El descenso de la reserva ovárica y la calidad de los óvulos a partir de los 35 años hace que el tiempo juegue en contra de las mujeres que deciden tener hijos a una edad más avanzada, haciendo que la ventana de tiempo sea más estrecha. En 2021 y 2022, las mujeres españolas fueron madres a los 32,6 años de media en España. Además, últimamente, se observa no solo una disminución del número de nacimientos, sino también un retraso en la edad de maternidad. El número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 27,9 por ciento en los 10 últimos años en España.
Esta coyuntura se explica por el cambio sociocultural y económico que viene ocurriendo en los últimos años, que ha desembocado en la inestabilidad y la incertidumbre que atraviesa todas las áreas de la vida de los jóvenes: muchos siguen compartiendo piso a los 30 años y su salario no alcanza los 2.000 euros mensuales. "¿Quién tiene una pareja estable con 25 o 29 años, un trabajo estable con esa edad o una vivienda a la que acceder?", se ha preguntado la ginecóloga Silvia Iniesta, especializada en reproducción asistida en el Hospital Ruber Internacional y jefa de sección en la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Universitario La Paz. "O cambiamos la sociedad, o habrá que hacer más accesible todo el tratamiento reproductivo", ha sentenciado Iniesta.
En este sentido, ha recordado que, normalmente, la edad biológica óptima para concebir no se corresponde con las prioridades vitales y sociales de la mujer. Por tanto, cuando se pospone la maternidad, pueden surgir problemas de esterilidad porque, conforme se cumplen años, se va produciendo una pérdida de la reserva ovárica, debido al estrés oxidativo y a la disminución de la calidad ovocitaria.
"Todo el mundo quiere tener unos estudios, escalar en su empresa antes de lograr un embarazo y tener una estabilidad económica y una casa. Lo que pasa es que, en esos momentos, todo se pospone y nunca es un buen momento para la maternidad. Entonces, a nivel social, esos son los cambios que nos piden, pero, a nivel ovárico, el ritmo no es el mismo", ha señalado. Por ello, la especialista recomienda la criopreservación ovocitaria, "para que las mujeres tomen las riendas de su reloj biológico". Se trata de realizar una reserva previa de óvulos, cuando se dispone de una cantidad óptima y estos todavía conservan una buena calidad.
Este proceso comienza con la estimulación ovárica controlada, que busca aumentar la producción de óvulos de la mujer. Posteriormente, se realiza la extracción de los óvulos maduros, seguida de la vitrificación, una técnica de congelación ultrarrápida que minimiza el riesgo de daño celular. Los óvulos congelados se almacenan a temperaturas extremadamente bajas para su uso futuro.
En este sentido, la doctora ha insistido en la importancia de "tener la información" sobre la existencia de este procedimiento y, después, decidir si se quiere posponer o no. "Es mejor que no saberlo y darse cuenta de que, si se hubiera sabido, se hubiera cambiado algo", ha remachado, para relatar que es "común" encontrar a mujeres de 40 años que no sabían de este procedimiento, o que en el pasado prefirieron no hacerlo.
"Hoy en día no nos podemos permitir que haya una sola mujer de 32 años que no sepa las consecuencias que tiene el posponer la maternidad y la información de la posibilidad de vitrificación"
"Hoy en día no nos podemos permitir que haya una sola mujer de 32 años que no sepa las consecuencias que tiene el posponer la maternidad y la información de la posibilidad de vitrificación", ha expresado por su parte Elena Carrillo de Albornoz, directora de la Unidad de Reproducción Asistida de Ruber Internacional. "Otra cosa es que la persona lo sepa y que no tenga los recursos económicos. Por supuesto, menos por causas de enfermedades médicas, no está cubierto por el Sistema Nacional de Salud", ha matizado Carrillo de Albornoz. El precio de este procedimiento oscila los 2.500 euros. Ambas especialistas recomiendan realizar este proceso a los 30, a los a los 31 o a los 32 años. En definitiva, por debajo de los 35 años. "A partir de los 30, la funcionalidad del ovario va modificándose", han recordado.
Por su parte, el doctor en biología molecular Yosu Franco, director del Laboratorio y Científico de la Unidad de Reproducción Asistida de Ruber Internacional, ha explicado que, a partir de los 38 años, el porcentaje de alteraciones cromosómicas que tiene un óvulo es un 60 por ciento. "Cuando llegamos a los 40, estamos hablando ya de un 70 por ciento. Cuando llegamos a los 42, estamos hablando de un 85 por ciento y, cuando llegamos a los 43, estamos hablando de un 90-92 por ciento", ha advertido.
De cada óvulo, las posibilidades de tener un niño en casa es de entre el 5 y el 10 por ciento. "No podemos revertir el envejecimiento ovárico. Hay factores climáticos, hay factores ambientales y hay factores nutricionales", ha recordado.
LA INFERTILIDAD EN LOS HOMBRES
Por su parte, Franco ha advertido también del aumento de casos de infertilidad en los hombres. "La calidad del semen, principalmente, ha bajado por la contaminación ambiental y el estilo de vida. Vivimos en una sociedad donde todo es deprisa, hay un estrés tremendo y hay unos hábitos de vida que se toman como normales, pero no son normales", ha expresado el expecialista.
En este sentido, ha advertido de la demostrada "relación directa" entre el cannabis y el empeoramiento de la calidad del semen. Otros factores de riesgo son tomar mucho café o té al día y trabajar con tóxicos y no protegerse. "Por ejemplo, la gente que recoge la basura, que suele ser gente joven, no van con mascarilla, y están oliendo todo el rato volátiles de la basura", ha alertado.
Otro gesto muy común, como es colocar el ordenador portátil encima de las piernas, también afecta a la fertilidad. "Si estás un día, no pasa nada, pero si todos los días estás cuatro horas, tu temperatura testicular ya no es por debajo de los 37 grados, que es donde tiene que estar el testículo, sino que sube por encima de los 37. Esto afecta la espermatogénesis, que es la que realmente cada tres meses va formando nuevos espermatozoides", ha argumentado.
De hecho, ha asegurado que, por cada 10 donantes de semen que acuden a los bancos de semen, "solo se quedan con 2, porque los 8 restantes o tienen una baja concentración, o no tienen movilidad suficiente, o tienen una fragmentación súper elevada, y es por el estilo de vida que llevan", ha aseverado.