El fentanilo, un año más, copa los titulares de los medios estadounidenses. Durante la pandemia Covid-19 y en el año 2021, las muertes por sobredosis por uso de opiáceos alcanzaron niveles récord según el último informe de los Centros de Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC), y en concreto las causadas por el consumo de fentanilo se cuadriplicaron de 2016 a 2020 y se incrementaron un 24,1% de 2020 a 2021. La gran lacra que asola a Estados Unidos y que ha dejado ya más de medio millón de muertos en los últimos diez años es un problema del que estamos en España alejados. Pese a que cada año se registra un aumento del consumo, lo cierto es que estos datos no preocupan a los expertos.
Lejos de las cifras que el Ministerio de Sanidad publicó en la última ‘Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España’ (EDADES 2022) en el que de 2021 a 2022 se pasa de una prevalencia del consumo de fentanilo de 3,6% a un 14%, datos que los profesionales ponen en duda, desde la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), el Dr. Francisco Javier Resa, miembro de los grupos de trabajo de Dolor y Cuidados Paliativos y de Bioética y Humanidades de la sociedad, señala a Consalud.es que actualmente estamos “en torno a 0.6 prescripciones de opioides por habitante y año, una tasa que es 17 veces inferior a la estadounidense. De ellas, un 28% corresponden al fentanilo”.
El fentanilo, es un fuerte analgésico incluido en el grupo de opioides mayores, como la morfina. Su consumo puede provocar adicción si no hay un seguimiento y control médico. Y si se alarga durante un periodo importante de tiempo puede llevar a una depresión respiratoria, como señaló una investigación publicada en la revista ‘PNAS Nexus’.
Dra. Flox: “Han permitido una mejor vigilancia de la prescripción del fentanilo y ha reducido su uso en situaciones en las que no se cumplen las indicaciones aprobadas”
Actualmente, el fentanilo se receta en España en situaciones de dolor irruptivo en pacientes con cáncer, “con un acceso muy restringido”, recuerda la Dra. Gema Flox, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cuidados Paliativos de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), a este medio. El pasado 22 de septiembre de 2021, Sanidad aprobó el ‘Plan de Optimización de la utilización de analgésicos opioides en el dolor crónico no oncológico’ en el SNS, por el que se revisó la financiación del fentanilo de liberación inmediata, utilizado en 2015 en más del 40% de los casos de pacientes con dolor irruptivo no oncológico, según un estudio publicado en la revista ‘Ilaphar’, siendo una indicación no autorizada.
En España, existen controles como el visado y la obligación de receta para adquirir el medicamento en Farmacia. Además, desde 2021 el Servicio de Farmacia realiza un control de la prescripción de los opioides y en el caso del fentanilo de rápida absorción se limitó a las indicaciones de laboratorio: el dolor irruptivo oncológico. “Estas medidas son fundamentales para evitar un uso inapropiado de estos fármacos y reducir los posibles riesgos que acompañan a su utilización”, indica la Dra. Flox. “Han permitido una mejor vigilancia de la prescripción del fentanilo y ha reducido su uso en situaciones en las que no se cumplen las indicaciones aprobadas”, continúa.
Se estima que entre un 3-4% de los pacientes obtienen este opioide sin receta o a través de familiares y amigos, un uso "mínimo". “En los años inmediatamente anteriores al establecimiento de este control, hasta un 40-50% de las primeras prescripciones de fentanilo de liberación rápida realizadas en atención primaria correspondían apacientes con dolor no oncológico, al margen por tanto de la indicación autorizada”, recuerda el Dr. Francisco Javier Resa. Las cifras van mejorando gracias las medidas de control, y aunque no hay datos concretos, se estima que la incidencia de abuso y dependencia relacionada con el uso terapéutico de fentanilo de liberación inmediata en uso fuera de las indicaciones de la ficha técnica, ha pasado de casi un 60% a menos de un 5%.
Dr. Resa: “Algo menos de la mitad de las prescripciones de fentanilo se realizan para tratar dolor asociado a procesos traumatológicos o reumatológicos y en torno a un 22% para dolor oncológico"
Actualmente, según datos facilitados por el Dr. Resa, el 81% del fentanilo prescrito es en forma de parche transdérmico de absorción controlada, mientras que el 19% restante correspondería a formulaciones de liberación rápida. “Algo menos de la mitad de las prescripciones de fentanilo se realizan para tratar dolor asociado a procesos traumatológicos o reumatológicos y en torno a un 22% para dolor oncológico, siendo tres de cada cuatro, unas 125.000-130.000 anuales, realizadas por médicos de familia”, indica el profesional de Primaria.
FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES
Como explica la Dra. Gema Flox, actualmente es “primordial” identificar de forma precoz las necesidades paliativas de los pacientes, así como formar a los profesionales “para garantizar una prescripción adecuada y segura de opioides y otros fármacos”. Con buen conocimiento sobre la farmacodinamia y farmacocinética de los opiodes. “Es prioritario, incrementar la capacitación y formación en dolor en los médicos que inician o siguen tratamientos con opioides, especialmente en Atención Primaria, así como aumentar la formación al respecto ya desde el grado", añade en cuanto a su especialidad el Dr. Resa.
La necesidad de equipos multidisciplinares que implique a médicos, enfermeras, farmacéuticas y otros profesionales de salud, así como que los pacientes y cuidadores conozcan los riesgos y efectos secundarios de estos medicamentos son máximas en el trabajo con opioides y en concreto con el fentanilo. “Hay que establecer mejores mecanismos de coordinación y comunicación entre los diferentes médicos prescriptores y los especialistas en dolor, mejorar el proceso de comunicación con los pacientes y potenciar la sensibilización y concienciación de la población general al respecto”, manifiesta el Dr. Resa.
Mientras las medidas de control se mantendrán. Como incide el Dr. Resa, “la convicción de que, aún con matices, han contribuido a contener y mejorar la situación”. Con todo se necesita mejorar los recursos y el abordaje del dolor, una experiencia compleja que precisa de una atención integral más allá del impacto físico. “Se ha de individualizar la atención lo más posible”, señala el experto. “El dolor no entiende de etiologías y, además de un problema de salud pública, su alivio es un derecho humano fundamental”, concluye el médico de Familia.