En el contexto de la celebración de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, celebrada del 1 al 7 de agosto, los expertos recuerdan la importancia de garantizar el aporte adecuado de omega-3durante la lactancia. Y, para ello, el consumo materno de frutos secos y pescados azules es fundamental.
Las diferentes instituciones de la salud, como la OMS, consideran la lactancia materna como una de las mejores formas para asegurar la alimentación y salud de los niños, que aporta beneficios tanto a los bebés como a la madre: protege de múltiples enfermedades, favorece el desarrollo del sistema inmune desde el primer día, previene el sobrepeso en la infancia y propicia el correcto desarrollo mandibular, entre otros. Respecto a la madre, le supone un factor protector ante los cánceres de ovario y de mama, y tiene un evidente beneficio económico al ser gratuita.
El calostro es la primera leche que produce el pecho materno y que dura los primeros 3 - 5 días tras el parto
La primera leche que produce el pecho materno tras el parto, denominada calostro, ayudará al crecimiento del bebé los primeros días y le protegerán de los patógenos externos. Pasados los primeros 3-5 días, se da paso a la leche de transición, que es más rica en grasas e hidratos de carbono (lactosa). Esta se mantiene hasta los días 10-15 y, después, da paso de forma definitiva a la leche madura, compuesta por lactosa, grasas y proteínas.
Durante los primeros meses de vida del bebé, la lactancia materna suele ser el método de alimentación exclusivo del niño o niña en las familias cuyas mujeres así lo deseen o puedan llevarlo a cabo. De esta forma, la fuente de alimentación del bebé es la madre. Si bien alimentación de la madre puede influir en la del bebé, tras el parto ya no resulta tan determinante.
"Si notamos que el bebé rechaza el pecho después de tomar lácteos, deberíamos comentárselo al pediatra"
No obstante, en los macronutrientes presentes en la leche materna (hidratos de carbono, proteínas y grasas), “es cierto que la variación más grande y que sí hay que vigilar es en los lípidos”, explica Sara Rivas Pereira, nutricionista del Hospital Vithas Vigo. Por este motivo, subraya “la importancia de asegurar un buen aporte de grasas en la alimentación de la madre que da el pecho, centrada en una ingesta adecuada de ácidos grasos tipo omega-3, que se encuentran, principalmente, en pescados azules y frutos secos”.
La experta señala que los hidratos de carbono son el componente menos variable, y las proteínas cambian, pero de forma fisiológica, es decir, van disminuyendo con la progresión de la lactancia. Ante esta situación, la nutricionista recomienda asegurar el correcto aporte de omega 3, vitaminas A, C, D, E, ácido fólico (B9) y los minerales cromo, cobre y yodo, “ya que son necesarios para suplir las necesidades de la madre que amamanta”.
Para cumplir con unos buenos niveles en todos ellos “debemos asegurar una adecuada ingesta de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3, además de una dieta rica en frutas y verduras, cereales y pescados, que es donde se encuentran la mayoría de estos micronutrientes”, indica la experta.
“Muchos sabores pasan a la leche materna”
Además, Rivas recuerda que “muchos sabores pasan” a la leche materna, una condición que puede notar el bebé. Este hecho puede resultar beneficioso de cara a la introducción de la alimentación complementaria, “ya que aunque sean nuevas texturas, estaremos introduciendo sabores que el bebé, en cierta forma, ya conoce”, señala. Además, muchos de estos sabores vienen dados por una dieta variada y equilibrada de la madre.
Sin embargo, la transfusión del sabor presenta otros riesgos, pues el paso de nutrientes también implica el traspaso de “otras sustancias, como el alcohol, algunos fármacos o moléculas, como las proteínas de vaca que ingiere la madre”. Por eso, durante la lactancia está desaconsejado tanto el consumo de alcohol como el tabaco. Y en el caso de la proteína de la leche de vaca, “se ha investigado que, en niños alérgicos a la misma que estén siendo amamantados, la exclusión de dicha proteína de la dieta de la madre es esencial, ya que puede ocasionar malestar en el bebé”.
Por tanto, no sólo sería bueno restringir, en estos casos, la leche de vaca, sino también sus derivados como queso o yogures. “Por esta razón, si notamos que el bebé rechaza el pecho después de tomar lácteos, deberíamos comentárselo al pediatra”, explica la nutricionista. Del mismo modo, hay que tener cuidado con otras sustancias, como las hierbas medicinales o medicamentos, ya que también pueden pasar a la leche. Lo ideal, según los expertos, es consultar previamente con los profesionales durante la lactancia.