutrición relacionada con los micronutrientes: guarda relación con la desnutrición e incluye la falta y/o exceso de micronutrientes como los minerales y vitaminas necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo.
  • Obesidad, sobrepeso y enfermedades no transmisibles relacionadas con el régimen alimentario, ya que la malnutrición se erige como uno de los principales factores de riesgo de estas enfermedades a nivel global.

De acuerdo con los datos hechos públicos por la OMS en 2021, 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y obesidad, mientras que más de 462 millones de niños tenían bajo peso. En 2020 más de 149 millones de niños menores de cinco años presentaban retraso en el crecimiento (demasiado bajo en relación a su edad), más de 45 millones estaban emaciados (demasiado delgados en relación a su estatura) y 38,9 millones presentaban sobrepeso u obesidad.

La desnutrición y la malnutrición no solo se posicionan como preocupantes problemas de salud pública a nivel global, sino que cada vez más voces se refieren a estos problemas como una pandemia. La agencia de salud de la ONU advierte de que alrededor del 45% de las muertes que se producen en niños menores de cinco años están relacionadas con la desnutrición. Estas se producen de forma predominante en los países con medios y bajos ingresos, al mismo tiempo que en estas naciones también están aumentando las tasas de sobrepeso y obesidad.

Alrededor del 45% de las muertes que se producen en niños menores de cinco años están relacionadas con la desnutrición. Estas se producen de forma predominante en los países con medios y bajos ingresos

“Todos los países del mundo se ven afectados por una o más formas de desnutrición. La lucha contra la desnutrición en todas sus formas es uno de los mayores desafíos de la salud global”, alerta la OMS.

En este sentido indica que las mujeres, los lactantes, los niños y los adolescentes se encuentran en mayor riesgo de desnutrición. “La optimización de la nutrición en las primeras etapas de la vida, incluidos los 1.000 primeros días desde la concepción hasta el segundo cumpleaños de un niño, garantiza el mejor comienzo posible en la vida, con beneficios a largo plazo”, explican los expertos de la OMS.

LA POBREZA: UN FACTOR DETERMINANTE

Una fotografía en la que encontramos un factor determinante ya mencionado con anterioridad: la pobreza. Esta no solo amplifica el riesgo de desnutrición sino que también aumenta los riesgos asociados a este problema. Las personas con menos recursos tienen mayores posibilidades de verse afectadas por las diferentes formas de desnutrición. “Además, la desnutrición aumenta los costes de la atención médica, reduce la productividad y frena el crecimiento económico, lo que puede perpetuar un ciclo de pobreza y mala salud”.

UNICEF comunicaba el pasado año que el retraso en el crecimiento ha disminuido de forma constante desde el año 2000, pero se necesita un progreso más rápido para alcanzar la meta fijada para 2030. “La emaciación persiste a un ritmo alarmante y el sobrepeso requerirá un cambio de trayectoria si se quiere alcanzar el objetivo 2030”.

“Todavía estamos muy lejos de un mundo sin desnutrición”

“Todavía estamos muy lejos de un mundo sin desnutrición”, lamentan desde UNICEF. Si bien las estimaciones conjuntas realizadas en 2021 por UNICFEF, la OMS y el Grupo del Banco Mundial, a pesar de que la prevalencia del retraso del crecimiento se ha reducido en las dos últimas décadas, todavía más de uno de cada cinco (149,2 millones de niños menores de cinco años”, sufrieron retrasos en su crecimiento en 2020. Un dato importante es que el número de niños menores de cinco años con sobrepeso ha pasado de 33,3 millones en el año 2000 a 38,9 millones en 2020.

Los datos relativos a 2020 indican que el 22% (más de uno de cada cinco niños menores de cinco años) tenía retraso en el crecimiento. Casi dos de cada cinco de estos niños vivían en el sur de Asia, mientras otros dos de cada cinco en el África subsahariana.

ESTADO NUTRICIONAL A NIVEL MUNDIAL

Sin una correcta nutrición no puede lograrse un buen estado de salud, lo que se traduce en múltiples costes. La pandemia de la desnutrición le cuesta al mundo miles de millones de dólares en oportunidades perdidas de crecimiento económico y en inversiones perdidas en capital humano asociadas con las muertes prevenibles.

“Si bien los costes parecen ser elevados, los costes derivados de no intervenir son aún mayores. Las ganancias económicas totales estimadas para la sociedad podrían alcanzar los 5,7 billones de dólares estadounidenses para el año 2030 y los 10,5 billones de dólares estadounidenses para el año 2050”, explica el prólogo del Informe de Nutrición Mundial 2021.

"Por un lado, nuestras dietas actuales están actuando como los principales impulsores de la contaminación ambiental y la demanda de recursos. Por otro lado, estamos viendo cómo el calentamiento global y la contaminación afectan el acceso a los alimentos"

Este documento alerta de que este problema se ha visto agravado como consecuencia de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2. “Estamos presenciando recursos públicos limitados y cambiando las prioridades de gasto debido a Covid-19; sin embargo, las inversiones en nutrición son vitales para el desarrollo económico sostenible”, señala el informe. Este enfatiza en la necesidad de que la nutrición se posicione como un elemento clave en los planes de recuperación tras la pandemia.

La crisis nutricional es también causa y síntoma de la emergencia climática. “Por un lado, nuestras dietas actuales están actuando como los principales impulsores de la contaminación ambiental y la demanda de recursos. Por otro lado, estamos viendo cómo el calentamiento global y la contaminación afectan el acceso a los alimentos. La creciente urgencia de abordar la emergencia climática y los hitos clave como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) están movilizando a los líderes para que tomen medidas. Así como la consideración del cambio climático debe ser un componente clave de los esfuerzos para mejorar las dietas y la nutrición, la nutrición y las dietas saludables y sostenibles deben ser una parte importante de la conversación sobre el clima”, recoge el informe.

“Los hallazgos del informe ponen al descubierto la insostenibilidad del statu quo y cómo seguimos enfrentando una crisis nutricional mundial. Las dietas deficientes y la desnutrición resultante en todas sus formas son inaceptablemente altas en todo el mundo, creando uno de los mayores desafíos sociales actuales del mundo”, argumenta la doctora Renata Micha, presidenta del Grupo de Expertos Independientes de Global Nutrition Report.

“La necesidad de una acción sobre nutrición más audaz, sostenida y mejor coordinada que vaya mucho más allá de la comunidad de nutrición nunca ha sido mayor. Al tener en cuenta las enormes e interconectadas cargas sanitarias, económicas y ambientales, esta crisis mundial de nutrición es una realidad que ya no podemos permitirnos ignorar”, concluye.

El número de personas afectadas por el hambre en todo el mundo aumentó hasta los 828 millones en 2021, un aumento de unos 46 millones desde 2020 y de 150 millones desde el estallido de la pandemia de Covid-19, según un informe de las Naciones Unidas que proporciona nuevas pruebas de que el mundo se está alejando cada vez más de su objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en todas sus formas para 2030. 

Los contenidos de ConSalud están elaborados por periodistas especializados en salud y avalados por un comité de expertos de primer nivel. No obstante, recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.
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