El cribado de cáncer gástrico o pancreático en perfiles de alto riesgo reduciría la alta mortalidad

Sin cribado para la población general, los expertos abogan por un seguimiento personal y programado de los pacientes con técnicas endoscópicas y radiológicas

El cribado de cáncer gástrico o pancreático en perfiles de alto riesgo reduciría la alta mortalidad
El cribado de cáncer gástrico o pancreático en perfiles de alto riesgo reduciría la alta mortalidad
CS
11 julio 2018 | 16:22 h

En 2017, el número de casos de cáncer de estomago fue de 8.584 y de páncreas, 6.760, con lo que la incidencia se representa como media o baja, aunque si se detectan en fases avanzadas ambas conllevan una elevada mortalidad. Las lesiones malignas fueron uno de los temas que se han debatido en el LXXVII Congreso de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), celebrado recientemente en Valencia, en el marco de la Semana de las Enfermedades Digestivas (SED).

Las ponencias impartidas por Eduardo Albéniz, miembro de la SEPD y médico adjunto del Servicio de Endoscopia del Complejo Hospitalario de Navarra, y por el doctor Enrique Pérez-Cuadrado Robles del Hospital Saint-Lucen Bruselas (Bélgica) y también miembro de SEPD, han analizado el tema con conclusiones muy similares: al tratarse de dos tipos de cáncer con una incidencia limitada y sin protocolos de cribado claramente establecidos, el cribado poblacional no parece una solución coste-efectiva a la práctica. Sin embargo, sí es necesario establecer sistemas de control y cribado para los grupos de riesgo evitando que las lesiones previas en estómago o páncreas se desarrollen y se conviertan en tumores. 

“El cribado poblacional no está recomendado ya que el riesgo para la población general es bajo”

En España la incidencia del cáncer de páncreas es de 8-10 casos por 100.000 habitantes al año, representa el segundo tumor maligno gastrointestinal en frecuencia y es la tercera causa de muerte por cáncer en adultos. Su incidencia aumenta a partir de los 45 años y es más frecuente en hombres que en mujeres. Alrededor del 90% del cáncer de páncreas se diagnostica en estadios avanzados, en los que las opciones terapéuticas son limitadas.

“El cribado poblacional no está recomendado ya que el riesgo para la población general es bajo”, apunta Pérez-Cuadrado Robles, “el cribado sí está recomendado en la denominada población de alto riesgo, un grupo heterogéneo muy seleccionado de pacientes con mayores posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer lo largo de su vida”.

El tener familiares de primer grado afectos de esta enfermedad constituye el factor de riesgo más importante a la hora de incluir a una persona en el cribado. Otros factores de riesgo son quistes de páncreas y factores medioambientales como el tabaquismo, la obesidad, una dieta rica en grasa y carnes.

El cribado de cáncer pancrático se realiza mediante técnicas radiológicas (principalmente resonancia magnética) y endoscópicas (eco-endoscopia) que se repiten periódicamente. La principal dificultad del proceso del cribado es que se detectan con frecuencia lesiones preneoplásicas, muchas veces quísticas, en las que es muy difícil determinar su potencial maligno llevando en ocasiones a cirugías asociadas a una alta morbimortalidad y que pueden no ser necesarias

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