Las enfermedades crónicas limitan la calidad de vida de los pacientes y son causa de mortalidad prematura
Actualmente, casi el 30% de la población adulta es obesa, lo que supone un aumento con respecto a las tasas de prevalencia de 1995 con las que trabajan los expertos de casi tres puntos. Los facultativos alertan del riesgo que supone este problema para la aparición de determinadas enfermedades crónicas. El especialista del Grupo de epidemiología y genética cardiovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, Jaume Marrugat (abajo en la imagen), quien además a estado al frente de importantes estudios, como DARIOS sobre factores de riesgo cardiovascular en España, advierte que “muchas de las personas jóvenes que son obesas en 20 o 30 años padecerán diabetes u otras enfermedades crónicas, aparte de complicaciones mecánicas, como lesiones en rodillas o en la cadera”.Este hecho, implica que los profesionales sanitarios estén cada vez más preocupados por el futuro de los tratamientos contra este tipo de patologías. Por ello, la ciencia dirige sus esfuerzos en dirigir la investigación, incluso, hacia la curación de estas enfermedades. Es viable, afirman. Y recuerdan recientemente ha sucedido, por ejemplo, con la hepatitis C, para la que ya existen fármacos que pueden curarla. “Hace 30 años no se sabía ni qué virus la producía y, probablemente, ni siquiera se diagnosticaba”, apunta Marrugat.
INVESTIGACIÓN GENÉTICA
Los expertos destacan la eficacia de la investigación genética para encontrar nuevos tratamientos contra enfermedades del corazón. “Estamos trabajando bastante en la expresión génica a través del estudio de los microRNAs”, cuenta Jaume Marrugat, para poder diseñar tratamientos al problema que genera la arterioscleroris, alteración vascular común en varias patologías.
Hasta ahora, lamenta este especialista, “en la enfermedad coronaria nos hemos quedado en la fontanería, es decir, reparar la arteria para restablecer la circulación de la sangre en el paciente y que el corazón vuelva a trabajar bien. En los próximos 10-20 años este tipo de tratamientos se reorientarán hacia losmecanismos que nos permitan entender mejor cómo intervenir el proceso de formación de la arterioesclerosis para poder repararlo e incluso revertirlo”.
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