Europa está haciendo frente este verano a uno de los más cálidos de su historia. Las olas de calor extremo se suceden durante días en la mayoría de países del viejo continente lo que eleva los riesgos para la salud de las poblaciones más vulnerables. Por norma general, los impactos en la salud de las altas temperaturas se cuantifican en función de las temperaturas medias diurnas. Sin embargo, los riesgos que plantean para la salud temperaturas nocturnas elevadas son también importantes y, con demasiada frecuencia, no son tenidas en cuenta a la hora de realizar estudios.
El clima a nivel global está cambiando a gran velocidad como consecuencia de distintas actividades humanas. Las condiciones de calor cada vez más extremo pueden incrementar los riesgos de mortalidad y morbilidad por todas las causas o enfermedades específicas, como los eventos cardiovasculares agudos, trastornos renales y enfermedades psiquiátricas. Los expertos señalan además que el rango de temperatura diurno podría disminuir, alterando así la distribución del calor entre el día y la noche.
En este sentido ponemos el foco en una investigación desarrollada precisamente en esta dirección cuyos resultados han sido publicados en The Lancet Planetary Health. Un trabajo que ha recopilado datos históricos de mortalidad en 28 ciudades de tres países asiáticos (Japón, Corea del Sur y China) entre 1981 y 2010. El objetivo de este trabajo ha sido analizar las posibles relaciones entre el exceso de calor nocturno y las tasas de mortalidad mediante la protección de varios modelos en el tiempo.
Los análisis realizados sobre las series temporales mostraron que el exceso de calor nocturno se asoció significativamente con mayores riesgos de mortalidad. Los investigadores señalan que el riesgo relativo de mortalidad en aquellos días con noches calurosas podría ser hasta un 50% más alto que en los días con noches no calurosas.
En comparación con el aumento de la temperatura media diaria (inferior al 20%), la frecuencia de las noches calurosas aumentaría más del 30% y se incrementaría un 50% para el año 2100, según las previsiones. Se ha proyectado que la fracción atribuible de mortalidad debida a las noches calurosas sería del 3,68% en un escenario de control estricto de las emisiones y del 5,79% en un escenario de control de emisiones medio.
“En el futuro, se prevé que la intensidad del calentamiento nocturno supere el calentamiento diurno en muchas regiones del mundo. Para la década de 2100, se prevé que las poblaciones totales expuestas al calor nocturno aumenten de cuatro a ocho veces en comparación con la década de 2010 en todo el hemisferio norte”
Las elevadas temperaturas nocturnas pueden interrumpir la fisiología normal del sueño. Un descanso de mala calidad tiene serias y múltiples implicaciones sobre la salud como daños en el sistema inmunitario, mayor susceptibilidad a las enfermedades cardiovasculares, a las enfermedades crónicas, inflamación sistémica y daños psicológicos y cognitivos, entre otros.
A medida que el cuerpo se prepara para dormir, una disminución de la temperatura corporal central es una señal importante para el inicio del sueño. La pérdida de calor de la piel contribuye en la reducción de la temperatura corporal central por la noche. Las altas temperaturas ambientales durante la noche pueden afectar a la termorregulación circadiana.
Los autores de la investigación señalan que en las últimas décadas se han observado mayores aumentos en las temperaturas mínimas diarias que en las temperaturas máximas, especialmente en las áreas de latitudes altas. Además, la exposición al calor nocturno puede verse exacerbada por el efecto “isla de calor urbano” que se produce en las grandes ciudades.
“En el futuro, se prevé que la intensidad del calentamiento nocturno supere el calentamiento diurno en muchas regiones del mundo. Para la década de 2100, se prevé que las poblaciones totales expuestas al calor nocturno aumenten de cuatro a ocho veces en comparación con la década de 2010 en todo el hemisferio norte”, advierten los responsables del estudio.
“Por lo tanto, se podría suponer razonablemente que los efectos sobre la salud y la carga de enfermedades debido a las noches calurosas empeorarán en un clima cambiante. Sin embargo, casi todos los estudios sobre la proyección de los impactos en la salud del calentamiento futuro se centraron en la media diaria o temperatura máxima, mientras que los impactos en la salud potencialmente independientes del calentamiento nocturno no se han tenido en cuenta”, indican.
“Este estudio proporciona evidencia novedosa de los riesgos significativos de mortalidad y la carga en asociación con el calentamiento nocturno en tres países del este de Asia. Proyectamos al menos una duplicación de la intensidad de las noches calurosas con un mayor aumento en la carga de mortalidad debido a las noches calurosas, lo que sugiere un papel cada vez mayor del calentamiento nocturno en los efectos sobre la salud relacionados con el calor en un clima cambiante.”, concluyen los autores incidiendo en la cautela con la que estos deben extrapolarse a otras regiones de Asia y el mundo.