El consumo de drogas tiene un importante impacto para la salud, pero también lo tiene para el medio ambiente, algo que afecta indirectamente a nuestro bienestar, y de nuevo a nuestra salud.
La salud y el medio que nos rodea están íntimamente relacionados, ya que son diversos los factores que tenemos alrededor e influyen sobre el organismo. Entre ellos, el aire que respiramos, el agua que bebemos, el lugar en el que trabajamos o el interior de los edificios donde residimos. Son los llamados factores medioambientales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que un 24%de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales. Respecto a la población mundial, esta cifra supone 12,6 millones de muertes cada año, distribuyéndose de manera desigual alrededor del planeta. En Europa se estima que 1,4 millones de muertes al año son debidas a causas relacionadas con el medio ambiente.
La OMS calcula que un 24% de la carga mundial de morbilidad y un 23% de la mortalidad son atribuibles a factores medioambientales
Las condiciones de cada zona (sanitarias, industriales, económicas, sociales, etc.) y las circunstancias en las que viven las personas tienen una gran influencia en la manera en la que el medio ambiente afecta a la población.
En este contexto, el nuevo Informe Mundial sobre Drogas de 2022 de la Oficina de Naciones Unidas para la Droga y el Delito (Onudd) ha analizado las graves consecuencias medioambientales provocadas por el consumo de cannabis y cocaína con la intención de mostrar el verdadero problema que conlleva cultivar estas drogas para la salud.
Según la Onudd, la producción de estas drogas tiene un impacto "relativamente pequeño" en comparación con el del sector agrícola o farmacéutico legal. Sin embargo, los efectos pueden ser significativos a nivel local, comunitario e individual.
La producción de drogas tiene un impacto "relativamente pequeño" en comparación con el del sector agrícola o farmacéutico legal. Sin embargo, los efectos pueden ser significativos a nivel local, comunitario e individual
El cultivo de drogas ilícitas puede desencadenar, principalmente en la deforestación al proporcionar los recursos para expandir los asentamientos humanos y otras actividades agrícolas. Asimismo, el narcotráfico también puede conducir indirectamente a la deforestación cuando la demanda de drogas va en aumento, requiriendo necesitar terrenos más amplios. Esto resulta un factor coadyuvante del cambio climático.
También resalta la contaminación hídrica, ya que entre las sustancias detectadas con mayor frecuencia en las plantas de tratamiento de aguas residuales en los países donde existe dicho control, se encuentran sustancias como la anfetamina, la a benzoilecgonina, el éster metílico de ecgonina, la MDMA, la metanfetamina y la morfina.
Ocurre lo mismo con los productos químicos utilizados para cultivar estas drogas. Al final, estos disolventes terminan siendo arrojados al mar y a los ríos, pudiendo matar a las bacterias que proporcionan un tratamiento natural de las aguas y que rodea a los animales acuáticos que las habitan y que al final acabamos consumiendo.
El cultivo ilícito de drogas de origen vegetal, como el cannabis, al igual que con otros cultivos agrícolas, afecta principalmente al suelo, el agua y al aire. Bien es cierto, que plantar cannabis ya resulta peligroso para el medio ambiente, pero el informe concluye que la huella de carbono del cultivo de cannabis en interiores es 100 veces mayor que la del cultivo al aire libre.
A medida que crece el consumo de drogas y los gobiernos regulan este cultivo anteriormente ilegal, su impacto medioambiental es cada vez más notorio y está contribuyendo en gran medida al cambio climático
Esta forma de cultivo contribuye al cambio climático debido a los equipos utilizados para mantener la temperatura, la humedad y las luces, ya que necesitan un uso desmesurado de energía.
En el caso de la cocaína, la huella climática está determinada principalmente por el cultivo de arbusto de coca (60%), la extracción de alcaloides (24%) y la disposición de desechos (14%). Se podría decir que producir un kilo de cocaína, genera 30 veces más CO2 que un kilo de granos de cacao.
Las emisiones totales de carbono estimadas de la fabricación mundial de cocaína ascienden a 8,9 millones de toneladas de CO₂ al año, lo que equivale a las emisiones medias de más de 1,9 millones de coches de gasolina conducidos en el transcurso de un año, o más de 3.300 millones de litros de combustible diésel consumido.
El informe de la Onudd muestra como en las últimas décadas ha habido un aumento de consumo de drogas por diversos factores. A esto, hay que sumar el incremento de la legalización mundial de cultivo y consumo de cannabis medicinal y recreativo. Pero a medida que crece el consumo y los gobiernos regulan este cultivo anteriormente ilegal, su impacto medioambiental es cada vez más notorio y está contribuyendo en gran medida al cambio climático, suponiendo una de las grandes amenazas contra la salud a la que nos enfrentamos en la actualidad y a la que seguiremos enfrentándonos en las próximas décadas