La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha organizado una jornada sobre polvo atmosférico en su sede de Madrid, en la que expertos de varios campos han analizado los efectos de este factor en los seres humanos y en su entorno.
El investigador del Instituto Salud Carlos III, Julio Díaz ha lanzado una seria advertencia sobre este riesgo. La contaminación está popularmente asociada sólo a problemas circulatorios y respiratorios, pero también puede desencadenar partos prematuros y generar párkinson o cáncer de mama y estómago..., "y nos está restando años de vida", ha afirmado el científico.
"El polvo atmosférico afecta a la salud humana", ha confirmado también el director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, Emilio Cuevas, quien ha mencionado casos concretos de su incidencia en problemas respiratorios, asma, meningitis en África y fiebre amarilla en América.
Además, un estudio presentado en esta jornada detalla que, en Japón, se ha elaborado ya el perfil más amenazado por el polvo en suspensión: varón, mayor de 75 años, no fumador, con hipertensión o diabetes y con fallo crónico renal. En cuanto a las actividades humanas, su principal incidencia se ha detectado en sectores como la agricultura, la industria energética solar, el transporte por carretera -sobre todo en Oriente Medio, norte de África y Asia-, las operaciones aeronáuticas, la meteorología, el clima o la productividad marina. En este último caso, Cuevas ha recordado "el episodio vivido en Canarias este verano, en el que el polvo atmosférico alimentó a microalgas tóxicas".
La contaminación está popularmente asociada sólo a problemas circulatorios y respiratorios, pero también puede desencadenar partos prematuros
No obstante, los expertos reconocen que esta situación también influye "de forma positiva" en los océanos y mares, ya que "el contenido en hierro del polvo favorece la fertilización y el aumento de clorofila". En cifras, las emisiones de polvo atmosférico oscilan entre los 60.000 y los 120.000 kilogramos por segundo, lo que supone un total de entre 2.000 a 4.000 millones de toneladas por año, "lo que equivaldría a cargar cien millones de camiones".
A ello hay que sumar las emisiones agrícolas en zonas áridas, "unos 100 millones de toneladas al año", ha añadido Cuevas.
En cuanto a la península ibérica, la principal afección se concentra en el polvo proveniente del desierto del Sáhara "que exporta entre el 50 % y el 70 % del polvo mineral" y del cual "una parte recae sobre el Mediterráneo y otra sobre el Atlántico, donde llega hasta el Caribe y Florida". Las zonas de mayor concentración y emisión en la zona desértica de origen se asocian a "lechos de lagos secos y depósitos fluviales que fueron cauces y ahora tienen poca o ninguna conexión con el mar", ha explicado el responsable del programa VAG de aerosoles atmosféricos de la AEMET, Sergio Rodríguez.
El transporte de estas partículas a la península ibérica "suele darse desde mitad de primavera hasta mitad de otoño", ha apuntado este especialista, quien ha recordado la importancia del movimiento asociado a las olas de calor en época estival. A estas partículas "se añaden contaminantes como el sulfato amónico o partículas de combustión primaria como los lubricantes de los automóviles o de quema de biomasa": parámetros que, según considera Rodríguez, "debemos tener en cuenta para nuevos estudios en el futuro".