La soledad no deseada es una realidad que sufren miles de personas. En Europa son unos 30 millones de personas en esta situación, en España se estima que son más de 6 millones, el 13,4% de la población, según el estudio ‘El coste de la soledad en España’ del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (SoledadES) publicado recientemente.
Adolescentes, jóvenes y las personas mayores son los que se sienten solos con más frecuencia. El 21,9% de los chicos y chicas de entre 16 y 24 años manifiestan esta emoción; el 40% de los mayores de 65 años también. Una realidad que afecta en su día a día, en su calidad de vida, en sus relaciones sociales, y, en definitiva, en su salud. Y es que la soledad no deseada tiene un importante coste en todos los ámbitos de la sociedad.
El 43% de los costes directos, un 0,51% del PIB, se relacionan con una mayor frecuencia de servicios sanitarios y un mayor consumo de medicamentos relacionados con enfermedades asociadas a la soledad
Según el estudio de SoledadES, en 2021, este fenómeno conllevó un coste del 1,17% del Producto Interior Bruto (PIB), en total, 14 mil euros. Unas cifras que año tras año van aumentando con el incremento e intensificación del aislamiento social y la soledad que se produce, como señala una tesis publicada en 2022 por la Universidad de Córdoba.
Los costes derivados de esta realidad son tanto a nivel social o de empleabilidad, como de la salud. Como se ha incidido en diferentes estudios, la soledad se asocia con una peor salud tanto física como mental. Este fenómeno genera desanimo, frustración, inseguridad, tristeza, que se traduce, todo ello, en empeoramiento del ánimo, de la salud psicológica y del autocuidado en una población especialmente vulnerable como es la mayor.
También, señala un estudio publicado en la revista ‘Atención Primaria’, la soledad aumenta el riesgo de sedentarismo, de tabaquismo, de consumo excesivo de alcohol y de alimentación inadecuada. Es un fenómeno que también produce una mayor morbimortalidad, con aumento de riesgo de enfermedades cardiovasculares o de resfriados.
Según el informe de SoledadES, el 43% de los costes directos, un 0,51% del PIB, se relacionan con una mayor frecuencia de servicios sanitarios y un mayor consumo de medicamentos relacionados con enfermedades asociadas a la soledad, como son antidepresivos, estimulantes, tranquilizantes y relajantes.
La soledad supone un coste del 69% en Atención Especializada y un 18% en Atención Primaria
Pero, además del coste directo en Sanidad, la soledad se ha relacionado con una reducción de años de vida. En 2021 se estima que la soledad ha generado una reducción de 1,03 millones de años de vida ajustados por calidad. En cuanto a mortalidad, se estima que se han perdido 18 mil años por muertes prematuras, indica el estudio. Según una investigación publicada en 2001 en 'Psychosom Medline', el riesgo de mortalidad prematura aumenta un 26% en personas que sienten soledad, un 29% en personas con aislamiento social y un 32% en las que viven solas.
TRABAJAR EN EL ABORDAJE DE ESTAS PERSONAS
Desde el sistema sanitario, es importante trabajar para mejorar el abordaje de estos pacientes que ante su situación empeoran su calidad de vida y evolución. La soledad supone un coste del 69% en Atención Especializada y un 18% en Atención Primaria. El problema, es que actualmente existe dificultad para identificar la realidad de estas personas y actuar ante ella.
En este punto, existen diferentes guías con la que mejorar el abordaje de estos pacientes. A nivel nacional, pero también en países extranjeros, se han creado diversas iniciativas que generan campañas para llamar la atención sobre el problema, promueven el contacto entre los ancianos y la comunidad, y les ayudan a beneficiarse de las redes de contactos que permiten las nuevas tecnologías. En este sentido, los autores del citado estudio de la revista ‘Atención Primaria’ señalan la importancia de promover desde las consultas sanitarias actividades en grupo y talleres para paliar el aislamiento social y con ello sus efectos en la salud.