El ruido del tráfico se posiciona como la fuente de ruido ambiental y de transporte más frecuente en Europa. Estamos ante el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud en el vejo continente, tan solo superado por la contaminación atmosférica. Motivo por el que en los últimos años ha aumentado significativamente la evidencia científica que refuerza sus consecuencias perjudiciales para la salud, aunque todavía se necesita profundizar en cómo afecta a los niños y su desarrollo.
En este sentido ponemos el foco en los resultados de un reciente estudio desarrollado por el ISGlobal centrado en analizar cómo el ruido provocado en los entornos escolares por el tráfico rodado puede influir de forma negativa en el desarrollo cognitivo de los niños. El estudio se ha realizado en la ciudad de Barcelona y ha contado con una muestra de 2.680 niños con edades comprendidas entre los siete y los 10 años, procedentes de 38 escuelas. El seguimiento se realizo durante dos cursos académicos (2012 y 2013).
De acuerdo con las conclusiones del estudio, se ha observado que la exposición al ruido del tráfico en los entornos educativos, pero no en el hogar, se asocia con un desarrollo más lento de la memoria en distintos aspectos como la memoria compleja, así como problemas de atención.
Los autores de esta investigación cuyos resultados han sido publicados por PLOS Medicine, explican que evaluaron la exposición a largo plazo al ruido del tráfico rodado tanto dentro como fuera de los colegios, así como en los domicilios de los niños. Se realizaron pruebas computarizadas cada tres meses durante 12 meses para medir el desarrollo de la memoria de trabajo (sistema que guarda y manipula la información transitoria), la memoria de trabajo compleja (esta además implica la actualización continua de la memoria de trabajo) y la falta de atención en los niños.
Se observó un desarrollo más lento de la memoria de trabajo, la memoria de trabajo compleja y la atención en los niños que asisten a escuelas donde están expuestos a niveles de ruido del tráfico al aire libre por encima de ≥55 decibelios (dB), y a niveles en el aula de ≥30 dB
Los hallazgos sugieren que, en niños con edades comprendidas entre los siete y los 10 años, una mayor exposición al ruido del tráfico rodado en la escuela se relaciona con un peor desarrollo de la atención y la memoria de trabajo. Dos elementos fundamentales en términos de aprendizaje. Los responsables de la investigación destacan además que estas conclusiones pueden no ser aplicables a otras poblaciones por lo que este estudio necesitaría replicarse en otros lugares.
Mientras que la exposición individual a nivel medio anual de ruido en el aula se asoció únicamente con la falta de atención, la exposición a ruido intermitente y a un mayor número de eventos de ruido en el aula se asoció tanto con una mayor falta de atención como una memoria de trabajo compleja más lenta, así como con un desarrollo más lento de la memoria de trabajo.
Finalmente, se observó un desarrollo más lento de la memoria de trabajo, la memoria de trabajo compleja y la atención en los niños que asisten a escuelas donde están expuestos a niveles de ruido del tráfico al aire libre por encima de ≥55 decibelios (dB), y a niveles en el aula de ≥30 dB, en comparación con los niños expuestos a niveles más bajos de ruido al aire libre (<55 dB). ) y niveles de ruido interior (<30 dB).
“Estos hallazgos son de relevancia para la salud pública dado el gran número de niños expuestos al ruido del tráfico rodado en las escuelas, y respaldan la implementación de políticas de ruido ambiental que protegen los entornos escolares”, concluyen los autores de la investigación.