Los accidentes cerebrovasculares se posicionan como una de las principales causas de discapacidad y muerte a nivel global. Las mejores experimentadas en la medicina en ámbitos como la detección temprana y la prevención, así como una mayor concienciación de las sociedades, han posibilitado en los últimos años el aumento significativo de los supervivientesafectados por los accidentes cerebrovasculares. Hecho que se ha traducido además en la necesidad de situar la prevención de los accidentes cerebrovasculares en un lugar primordial.
Un reciente análisis focalizado en esta situación publicado por JAMA Network establece que los avances en la adopción de medidas de prevención secundaria recomendadas a través de las políticas sanitarias y sociales de los gobiernos y organismos internacionales han logrado reducir la recurrencia de los accidentes cerebrovasculares en los países desarrollados. “Sin embargo, las tendencias actuales de la recurrencia de accidentes cerebrovasculares en muchos países, particularmente en aquellos que no están desarrollados, continúan sin estar claras”, alertan los autores del referido análisis.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que el accidente cerebrovascular conlleva un alto riesgo de muerte. Los supervivientes pueden experimentar diversas secuelas como la pérdida de la visión y/o habla, parálisis o confusión. Además, nos encontramos ante un problema de salud cuyo riesgo de nuevos episodios se incrementa de forma significativa en aquellas personas que ya han sufrido un accidente cerebrovascular con anterioridad
El riesgo de mortalidad asociado depende del tipo de accidente cerebrovascular. Por ejemplo, los ataques isquémicos transitorios, donde los síntomas se resuelven en las primeras 24 horas, reportan mejores resultados, seguidos del accidente cerebrovascular provocado por estenosis (estrechamiento de la arteria del cuello que suministra sangre al cerebro). La OMS indica que la obstrucción de una arteria es muy peligrosa, siendo el accidente cerebrovascular que mayor riesgo plantea la ruptura de un vaso sanguíneo cerebral.
Retomando el análisis con el que abríamos estas líneas ponemos el foco en los Registros Nacionales de Accidentes Cerebrovasculares de China entre los años 2007-2008 y 2015-2018. Los autores del trabajo que nos ocupa evaluaron de forma sistemática los cambios producidos en la tasa de recurrencia de accidentes cerebrovasculares en la población china. A través de este proceso hallaron que la incidencia acumulada de accidentes cerebrovasculares recurrentes dentro de los 12 meses siguientes al episodio disminuyó del 15,5 al 12,5% en 10 años. Un hallazgo que estuvo asociado al uso de medicamentos preventivos secundarios que experimentó un crecimiento notable en China a lo largo de la última década.
Más de 14 millones de personas en todo el mundo fallecen cada año como consecuencia de un accidente cerebrovascular, y más de 50 millones de supervivientes vivirán con una discapacidad permanente
A pesar de esta disminución el estudio recalca que el 12,5% de los chinos afectados por accidentes cerebrovasculares experimentaron recurrencias en los 12 meses siguientes al episodio primario. En base a este dato los autores explican que puede existir un control subóptimo de los factores de riesgo tradicionales o una falta de conocimiento y manejo de los nuevos factores de riesgo potenciales.
En este sentido la OMS incide en que la hipertensión arterial y el tabaquismo son los riesgos modificables más importantes. De cada 10 personas que fallecen como consecuencia de un accidente cerebrovascular, cuatro podrían haberse salvado si se hubiese regulado su presión arterial. En los menores de 65 años, dos quintas partes de los decesos por accidente cerebrovascular guardan relación con el tabaquismo.
La OMS informa además de que la fibrilación auricular, la insuficiencia cardíaca y el infarto destacan como riesgos potenciales de accidente cerebrovascular. “La incidencia de los accidentes cerebrovasculares está disminuyendo en muchos países desarrollados, en gran parte como resultado de un mejor control de la presión arterial y la reducción de los niveles de tabaquismo. Sin embargo, el número absoluto de accidentes cerebrovasculares sigue aumentando debido al envejecimiento de la población”, expone la agencia de salud de la ONU en consonancia con el análisis realizado sobre la población china.
China, al igual que sucede en muchos otros países con etapas de desarrollo socioeconómicos similares, se enfrenta a un desafío cada vez mayor de problemas de salud asociados con los accidentes cerebrovasculares, en comparación con el resto del mundo.
La Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares (WSO, por sus siglas en inglés) es el único organismo internacional centrado exclusivamente en este problema de salud. De acuerdo con los datos publicados más de 14 millones de personas en todo el mundo fallecen cada año como consecuencia de un accidente cerebrovascular, y más de 50 millones de supervivientes vivirán con una discapacidad permanente.
El accidente cerebrovascular se erige como la segunda causa principal de muerte en personas mayores de 60 años y la quinta causa principal de muerte en personas con edades comprendidas entre los 15 y los 59 años.
“La incidencia de los accidentes cerebrovasculares está disminuyendo en muchos países desarrollados, en gran parte como resultado de un mejor control de la presión arterial y la reducción de los niveles de tabaquismo. Sin embargo, el número absoluto de accidentes cerebrovasculares sigue aumentando debido al envejecimiento de la población”
La WSO detalla que, si bien una de cada cuatro personas en todo el mundo experimentará un accidente cerebrovascular a lo largo de su vida, la mayor carga la experimentan de forma desproporcionada los países con medios y bajos ingresos. Naciones en las que la prevalencia de los factores de riesgo continúa aumentando y en las que existen barreras significativas para el acceso a la prevención eficaz y la atención.
Alerta de que la carga global de los accidentes cerebrovasculares ha aumentado exponencialmente en los últimos 25 años. La WSO pone de relieve que es necesario aumentar la conciencia pública sobre los riesgos que implican los accidentes cerebrovasculares y eliminar la categoría de “riesgo bajo”. “Claramente estamos haciendo algo mal en nuestra evaluación de los riesgos si el 80% de los accidentes cerebrovasculares se producen en personas que, utilizando las herramientas de evaluación clínica actuales, se consideraría que tienen un riesgo absoluto bajo de sufrir un accidente cerebrovascular”.
A pesar de la clara evidencia de la efectividad de las estrategias preventivas para toda la población, todavía ninguna nación las ha implementado en su totalidad a todo su grueso poblacional, critica la WSO pidiendo que los gobiernos sean sensibles a la diversidad abordando las diferencias significativas en las tasas de accidentes cerebrovasculares entre etnias y géneros y se mejoren las herramientas de detección.
Este último punto es de vital importancia ya que, a pesar de que casi las tres cuartas partes de la carga mundial de los accidentes cerebrovasculares se atribuyen a factores de estilo de vida (con la excepción del tabaquismo), las herramientas actuales de detección de accidentes cerebrovasculares no incluyen todo los posibles factores clave de estilo de vida.