Desde hace años, el impacto laboral es una de las mayores preocupaciones de las personas con patologías crónicas. Son personas que no quieren perder su trabajo, que piden una adaptación, cambiar de puesto o conseguir la incapacidad laboral permanente. Inquietudes que copan el 20 e incluso 30% de las consultas que se hacen en las asociaciones de pacientes y para las que no existen ni medidas de protección y formación ni recursos. En este contexto, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) ha publicado una guía para laboral para empresas y empleadores, ‘La gestión de personas con enfermedad crónica en el entorno laboral’. Un documento con el que promocionar la inclusión de esta población en el mundo laboral.
Se estima que el 49,3% de hombres y el 59,1% de mujeres mayores de 15 años tienen alguna enfermedad o problema de salud crónico, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Lo cierto es que el mayor porcentaje de pacientes con procesos crónicos son mayores de 65 años, pero en el entorno laboral cada vez hay más pacientes que bien por dolores crónicos, enfermedades autoinmunes, cánceres u otras patologías compaginan estos problemas y sus sintomatologías limitantes con una vida activa en un mundo laboral que no está adaptado a ellos, como explica en entrevista a Consalud.es Carina Escobar, presidenta de la POP. “Estas personas sufren una invisibilidad en el ámbito laboral y la desinformación que tienen las empresas sobre las enfermedades crónicas y sus necesidades”, indica.
¿Qué problemas afrontan los pacientes crónicos en el entorno laboral?
La guía evidencia que las personas con enfermedad crónica tienen una gran preocupación por la posibilidad de que la situación derive en un despido por enfermedad sobrevenida o empeoramiento, brote de su enfermedad crónica o efectos secundarios de sus tratamientos. No se sienten protegidos y se encuentran con la barrera del conocimiento por parte de las empresas y las escasas medidas que se toman para la mejora de su inclusión laboral. Esta situación impacta en su salud. Trabajar con síntomas o no cuidarse adecuadamente puede repercutir en el desempeño laboral y en la relación con los empleadores e incluso los compañeros de trabajo
"Necesitamos visibilizar a las personas con enfermedad crónica en el ámbito laboral y promover una cultura de salud laboral que atienda las necesidades crónicas de salud de los trabajadores"
Como comenta, también afecta a la relación que se crea con los compañeros. En este sentido, ¿que situaciones se pueden encontrar los pacientes?
Los problemas más habituales con los compañeros de trabajo que reportan las personas con enfermedades crónicas son la falta de empatía y el desconocimiento de las respecto a la realidad y necesidades de las personas con enfermedad crónica, que suele derivar en banalización del impacto de la cronicidad en el desempeño laboral, especialmente de las patologías que cursan con síntomas invisibles (como la fibromialgia y la migraña, entre otras).
Pero también se da la incomprensión sobre la necesidad de beneficiarse de ajustes en el puesto de trabajo; el rechazo de compañeros en el caso de patologías con más estigma; o incluso actitudes paternalistas, especialmente en el caso de las personas con enfermedades crónicas más complejas. Necesitamos visibilizar a las personas con enfermedad crónica en el ámbito laboral y promover una cultura de salud laboral que atienda las necesidades crónicas de salud de los trabajadores.
Ante esto, muchos piden que se adapte su puesto de trabajo a su condición. Pero, ¿esto es algo que llegan a conseguir en nuestro país?
Existe un gran déficit de formación de los responsables o empleadores sobre la adaptación de los centros o puestos de trabajo a las necesidades particulares de las personas con problemas de salud crónicos. Por ello, resultan necesarias estrategias y planes concretos de fomento del empleo para trabajadores con necesidades crónicas de salud y que puedan mantener su empleo en igualdad de condiciones o acceso a nuevos puestos en entornos sin barreras u obstáculos que pudieran propiciar el abandono o pérdida del empleo.
Esta falta de promoción y protección del empleo de trabajadores con enfermedades crónicas tiene como consecuencia que muchos pacientes acaban renunciando al empleo, viéndose obligados a elegir entre su salud y su trabajo.
Hablamos de que no existe ninguna normativa laboral en cuanto a las personas en situación de cronicidad.
Así es, no existe un marco normativo específico que recoja las obligaciones y beneficios de las empresas frente a los trabajadores con personas con enfermedad crónica. Pero tampoco ellas tienen un marco de protección específico en ningún ámbito. Los derechos y obligaciones son los mismos que los demás empleados, es decir, pueden solicitar permisos para consultas médicas, beneficiarse de una baja por enfermedad y tener una prestación durante esta baja.
"Esperamos que esta guía sirva para que las empresas tengan un punto del que partir para mejorar la salud laboral de sus empleados, y fomentar su empleabilidad, así como una salud laboral inclusiva con la cronicidad"
En este punto, cabe destacar la relación entre discapacidad y cronicidad. El primero requiere de reconocimiento administrativo, no así la situación de cronicidad. Por ejemplo: muchas enfermedades crónicas pueden derivar también en discapacidad, por su evolución o por sus síntomas asociados, pero en la mayoría de los casos no consiguen este reconocimiento. Desde la POP trabajamos para conseguir esta protección social de las personas con enfermedades crónicas, especialmente para la cronicidad compleja y mejorar su empleabilidad y fomentar su inclusión social.
En vuestra guía establecéis seis puntos para cambiar la gestión de los pacientes crónicos, ¿serán suficientes?
Como se menciona en la guía, cuidar la salud de los trabajadores no está condicionado al tamaño, recursos, ni a la tipología de empresa. Estos seis puntos son una buena base para instaurar una política de cuidado de la salud, incluidas las enfermedades crónicas, ya sea en empresas grandes, PYMES o personas autónomas que contratan a otras personas.Las seis medidas son: identificar quién necesita ayuda; generar confianza y comunicación; reunirse en privado y comunicar las intenciones de la empresa; evaluar las necesidades específicas en materia de salud; definir un plan de acciones, y revisar la implantación del plan.
¿Esperáis que la guía consiga cambiar el panorama laboral que tienen estos pacientes actualmente?
Las organizaciones de pacientes trabajamos para acompañar a las personas con enfermedad desde el diagnóstico y en todo su proceso de vida, pero también para conseguir mejorar su calidad de vida en todos los ámbitos: físico, emocional, social y laboral. Esperamos que esta guía sirva para que las empresas tengan un punto del que partir para mejorar la salud laboral de sus empleados, y fomentar su empleabilidad, así como una salud laboral inclusiva con la cronicidad.
Si la sociedad en su conjunto y los sistemas sanitarios, sociales, educativos o laborales no acompañan al paciente diagnosticado de una enfermedad crónica, la salud de esta persona se verá comprometida, así como su inclusión social. Es necesario que las políticas sociales, sanitarias, educativas y laborales, sociedad, empresas, empleadores y trabajadores aúnen esfuerzos para incorporar acciones específicas que protejan a las personas que tienen una enfermedad crónica. Abordar las enfermedades crónicas en el lugar de trabajo conducirá a un crecimiento económico más fuerte, un empleo más rentable, una menor dependencia de las prestaciones sociales, una menor demanda de servicios en los sistemas de salud y mayor productividad.