Con motivo del Día Europeo para la Prevención del Riesgo Cardiovascular, que se conmemoró ayer domingo 14 de marzo, la Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda la importancia de prevenir la aparición de insuficiencia cardiaca, enfermedad que a día de hoy constituye un auténtico problema de salud pública a nivel mundial. Y es que, el número de casos de esta patología se ha duplicado en todo el mundo pasando de 33,5 millones en 1990 a 64,3 millones en 2017, según un reciente estudio publicado en el European Journal Preventive of Cardiology, revista de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).
La insuficiencia cardiaca, que en España afecta al 2,7% de la población mayor de 45 años y al 8,8% de los mayores de 74, se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la cantidad suficiente de sangre rica en oxígeno que necesita el organismo para funcionar correctamente y sus causas son diversas.
“Por un lado podemos tener un fallo del propio músculo cardiaco que pierde fuerza y acaba dilatándose. En muchas ocasiones la causa de esa dilatación no está clara, pero en otras se debe a la presencia de enfermedad coronaria, arritmias o al efecto tóxico del alcohol u otras sustancias”, explica la doctora Marta Farrero, secretaria general de la FEC. Es decir, muchas enfermedades del corazón acaban terminando en insuficiencia cardiaca.
Por otro lado, “también podemos encontrarnos una situación de insuficiencia cardiaca en la que el corazón conserve su fuerza normal. Aquí el problema viene de una sobrecarga del corazón, que no es capaz de responder adecuadamente y entra en fallo cardiaco”, añade la especialista en cardiología. La hipertensión arterial se asocia con frecuencia a este tipo de insuficiencia cardiaca.
La insuficiencia cardiaca, que en España afecta al 2,7% de la población mayor de 45 años y al 8,8% de los mayores de 74, se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la cantidad suficiente de sangre rica en oxígeno que necesita el organismo para funcionar correctamente y sus causas son diversas
En todo caso, prevenir su aparición es posible con un control adecuado de los factores de riesgo cardiovascular. De hecho, el doctor Carlos Macaya, presidente de la FEC, insiste en que “una de las principales medidas de prevención de esta enfermedad pasa por una adecuada información y formación de la población sobre los factores de riesgo cardiovascular”.
• Mantener una alimentación saludable, variada y equilibrada: hay que evitar tomar sal, porque provoca retención de líquidos que pueden provocar un fallo cardiaco, y aumentar el consumo de fruta, verdura, legumbres y pescado. Estos alimentos evitan que aumenten los niveles de colesterol en sangre.
• Realizar ejercicio físico de forma regular. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los adultos (18-64 años) dedicar, como mínimo, 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien 75 minutos semanales de actividad física aeróbica vigorosa cada semana. También puede realizarse una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
• Llevar un adecuado control de enfermedades asociadas a la insuficiencia cardiaca, como la diabetes, la hipertensión o el colesterol elevado. Diversos estudios han evidenciado, por ejemplo, la estrecha relación que existe entre la hipertensión arterial y el desarrollo de insuficiencia cardiaca. Es por ello que un correcto control de la tensión arterial permitirá adelantarnos a futuros episodios de insuficiencia cardiaca.
• Control del peso. El exceso de peso; es decir, tanto el sobrepeso como la obesidad es causa directa de insuficiencia cardiaca. Así lo demostró un estudio, publicado en la revista Plos Medicine, cuyos resultados mostraban que un incremento de unidad del Índice de Masa Corporal (IMS) supone un aumento de un 20% del riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca.
• Evitar el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas.