Conocido por su firme defensa de la pseudociencia y las terapias alternativas con plantas y hierbas, Josep Pàmies, el polémico agricultor catalán, vuelve a encontrarse en el ojo del huracán. Este fin de semana va a organizar un congreso para promocionar la medicina natural a la par que carga contra las evidencias científicas de las vacunas.
Sin embargo, no es esta la única polémica que ha provocado un enfado generalizado a su alrededor. Tras ser ingresado en el hospital Arnau de Vilanova de Lleida, después de sufrir un infarto, Pámies decidió publicar un mensaje, a través de la cuenta de Facebook Dulce Revolución, argumentando, una vez más, la necesidad de integrar “la medicina natural, emocional y energética en nuestra Sanidad”, pese haber recurrido a la medicina convencional para salvar su vida.
“La presión `de infarto’ de estos últimos tiempos por defender una Sanidad más humanizada y con menos especulación farmacológica” ironiza, “conlleva estos réditos”. Asimismo, el famoso agricultor dice querer “salir del paso” de las acusaciones por desprestigiar la Salud Pública, a la vez que la define como “una de las mejores del mundo a pesar de sólo utilizar la farmacología química, insuficiente en muchos casos, peligrosa y con muchos efectos secundarios”. Añadiendo que, “la integración de la medicina natural, emocional y energética en nuestra Sanidad significaría un gran avance en la mejora de la salud del pueblo. ¡Es que hasta la propia OMS así lo exige!”.
Las reacciones ante este mensaje no se han hecho esperar. Desde el perfil de Twitter ¿Qué mal puede hacer?, han querido denunciar públicamente la “hipocresía” en las afirmaciones del catalán. “Cuando se integra tanto la mentira en un discurso se acaba diciendo que la Sanidad Pública SOLO usa fármacos cuando te acaban de salvar la vida colocándote un 'stent' (+los pertinentes fármacos)”, han puntualizado.
No obstante, no han sido los únicos. A esta crítica se han unido numerosos usuarios de la red social Twitter quien definen como “indignante lo de este hombre” y se atreven a afirmar que “si se creyese sus mentiras habría tratado su infarto con las plantas que vende”.