En España, entre 2015 y 2023, 164.502 personas recibieron tratamientos antivirales de acción directa contra la hepatitis C, según datos del Ministerio de Sanidad. Mientras un 95% de estos pacientes ya se ha curado, todavía quedan entre 20.000 y 30.000 personas con hepatitis C sin diagnóstico ni tratamiento en el país, siendo el abordaje del cribado en población general, y en especial, el de las poblaciones vulnerables los dos grandes retos pendientes para conseguir la eliminación del VHC, uno de los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2030.
“A pesar de los avances en las políticas de salud pública, todavía existen áreas geográficas y poblaciones donde el acceso al diagnóstico es insuficiente, aunque hay un avance constante e incesante en este aspecto”, afirman Manuel Romero-Gómez, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) y Rocío Aller, secretaria científica de la AEEH. La falta de diagnósticos es una de las principales barreras que, en ciertas áreas, puede limitar la detección de casos de VHC.
“La estigmatización puede disuadir a los individuos de buscar atención médica”
Esta falta de acceso puede estar condicionada en numerosas ocasiones por el desconocimiento de la patología y la marginalización de quienes la sufren. “La estigmatización puede disuadir a los individuos de buscar atención médica”, aseguran Romero-Gómez y Aller. “Pacientes pertenecientes a grupos estigmatizados, como personas que consumen drogas por vía parenteral o poblaciones en instituciones penitenciarias, pueden encontrarse con barreras adicionales para acceder al diagnóstico y al tratamiento”, añaden.
El desconocimiento sobre la enfermedad o la ausencia de un sistema eficiente de notificación o alerta de casos positivos también contribuyen a la falta de diagnósticos y, por tanto, de tratamientos. Esta última limitación en la infraestructura sanitaria, según señalan los portavoces de la asociación, se incluye en el Decálogo para la eliminación de la hepatitis C en los Hospitales. Además, los expertos plantean la necesidad de actualizar las guías clínicas y promover la formación continua de los profesionales de la salud.
Otro de los factores que han influido en el descenso de los diagnósticos y los tratamientos ha sido la pandemia de Covid-19. Como afirman ambos miembros de la AEEH, “la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia ha desplazado recursos y esfuerzos de la atención de otras enfermedades infecciosas, como ha ocurrido con la hepatitis C”. En ese sentido, la pandemia obligó a la priorización de recursos orientados al virus SARS-CoV-2, un hecho que ha propiciado “una disminución temporal en la identificación y tratamiento de pacientes con VHC”, comentan los expertos.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SANITARIAS
Las carencias en el diagnóstico y el tratamiento de la hepatitis C tienen consecuencias que abarcan diversos niveles, desde el impacto directo en la salud de las personas afectadas hasta las repercusiones en la sociedad y los sistemas de salud. “Existen costes indirectos relacionados con la pérdida de productividad, la discapacidad y la mortalidad prematura”, explican los expertos. Además, el abordaje de complicaciones avanzadas de la enfermedad hepática tiene un coste económico directo sustancial.
“La no eliminación implica una carga continua de enfermedades hepáticas avanzadas y un aumento en las tasas de complicaciones hepáticas graves”
Asimismo, el ámbito de la salud pública también se ve afectado por la no eliminación del VHC. Por un lado, los expertos señalan la persistencia de la morbilidad y mortalidad relacionada con esta patología. “La no eliminación implica una carga continua de enfermedades hepáticas avanzadas y un aumento en las tasas de complicaciones hepáticas graves”, señalan. Por otro, la disminución de los diagnósticos y tratamientos exacerba las desigualdades en salud, “especialmente en poblaciones vulnerables que ya enfrentan barreras para acceder a la atención sanitaria”, añaden.
RETOS EN EL ABORDAJE DE LA HEPATITIS C
La eliminación de la hepatitis C es un imperativo de salud pública. El principal objetivo, señalan los expertos, son las “estrategias como el cribado universal y el tratamiento accesible para disminuir y erradicar las consecuencias de la hepatitis C en la salud pública”. España es uno de los países más comprometidos con la eliminación de esta infección, para la que se han puesto en marcha diversas estrategias como el Decálogo, citado anteriormente.
Los objetivos son varios, desde la disminución al 90% en nuevas infecciones a nivel global, hasta la reducción del 65% en la mortalidad por las hepatitis virales. Como destacan los expertos de la AEEH, España ha sido reconocida por sus esfuerzos en la lucha contra la hepatitis C, con programas como el Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud, que ha permitido tratar a un número significativo de pacientes y ha posicionado al país como líder en la eliminación de esta enfermedad.
“La eliminación de la hepatitis C requiere un abordaje holístico y comprometido de todos los involucrados en el cuidado de la salud y el bienestar social para alcanzar los objetivos establecidos a nivel nacional e internacional”
Actualmente, las instituciones públicas, los profesionales sanitarios y el sector privado tienen grandes responsabilidades que asumir para hacer frente al VHC. Los portavoces de la AEEH señalan los cribados, el acceso a los tratamientos, la investigación, la vigilancia o la educación del paciente entre las medidas diana para luchar contra la infección. “La eliminación de la hepatitis C requiere un abordaje holístico y comprometido de todos los involucrados en el cuidado de la salud y el bienestar social para alcanzar los objetivos establecidos a nivel nacional e internacional”, concluyen.
"Con la colaboración de Abbvie"