Con motivo del Día Mundial de la Mujer, celebrado el 8 de marzo, Consalud.es ha realizado un especial con profesionales sanitarias, políticas y representantes de pacientes para conocer la situación de la mujer en estos ámbitos y los caminos a recorrer. Una de esas entrevistas ha sido a Cristina Regojo, médico especialista en Análisis Clínicos en Área Sanitaria de Vigo y presidenta de la Asociación Española contra la Meningitis (AEM).
Ella cumple con los perfiles de profesional sanitario, paciente y representante de pacientes. Regojo tuvo meningitis a los cuatro años tras lo que sufrió hipoacusia bilateral profunda, es decir, discapacidad auditiva. Desde entonces ha luchado por seguir adelante y representar a los niños y personas que como ella han sufrido las graves consecuencias que a veces se desarrolla tras padecer meningitis.
“A raíz de la pandemia, he sentido que las instituciones y la sociedad no han sido conscientes de como las mascarillas han empeorado la vida de las personas con discapacidad auditiva”
“Una vida de esfuerzos” en los que sus padres le alentaron a trabajar y “superarme para que la sordera no fuera un impedimento para mi futuro y pudiera conseguir lo que me propusiera”. Y su sueño siempre fue ser médico. Quería “ayudar a otros niños y sus familias a pasar la meningitis así que a pesar de ser una meta difícil yo me lo propuse y pasito a pasito lo conseguí”.
La discapacidad es un factor por el que ahora mismo la población sufre discriminación. Siendo mujer, ¿esta exclusión se acrecenta?
Ser mujer y padecer una discapacidad implica más dificultades en general pero sobre todo en el mundo laboral y especialmente en el ámbito privado. Con las tasas de paro actuales, casi cualquier persona, hoy en día, tiene dificultades para encontrar trabajo, pero tener discapacidad y además ser mujer agrava más esa dificultad. En la empresa pública hacen cumplir la normativa, pero aun así las plazas ofertadas son insuficientes.
A nivel social afortunadamente creo que estamos en el camino, cada vez hay mucha más conciencia social y sobre todo más sensibilidad, pero aún queda mucho por hacer para que una mujer con discapacidad pueda realizarse y sentirse como una más en la sociedad.
¿Ha sentido barreras a la hora de trabajar como doctora por tener sordera?
A raíz de la pandemia, he sentido que las instituciones y la sociedad no han sido conscientes de como las mascarillas han empeorado la vida de las personas con discapacidad auditiva que necesitamos la lectura labial para poder entender. Ha supuesto un doble confinamiento para nosotros.
A mí personalmente me ha hecho mucho daño porque me ha limitado la autonomía e independencia que tanto me ha costado conseguir. He podido seguir trabajando porque tengo una especialidad sin casi trato con el paciente y mis compañeros se han solidarizado conmigo, pero fuera de ese ámbito y el familiar ha supuesto un gran desgaste emocional para mí. A pesar de que hemos denunciado la situación y llevamos dos años de pandemia, a día de hoy no se ha hecho un esfuerzo por parte del gobierno y las instituciones para que todos los sitios públicos y comerciales dispongan de mascarillas transparentes que nos faciliten la comunicación y no nos aíslen más.
¿Se ha sentido estigmatizada alguna vez?
Sí, a lo largo de mi vida me he podido sentir estigmatizada. Podría contar anécdotas y situaciones relacionadas, pero prefiero hablar de lo que se puede hacer y mejorar para que no vuelva a pasar y otros no lo sufran. Además, la sordera presenta una particularidad, sobre todo si eres un sordo oralista (que se comunica con lenguaje oral). Es una discapacidad invisible que puede pasar desapercibida a mucha gente de tu alrededor pero es muy dura para quien la sufre. Porque es el sordo el que hace un esfuerzo continuo y constante para ser uno más en la sociedad, sobre todo, cuanto más activa es tu vida en cuanto a relaciones sociales, más desgaste sufres.
“Yo estoy muy orgullosa de lo que he conseguido a base de mi esfuerzo y el de mi familia que siempre me ha apoyado”
Cuando la persona que está a tu lado te habla despacio vocalizando, cuando dispones de subtítulos donde los necesites, cuando tienes acceso al audífono/implante coclear y a todos los accesorios tecnológicos que te hacen la vida más fácil, cuando en los colegios hacen una adaptación curricular personalizada para cada niño sordo y muchas cosas más, pues entonces así, sientes una gratitud enorme y ganas de comerte el mundo. Yo estoy muy orgullosa de lo que he conseguido a base de mi esfuerzo y el de mi familia que siempre me ha apoyado. Obstáculos y dificultades tenemos todos pero lo más importante es la actitud y como sales fortalecido con estas situaciones. Ahí es donde entra lo que llamamos la inteligencia emocional, para mí por lo menos es la clave y lo que más me ayudó en la vida.
Desde hace seis años pertenece a la Junta Directiva de la Asociación Española contra la Meningitis y ahora eres presidenta, ¿cómo es la lucha contra esta enfermedad? ¿Ha sentido alguna vez rechazo por ser mujer?
La asociación es para mí un sueño hecho realidad. Yo siempre quise ser pediatra pero no pudo ser porque cuando tuve que decidir la especialidad médica no podía auscultar y eso era incompatible con la pediatría (ahora el implante coclear me permite auscultar). Años después sentí la necesidad de aportar mi granito de arena en la lucha contra esta enfermedad y por eso cinco supervivientes y yo creamos la Asociación Española contra la Meningitis para ofrecer apoyo a los afectados y sus familias. Es para mí un honor liderar esta asociación en la que conozco cada día gente increíble con unas historias muy dramáticas pero que lejos de ser víctimas. Son ejemplo de líderes y un orgullo para mí acompañarles en este camino.
Tenemos que trabajar duro con las instituciones para que los afectados consigan el apoyo que necesitan a lo largo de su vida porque hasta el 30% sufren graves secuelas físicas y hasta un 60% psicológicas. Y no solo ellos, también sus familiares. Muchas madres pierden su trabajo y no lo recuperan porque lo tienen que dejar todo para cuidar a sus hijos enfermos. Tenemos que ofrecer apoyo económico a estas familias que ya de por sí están viviendo una situación muy difícil.
¿Están las mujeres bien representadas en las asociaciones y sociedades científicas?
Vamos mejorando, al menos entre los médicos se va notando que más del 65% son mujeres. Otra cosa es ocupar cargos de responsabilidad o liderar asociaciones científicas, ahí se complica porque no es un tema de competencias sino de tiempo, si queremos realizarnos como madres de familia al final hay que sacrificar en algún lado. Hay que seguir trabajando para facilitar la conciliación laboral y familiar y que las mujeres tengamos las mismas posibilidades de ocupar puestos directivos seamos madres o no.