El uso indebido de los antibióticos se posiciona como uno de los principales factores que favorecen el desarrollo de la resistencia a los antimicrobianos (RAM). Nos encontramos ante uno de los problemas de salud pública más relevantes de los últimos tiempos. De acuerdo con el primer informe sobre la vigilancia de la resistencia a los antibióticos en Europa, publicado de forma conjunta por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) y la oficina regional para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe una necesidad “urgente” de realizar inversiones para hacer frente a este desafío.
Con más de 670.000 infecciones bacterianas farmacorresistentes solo en la Unión Europea/Espacio Económico Europeo (UE/EEE) y aproximadamente 33.000 personas que mueren como consecuencia directa de estas infecciones, la carga sanitaria de la RAM es comparable a la de la gripe, la tuberculosis y el VIH juntos.
Ante esta preocupante fotografía, el ECDC, en colaboración con la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) y la OCDE, ha publicado un nuevo informe focalizado en la situación actual en los países de la Unión Europea (UE) y del Espacio Económico Europeo (EEE) en materia de resistencia a los antimicrobianos.
Según los datos recogidos en este documento, el consumo general de antibióticos en humanos en la UE/EEE disminuyó un 23% entre 2011 y 2020. Dentro de este periodo el descenso más acusado se registró durante la pandemia: entre 2019 y 2020 el consumo total medio de antibióticos se redujo casi un 18%. Sin embargo, el uso relativo de antibióticos de amplio espectro ha aumentado y la variabilidad significativa entre países sugiere que las reducciones todavía son posibles.
Si ponemos el foco en los esfuerzos realizados para reducir el uso innecesario de antibióticos en animales destinados a la producción de alimentos, se observa una disminución del 43% en su uso entre 2011 y 2020, en un total de 25 países pertenecientes a la UE/EEE.
"Cada vez hay más pruebas de que la resistencia a los antimicrobianos se puede propagar entre animales, humanos y el medio ambiente"
Los autores del informe exponen que, a pesar de las reducciones experimentadas en el consumo de antibióticos tanto en humanos como en animales destinados a la producción de alimentos, la resistencia a los antimicrobianos en bacterias que afectan a los seres humanos ha aumentado para muchas combinaciones de antibióticos y bacterias desde 2011. Enfatizan su preocupación ante el incremento de la resistencia a los antibióticos de importancia crítica que se emplean para el tratamiento de enfermedades comunes, como las infecciones asociadas con los sistemas de salud.
El informe señala que, si bien las tendencias recientes son alentadoras, la resistencia a los antibióticos de uso común en las bacterias de los animales destinados a la producción de alimentos, continúa siendo alta (entre el 20-50%) o muy alta (entre el 50-70%), con una variación regional significativa entre los distintos países que componen la UE/EEE.
“Cada vez hay más pruebas de que la resistencia a los antimicrobianos se puede propagar entre animales, humanos y el medio ambiente. Reducir el uso de antibióticos en animales destinados a la producción de alimentos, reemplazándolos cuando sea posible y repensando el sistema de producción ganadera con el enfoque One Health, es esencial para el futuro de la salud animal y pública”, argumentan los autores del informe.
"Si bien los datos disponibles sugieren que ha habido una reducción en el consumo de antibióticos en humanos durante la pandemia, la RAM sigue siendo un desafío importante en la UE/EEE"
Los países de la UE/EEE han logrado importantes avances en los últimos años en el desarrollo e implementación de planes de acción nacionales sobre la resistencia a los antimicrobianos, pero continúan existiendo importantes lagunas. Los análisis de la OCDE sugieren que las prioridades para la UE/EEE deberían centrarse en:
- Evaluación y seguimiento de la implementación de los planes de acción nacionales.
- Vigilancia integrada y ampliada de la RAM en bacterias de humanos, animales y medio ambiente.
- Invertir en intervenciones efectivas de ahorro de costes, como programas de administración de antimicrobianos y prevención de infecciones.
Los planes de una nueva iniciativa política de la UE para impulsar la implementación del Plan de Acción de la UE One Health contra la resistencia a los antimicrobianos plantea las siguientes oportunidades:
- Continuar incentivando vacunas, tratamientos (incluidos nuevos antibióticos) y pruebas mientras se maximiza el acceso a los recursos existentes, como los antibióticos de baja disponibilidad.
- Aumenta los centros de atención a largo plazo centrados en consumo de antibióticos y RAM (LTCF, por sus siglas en inglés). Una reciente encuesta de la OCDE revela que son muy pocos los países que cuentan con políticas que aborden de forma específica la RAM en los LTCF. La mayoría de los países de la UE/EEE han informado que pretenden incluirlos.
- Establecer un sistema para compartir y promover la implementación de mejores prácticas para abordar la RAM.
- Renovar el enfoque en la cooperación internacional sobre vigilancia y regulación, incluso con socios no pertenecientes a la UE/EEE.
“Si bien los datos disponibles sugieren que ha habido una reducción en el consumo de antibióticos en humanos durante la pandemia, la RAM sigue siendo un desafío importante en la UE/EEE. La resistencia a los antimicrobianos no puede contenerse dentro de las fronteras o regiones, lo que subraya la necesidad de una acción concertada en toda la UE/EEE”, concluye el informe.